En Casa Aguayo impera la irracionalidad, la soberbia y el autoritarismo.El gobernador de Puebla, Luis Miguel Barbosa, no entiende razones y se esfuerza por hacer cumplir su voluntad a toda costa y sin importar los medios y los recursos de los que deba echar mano, cual si viviéramos en la obsoleta monarquía.
Desde antes que Morena asumiera el poder político de la nación formalmente, con la toma de posesión Andrés Manuel López Obrador como presidente constitucional de los Estados Unidos Mexicanos, ya había comenzado una campaña declarada y abierta en contra del Movimiento Antorchista y los más de 2.5 millones de mexicanos que militamos en esta organización que, durante 46 años, ha transformado la vida de millones de personas en todo el país, tanto material como espiritualmente.
El beneficio de los frutos de la lucha organizada, del trabajo colectivo, saltan a la vista: redes de agua potable, de electrificaciones, de drenaje sanitario, pavimentaciones, aulas, escuelas, unidades deportivas, casas de cultura, apoyos alimentarios, apoyos a la vivienda, apoyos al campo y muchos otros resultados que sería difícil enumerar aquí por la extensión de los resultados concretos, los cuales, muchos de ellos (las obras), ahí están, y de los otros no tangibles, existen las personas que pueden tan fe y testimonio de ellos.
Pues bien.Con la llegada de AMLO, que tardó 18 años en tener la oportunidad de implementar su proyecto de nación, bajo un partido político de "izquierda" y que abanderó el lema de "primero los pobres", cualquiera podría creer en la afinidad de estas dos visiones en favor de la clase trabajadora y pobre de nuestro país.Lamentablemente, la realidad ha sido otra.El antorchismo nacional supo desde el inicio que el proyecto de Morena fracasaría por una sencilla razón: su diagnóstico de la pobreza y, por tanto, su solución estaba equivocada.
La causa de la pobreza, ha sostenido siempre Antorcha, es la injusta distribución de la renta nacional que produce la clase trabajadora, que es la inmensa mayoría; por su parte, Morena argumenta que la pobreza se erradicará acabando con la corrupción.Ahí está la disyuntiva de visiones, pues nosotros sabemos que la corrupción es tan solo una manifestación, un síntoma más de la pobreza y, para abatirla, Antorcha tiene un proyecto de nación.
Nuestra organización ha planteado, desde hace años, un proyecto fundamentado científicamente en cuatro ejes principales que son la creación de empleos para todas las personas que estén en edad de hacerlo; salarios bien remunerados que le permitan a los trabajadores una vida digna y con decoro; tributación fiscal progresiva y reorientación del gasto público hacia los sectores más empobrecidos,mientras que Morena, al llegar al poder, llegó a destruir todo lo que había bueno y malo,sin tener siquiera una propuesta que sustituyera lo anterior.¿Con qué nos quedamos? Con nada.Ahora estamos peor que antes.
En esta realidad y bajo esta línea están todos los gobiernos morenistas, como el de Miguel Barbosa Huerta y la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera Vivanco.Ninguno ha sabido dar solución oportuna, eficaz, a las necesidades de sus gobernados; se la pasan improvisando, lo que ha causado un malestar generalizado en la sociedad.A esto se suma las graves consecuencias de la contingencia sanitaria ya conocida por todos y que ha traído desastrosas y graves consecuencias, entre ellas, las más de 70 mil muertes.
Ante las crisis sanitaria y económica y la creciente inseguridad, el pueblo organizado, que no está dispuesto a abandonarse a la resignación de morir ante la ineptitud de estos gobiernos, han alzado la voz para exigirles que cumplan con sus obligaciones de garantizar una vida digna, como lo marca la Constitución Mexicana, lo que ha causado, en el caso del gobierno de Puebla, la cólera más venal que pueda haber.Lejos de verlo como la oportunidad para estrategias de acciones concretas, pues las demandas así lo son, se ha dedicado a perseguir, como en sus mejores tiempos la Santa Inquisición, a quienes por su obtusa visión y sensibilidad política- considera sus enemigos.
Decía que la campaña de agresión que comenzó desde la presidencia de la República Mexicana, ha llegado a implementarse con mayor crudeza y saña en el estado de Puebla, donde la razón ha sido exiliada.La agresión comenzó con amenazas y ha llegado a la intimidación con las fuerzas armadas en contra del pueblo llano, honrado y trabajador.En el olvido vive la mentada frase de "abrazos y no balazos", que tan bien estaría que fuera desempolvada por Morena y llevada a la práctica.
Primero, comenzó la denuncia del Gobierno del Estado en contra de la líder social en la ciudad de Puebla, Rosario Sánchez, por el supuesto "robo de despensas".Acción que no pudo ser comprobada y, aun así, trajo consigo una orden de aprehensión.Días más tarde, sabemos de buena fuente, la orden de aprehensión se replicó en contra de 16 personas más: todas ellas integrantes del Comité Estatal en Puebla.
Más tarde, ante la impavidez del pueblo organizado para denunciar la negligencia de la administración barbosista, se trajo a la palestra mediática el viejo bodrio refrito del supuesto enriquecimiento de los líderes antorchistas, con cuentas millonarias y grandes negocios que les permitirían una vida de lujos y abundancia plena para "evidenciar" a los líderes antorchistas.Calumnias, embustes y nada más.Como su estrategia no surtió efecto, le aderezaron las acciones de la Unidad de Inteligencia Financiera, quien vendría a cancelar "millonarias" cuentas de los líderes, aunque, ahí sí, haya existido una flagrante violación a la ley por parte de Morena.
Ese petate del muerto tampoco infringió desánimo ni decepción entre los antorchistas, por el contrario, enardeció más al pueblo, quien vio con ojos propios las atrocidades de sus gobernantes en contra de ellos mismos.Todos los fallos en el plan macabro que se orquesta en Casa Aguayo en contra de Antorcha, han encolerizado al mandatario morenista al máximo, llegando al grado de, ahora, hacer uso de las fuerzas armadas.Primero, la Fiscalía General de Estado implementó un fuerte operativo en la Casa de Cultura de Balcones del Sur, en contra de jóvenes menores de edad que se dedican a practicar expresiones artísticas; al siguiente día, la Guardia Nacional irrumpió en la Unidad Deportiva, también de Balcones del Sur, esta colonia emblema del antorchismo capitalino.
Estamos pues, ante un dictador que no soporta las discrepancias, que haya quienes tengan el valor para decirle de frente sus errores, sin importar que, para acallar esas voces deba violentar la propia ley de los derechos de los mexicanos, sin que haya poder alguno capaz de frenar su desbocada ambición de ser omnipotente.Este es el grave peligro que corremos todos los poblanos, estamos expuestos a la cólera del gobernador porque la cordura abandonó Casa Aguayo… pero David derrotó a Goliat.
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