Las últimas semanas hemos sufrido los estragos que la pandemia ha ocasionado en nuestro país. Sin embargo, ha hecho evidente la polarización que vivimos desde la aparición de la propiedad privada de los medios de producción, y las flamantes declaraciones del presidente de la República, al afirmar que ya no vivimos en el neoliberalismo, se ha vuelto una de las falacias más grandes de la historia de nuestro país. El neoliberalismo sigue vivo, la gran masa de desamparados aumenta día con día, y al momento de escribir estas líneas más de la mitad de la población vive en pobreza extrema, es decir, los más sencillos no tienen un techo sobre sus cabezas, comen al día, además de no tener acceso a la salud; y ante estas verdades la crisis sanitaria llegó a nuestras puertas. Las medidas para contener el virus parecen imposibles por el contexto social actual de la población mexicana.
Es así como hemos estado viviendo durante este periodo de incertidumbre. Con un gobierno federal que no parecía inmutarse por la aparición del virus en el país, sin invertir los recursos del pueblo mexicano para paliar la miseria, hambruna, caos que se avecina; demostrando incompetencia en todos los aspectos de la vida política y económica, sin proponer soluciones reales a los problemas viejos y nuevos que aceleran la inestabilidad social.
La fase 3 de la crisis sanitaria se acerca, pero las complicaciones han estado a la vuelta de la esquina. Las colonias populares de todo el país, y en particular, las de nuestro estado San Luis Potosí, se han agravado los problemas básicos, como la falta de agua, de insumos, de limpieza que la gente pueda usar frente al trance del coronavirus. Entonces, las medidas de seguridad para evitar contraer el virus no pueden aplicarse. Pero, lo importante de la situación está en remarcar, ¿por qué no podemos enfrentar al Covid-19?
Diversas respuestas aparecen en mi mente, pero lo fundamental es que la mala distribución de la riqueza la pagan los más desprotegidos, la gente que trabaja para vivir. Si la gran mayoría de la población no sale a trabajar, no come, no vive; entonces, madres, padres e hijos se arriesgan a pesar de las consecuencias que trae salir a la calle. Todo esto debería evitarse por nuestros representantes en los que depositamos nuestra soberanía particular, por eso desde este espacio hago un llamado a nuestros jefes de estado que protejan a las mayorías, que estamos expuestos a demasiadas inclemencias.
Muestra de ello es el siguiente evento: el gobierno del estado dice que se está preparando para lo peor, estableciendo sitios de hospitales para posibles infectados como es el lugar de la Feria Nacional Potosina, que está rodeada por las colonias Margarita Morán, Héroes antorchistas de Chimalhuacán, Tepeyac, Bellas Lomas, Satélite. Habitantes que se encuentran temerosos de lo que pueda pasar, pues carecen de agua potable, drenaje. Además de sortear una posible hambruna porque muchos de ellos se están quedando sin trabajo, si no hay para comida mucho menos existe la posibilidad de comprar insumos de limpieza.
Aquí queda el llamado: Hoy más que nunca el pueblo tiene que estar unido, la rueda de la historia no se detiene, y la humanidad atraviesa la peor crisis sanitaria. La única solución viable es: seguir unidos más que nunca como un solo hombre, como un solo ideal.
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