La capacidad de los medios de transporte bajo la responsabilidad del gobierno de la Ciudad de México, van quedando rebasados por la necesidad de miles de personas de la zona metropolitana que requieren desplazarse hacia sus centros de trabajo o estudio ubicados en ese punto, o de aquellos que, en su traslado hacia otros puntos de la república, necesariamente deben pasar inevitablemente por la capital del país.
Quienes han presenciado las aglomeraciones que se hacen en las terminales de las líneas en las llamadas horas pico, en Pantitlán y Observatorio de las líneas 1 y 5, o de la línea A, Toreo en la línea 2, en las estaciones de trasbordo en Chabacano, Tacubaya, Barranca de muerto, Balderas, Hidalgo, entre otras, habrán constatado lo desesperante y, sobre todo, peligroso, que resulta encontrarse en una situación como esa.
Para la mayoría de los más de millones de personas que utilizan diariamente ese servicio, no hay otra alternativa; no se puede pensar en desplazarse por otro medio de transportarse a realizar las actividades, sencillamente porque no alcanza para más. Los apoyos económicos que el gobierno federal ha dado a ciertos grupos específicos de la población no han resultado efectivos pues no han sacado a nadie de la pobreza y, por lo tanto, hay que continuar utilizando los mismos medios de transporte, cada vez más deteriorados.
Y el deterioro paulatino, pero acelerado, del Sistema de Transporte Colectivo Metro, no ha sido un descuido sino una negligencia de quienes tienen la responsabilidad de vigilar que se encuentre en óptimas condiciones para que responda a las necesidades económicas que el país necesita; el gobierno de la ciudad de México ha preferido invertir el recurso de los trabajadores mexicanos en otros aspectos que, desde su particular punto de vista, son primordiales.
Por ejemplo, en el período en el que se desempeñó como Jefe de Gobierno de la capital del país, bajo los colores del Partido de la Revolución Democrática, Andrés Manuel López Obrador impulsó la construcción de los llamados segundos pisos, que era la propuesta con la cual se buscaba resolver el problema de la circulación vehicular y del transporte en la ciudad; sin embargo, este proyecto sólo resultó beneficioso, en cierta medida, al transporte particular y no al colectivo que es donde viajan los millones de trabajadores que no tienen los recursos suficientes para la adquisición de un vehículo propio.
La construcción de los segundos pisos se realizó con los impuestos de los trabajadores pobres, beneficiando a otros, con mayor capacidad económica, y, sin embargo, el problema de la circulación y el transporte continúa vigente en la ciudad. En este caso se privilegió al transporte privado, pero no al público, es decir, la inversión no se realizó para mejorar los servicios que utilizan las masas, como el que se ofrece a través del Metro, por ejemplo.
Ahora, en el poder político del país, la camarilla que impulsa el proyecto de los ricos, llamada Cuarta Transformación, en su intento por hacerse de los recursos económicos para la compra de las conciencias de los mexicanos, mantiene en el abandono al transporte público, afectando su capacidad y efectividad al no ser suficientes los presupuestos que destina para atender las necesidades de mantenimiento, mejoramiento y desarrollo de este medio de transporte tan importante para los trabajadores.
La disminución del presupuesto destinado para el Sistema de Transporte Colectivo Metro, es un hecho comprobado; de acuerdo con la información de la cuenta pública de la CDMX, en el año 2016, se le asignaron 18 mil millones de pesos y para el 2020, recibió 15 mil 652 millones de pesos; 2 mil 348 millones de pesos menos que pudieron utilizarse en proyectos de mejoramiento del servicio; o sea, destinar menores recursos económicos para su cuidado y desarrollo, es un hecho premeditado y el gobierno tiene que asumir las consecuencias de lo que de ello se derive, como los lamentables acontecimientos que se han suscitado y que han costado la vida y la integridad de varias personas.
Ahora bien; debemos considerar que, además de la disminución del presupuesto para el Metro, no todo el recurso destinado se aplica, por ejemplo, en el año 2020, de los 15 mil 652 millones de pesos, hubo un subejercicio de 587 millones de pesos, es decir, otro medio que tiene el gobierno de la CDMX y el federal para hacerse de dinero y utilizarlo para sostener su proyecto es, utilizar menos de lo que, ya de por sí, está disminuido.
De esta manera, quien sale perjudicado con un pésimo servicio, con riesgo de perder la vida por los accidentes y las aglomeraciones al límite de los andenes, es el pueblo humilde de la Ciudad de México, de los municipios metropolitanos como Nezahualcóyotl, Chimalhuacán, Texcoco, Ecatepec, Naucalpan, Atizapán de Zaragoza, Nicolás Romero, Chalco, Cuautitlán, Chicoloapan, Huixquilucan, que cada día deben utilizar el servicio para ganarse el sustento para la familia, todo gracias a las aspiraciones políticas y económicas de la nueva mafia en el poder.
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