El 24 de noviembre de 2018, el Washington Post informó que el gobierno de Donald Trump tenía el apoyo del Gobierno de México encabezado por Andrés Manuel López Obrador, para impulsar el plan denominado “Quédate en México”. Este plan consistiría en que los solicitantes de asilo que llegaran a Estados Unidos por su frontera sur podrían ser devueltos a México para esperar la resolución de su caso en las cortes estadounidenses.
De acuerdo con el Programa de las Américas, “cuando un país reconoce a otro como tercer país seguro se refiere a un arreglo que le permite al primer país reenviar al otro país a los solicitantes de asilo que lleguen a su territorio por considerar que éste es seguro para los solicitantes de asilo y refugiados.
Esto explica por qué existen ya listas de espera de miles de personas en las ciudades de la frontera norte de México, antes administradas por el propio Instituto Nacional de Migración (INM) y actualmente por los solicitantes de asilo más o menos organizados.
La agencia de Aduanas y Fronteras (CBP por sus siglas en inglés), permite cada día la entrada de entre 40 y 100 solicitantes para llevar a cabo entrevistas de temores fundados. Los nuevos solicitantes de asilo que llegan a esta ciudad deberán por lo tanto esperar cerca de tres meses para tener su entrevista con las autoridades estadounidenses.
En 2017, México recibió 14,596 solicitudes de la condición de refugiado mientras que Estados Unidos recibió 143,000 solicitudes de asilo afirmativo. De ese número de solicitudes, 79,000 se presentaron en algún puerto de entrada de la frontera con México. Se trata de personas provenientes de decenas de países del mundo que transitan por territorio mexicano.
En la reciente cumbre de Líderes de América Latina la migración fue un tema de Biden y López Obrador, y según el líder de la mayoría de Morena, en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier, “habrá especial atención sobre los compromisos en materia migratoria, como el de la deportación de hasta 30 mil indocumentados desde el territorio estadounidense a las entidades fronterizas mexicanas”.
Por otro lado, investigadores de El Colegio de la Frontera Norte muestran escepticismo acerca de las condiciones que les puede brindar el tercer país seguro; es decir, México.
La doctora Dolores Paris Pombo, investigadora del Colegio de la Frontera Norte, manifiesta que para los migrantes de América del Sur durante su travesía por México es una situación traumática, son víctimas del secuestro, de racismo, corrupción que muchas veces proviene de las instituciones gubernamentales, y, en no pocos casos, se ven acosados por el crimen organizado, además de lo peligroso que es el transporte denominado la bestia.
Los acuerdos son tomados en las altas esferas sin pensar que los derechos humanos de los migrantes son violados permanentemente y que, en este caso, el país receptor no tiene las condiciones materiales para tener en su frontera a esos miles de personas que están en espera de la aceptación y el rechazo de Estados Unidos.
El doctor Rafael Alonso Hernández, investigador del departamento de estudios de El COLEF, manifiesta que “ miles de migrantes se encuentran en el limbo”, una cosa es lo que se pacta en las más altas esferas y al momento de firmar dichos acuerdos, no les interesa conocer el impacto que el fenómeno tiene tanto para los migrantes como para la población civil local que al final de cuentas es quien da la cara y brinda su apoyo a esta gran masa de seres humanos que están en espera de que su situación se resuelva. Un ejemplo de ello es el nuevo acuerdo de que en la frontera norte de México vamos a recibir 30 mil migrantes cada mes pero en lo concreto no se sabe cómo se va a hacer esto.
Los migrantes deciden salir de su país de origen porque este no les brinda lo necesario para llevar una vida ni medianamente estable, en estos pueblos no se cuenta con suficientes fuentes laborales y los que logran tener un empleo es con un salario bajo, además de que padecen los estragos de la inflación y muchos se ven forzados a emigrar debido a la inestabilidad e inseguridad y, deslumbrados por toda la campaña mediática que se hace ofreciendo a Estados Unidos como el país del bienestar, la abundancia y la vida tranquila y feliz, imagen que objetivamente no se corresponde con la realidad, pues Estados Unidos no ha terminado de salir de su recesión económica, que es el país con más de 1 millón de muertos por covid-19, es un país donde campean la drogadicción, el alcoholismo y los tiroteos, situación que no le permite recibir a la gran masa de pobres que todavía creen en el sueño americano y que por muchos años fueron la fuerza de trabajo explotable y que le dieron a este país gran parte de la riqueza que era su carta de presentación ante el mundo.
A los pobres del mundo y a los pobres de México solo les queda escuchar la consigna del Movimiento Antorchista: “organízate y lucha”.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario