MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Cuando la ciencia es delito: la cuarta inquisición

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El gobierno encabezado por Andrés Manuel López Obrador ha declarado la guerra al juicio y la prudencia. Con medidas como “acabar” con el huachicol provocando un desabasto nacional de gasolina, “terminar con el corrupto derroche” interrumpiendo la construcción de un aeropuerto a cambio de cargar una deuda más costosa que terminar de construirlo, declararle la guerra a un monopolio farmacéutico cancelando la compra de medicamentos oncológicos a costa de la vida de miles de niños con cáncer de todo el país, bueno, la lista es amplia, los descalabros del obradorismo ya se se pesan a granel en estos tres años. En síntesis, la “Cuarta Transformación” es enemiga de todo lo que no entiende, o todo lo que pese a entender, ignora por conveniencia o malicia, como resultado tenemos una serie de derrotas ya casi imposible de enumerar. Y hoy, la cuarta-té, escribe un capítulo más en su embestida contra la ciencia, un combate donde históricamente todos quienes se han enfrentado a ella han sido derrotados. 

La semana pasada la Fiscalía General de la República (FGR), dirigida por Alejandro Gertz Manero, insistió nuevamente en llevar a la justicia a 31 investigadores por supuestas asignaciones millonarias a costa del erario. Un juez federal rechazó esta semana por segunda ocasión la solicitud de la Fiscalía para girar las órdenes de captura contra este grupo de científicos por los delitos de delincuencia organizada, operaciones con recursos de procedencia ilícita y peculado. Sin embargo, la Fiscalía insistirá una tercera vez ante el Poder Judicial, incluso contemplando un cambio en el planteamiento de las denuncias. 

Varios personajes se han pronunciado en contra de la medida implementada por la Fiscalía de Gertz Manero, incluso voces al interior de la 4T, pero la verdadera mano que conduce el ataque contra los científicos ha salido de Palacio Nacional, por eso tanta insistencia, por eso tan poco tacto.

El presidente de la república, incluso, ha reiterado en varias ocasiones desde la campaña de 2018 su menosprecio y rechazo a la ciencia y tecnología con frases como “sacar petróleo no tiene la gran ciencia”, o al referirse a la pandemia como una gripe, asumiendo que esta enfermedad se podría curar con “un detente” y portándose bien al no mentir, no robar y no traicionar. Su menosprecio y caricaturización a la ciencia llegaron a un punto culminante cuando se refirió a los científicos de la 4T como los exponentes de la “ciencia neoliberal”, como si la ciencia usara como soporte a la economía y no un método.

Lo anterior fueron solo unas verbalizaciones del mandatario, pero vayamos a los números, según el diario el economista con fecha del 1 de septiembre del actual año: El presupuesto 2021 para Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) en México es de 102,720.8  millones de pesos, el más bajo en 20 años, equivalente al 0.38 % del PIB del país. Lejos del mandato constitucional del 1 por ciento.

Cabe destacar que desde que el presidente de la república designó como titular del Conacyt a María Elena Álvarez-Buylla, se han denunciado malestares generales en la dependencia, que van desde retrasos en pagos de becas, tanto nacionales como en el extranjero, la desaparición del Foro Consultivo Científico y Tecnológico A.C. como órgano externo de consulta y opinión, problemas con los integrantes del Sistema Nacional de Investigadores, quienes han salido a las calles y se han organizado en grupos como la Red ProCienciaMx, despidos injustificados en el Programa Cátedras Conacyt, cuyos afectados están al borde de una huelga, eliminación de apoyos a través de las academias, entre otros.

Aquí rescato nuevamente un dato de el economista respecto a la inversión en ciencia a nivel mundial, pues mientras el crecimiento del gasto mundial promedio en investigación del 2014 a 2018 aumentó 19.2% y el PIB global un 14.8%, en México pasamos de un 0.44% al 0.31% de inversión del PIB. Estamos en el sótano de la inversión en ciencia, por debajo de ser competentes, y muy lejos siquiera de que la actual administración concrete una medida seria para hacer crecer la ciencia.

La arbitraria embestida de la Fiscalía, ordenada por Andrés Manuel Lopez Obrador pinta de cuerpo entero un malestar nacional, lo real, es que la cuarta transformación no tolera la ciencia, no la entiende y por consiguiente no la incorpora a su forma de gobierno, la necedad del obradorismo al perseguir a 31 científicos a pesar de los rechazos que los jueces han hecho a su capricho, y la calma con que Gatell sigue en el gobierno pese al desastre de la pandemia que ha dejado casi medio millón de muertos a causa de la pandemia dice mucho del carácter que la 4T quiere para la ciencia. No están a favor del desarrollo, sino que buscan servirse de los membretes científicos a su conveniencia política. No persiguen los delitos reales, ni a quienes de verdad han usado a la ciencia con una bandera genocida como en el caso de Gatell.

La 4T caza científicos como si persiguiendo a la ciencia acabara con la corrupción, lo mismo que ya hizo con el huachicol, con los niños con cáncer, y en todas sus desastrosas “batallas de honestidad”, al presidente no le queda claro que con la actitud de la persecución se parece más a los defensores del geocentrismo que sentenciaban a Galieo Galilei que al defensor de la patria que tanto prometió ser. Un recordatorio al presidente, sus dominios no pueden contra lo concreto, contra la realidad y sus derrotas, e pur si muove. 

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