La pandemia vino a desnudar los problemas ya existentes en nuestro país, y en la educación no fue la excepcion. Quedó totalmente evidenciado que el sistema educativo mexicano está muy lejos de manejar las tecnologías de la información (TIC) a su favor, pues no se invierte lo suficiente para ello. La modalidad educativa que nos propusieron no dio los mejores anunciados, y eso se debió a la falta de recursos materiales en las escuelas, a la falta de preparación en cuanto al uso de las TIC de los profesores y en general, a las condiciones sociales con diversas carencias de las mayorías.
En el último informe que realizó el Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) sobre el estatus quo de la educación, en el año 2019, (que por cierto en ese mismo año desapareció este Instituto Constitucional Autónomo, y en su lugar, se creó el MEJORAEDU, por ordenes del actual gobierno), hay datos interesantes que pueden ayudar a esta reflexión.
En cuanto a la “infraestructura física educativa” se menciona que es deficiente e inadecuada. Cuatro de cada 10 planteles de Educación Media Superior (EMS) no cuentan con bibliotecas (41%). Los menos favorecidos son los TBC (85%), seguidos de los TBE (84%) y los de Educación Media Superior a Distancia (EMSAD) (61%). Aunque 29.4% de los planteles de EMS no tiene aulas de cómputo; la proporción aumenta sustancialmente en los TBC y TBE (85% y 54%, respectivamente). Otras carencias importantes son los salones y los laboratorios de ciencias: a 2% de los planteles le hace falta algún salón, lo que ocurre con 8% de los TBC. Asimismo, mientras a nivel nacional 49% de los planteles carece de laboratorios, casi el total de los TBC y EMSAD (99%) presenta este problema. En Colima, de 20 planteles de EMSAD que brindan servicio en los diez municipios, ninguno tiene hasta ahora un laboratorio de cómputo o de ciencias naturales, lo que me parece sumamente grave.
Los “materiales curriculares” se conforman al menos por el plan y los programas de estudio, los libros de texto gratuitos (LTG) y los acervos bibliohemerográficos. En EMS, el TBC (Telebachillerato Comunitario) es el único subsistema que recibe LTG distribuidos por la federación (inee.edu.mx), aquí, en nuestro Estado, el subsistema EMSAD está cumpliendo ya 20 años de servicio, y durante todo ese tiempo se ha trabajado sin libros de texto. Sobre el acervo bibliohemerográfico, en EMS sólo 57.4% de los planteles cuenta con ello. Para el caso EMSAD, aquí en el Estado, solo los planteles con más tiempo cuentan con dicho material, pero a la fecha ya es bastante obsoleto, pues solo se le dotó en la apertura del plantel y de eso ya hace mucho. Y respecto a los libros de texto, jamás se han proporcionado; se dice que por falta de recursos, pero tampoco se diseña un plan para solucionar este grave problema, que sin duda tiene solución.
Esas condiciones inevitablemente traen consecuencias. En EMS, en 2017 los estudiantes se distribuyeron en los niveles de logro de la siguiente forma: 66% se ubicó en el nivel I; 23% en el nivel II; 8% en el nivel III; y 3%, en el nivel IV. Lo que quiere decir que, de 10 alumnos, 6.6 aprenden lo más básico para aprobar, y solo el 0.3 adquiere la competencia deseada, los aprendizajes esperados.
Debido a eso, el “abandono escolar” en EMS, que limita de forma importante la conclusión de la educación obligatoria para los alumnos del todo el país, alcanzó 15.2% en el ciclo escolar 2016-2017, la más alta de todos los niveles educativos. Es el bachillerato el que históricamente ha presentado mayor porcentaje de abandono, y esto, lejos de corregirse va aumentando. Hasta aquí, los datos del informe que me sirven para argumentar lo que digo.
Esas cifras ya eran preocupantes; nos permiten ver una situación muy precaria en el servicio educativo de los EMSAD, pues, es complejo trabajar sin libros de texto, sin laboratorios, sin conexión a internet, y en muchos centros hasta con desabasto de agua y fallas eléctricas, como es el caso de los dos últimos planteles donde laboré: Cedros y Miramar. En el primero, el desabasto de agua es un problema de toda la comunidad, y la instalación eléctrica era obsoleta y ya no resistía el uso, provocando corte de energía a cada rato, y para el caso de Miramar, el agua no era suficiente para los dos turnos en una misma instalación.
Pero con la pandemia estos problemas se agravaron. Pues, la mayoría de nuestros estudiantes y sus familias se vieron seriamente afectadas por la situación de contingencia, por el desempleo, por la falta de servicio médico, y porque enfermaron y murieron familiares etc. Ademas de las condiciones que tienen en sus casas para trabajar a distancia; por ejemplo, no tienen un espacio para hacer sus tareas, la mayoría no cuenta con una computadora, la mayoría no tiene internet en sus casas, y por la complejidad en el sostenimiento de los gastos de la familia; muchos de nuestros estudiantes tuvieron que emplearse para poder ayudar con los ingresos económicos del hogar.
La encuesta ECOVID realizada por el Inegi en meses pasados, arrojó que 5.2 millones de estudiantes de entre 3 y 29 años de edad no se inscribieron en el presente ciclo escolar (inegi.com), es decir, dejaron de estudiar por dos razones fundamentales: a) debido al Covid-19 (por alguna causa directa o indirecta); y b) por falta de recursos económicos. En la misma encuesta se registra que el 58.8% usó su teléfono celular para hacer sus tareas escolares, lo que de alguna manera reduce la calidad en sus entregas, además del cansancio y el tedio al hacerlas, pues no es lo mismo ver una pantalla de 15” pulgadas y escribir en un teclado grande, que ver toda la clase y hacer las actividades en un cuadrito de 16 por 7cm aproximadamente.
Con estas condiciones, que de manera general aplican para casi todos los planteles de EMSAD en el estado, ¿cómo es que podremos competir con otras instituciones del nivel medio superior? Creo que, aunque haya liderazgo docente, iniciativas y trabajo colaborativo, con estas condiciones que describo los resultados no serán los deseados. En este contexto, me preocupa bastante la suerte que tendrán nuestros muchachos que egresen en este ciclo escolar, y que deseen ingresar al nivel superior para superarse. Muchos de ellos, encontraron ya la primera adversidad al tratar de inscribirse, pues no cumplen con el promedio, requisito elemental que imponen las instituciones públicas. ¿Qué pasará con todos los que no cumplan con los requisitos de su ingreso? De no estudiar, ¿cuál será su destino, si por ahora el desempleo y los bajos salarios van en aumento?
Es necesario y urgente, que la educación cambie de rumbo; que sea en la práctica una herramienta que permita la superación de todos los hombres y mujeres de este país, que se trabaje para eliminar las brechas sociales que inevitablemente se producen en el mismo sistema educativo, que tengamos más equidad y calidad educativa, solo así nuestro país podrá superar muchas de sus deficiencias que la falta de conocimiento nos ha generado.
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