 
                        A dos años del desastre, la reconstrucción avanza a cuentagotas
	 
Miles de colonos, campesinos y pescadores no han recibido un solo peso
	 
A dos años de que el huracán “Otis”, con su categoría 5, arrasara Acapulco en cuestión de horas, la madrugada del 25 de octubre de 2023, la herida sigue abierta en los habitantes que, aunado al miedo y a la desesperanza por no tener ayuda para recuperar sus viviendas, escuelas y enseres que perdieron, enfrentan también altas temperaturas por la deforestación durante prácticamente todo el año, sin sombra para guarecerse de los fuertes rayos del sol. La reconstrucción avanza a cuentagotas ante la indiferencia de los tres niveles de gobierno, federal a cargo de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, estatal encabezado por la gobernadora Evelyn Cecia Salgado Pineda y municipal a cargo de la alcaldesa Abelina López Rodríguez, todos de Morena, que prometieron millonarios recursos para levantar Acapulco y, dos años después, miles de acapulqueños de colonias y comunidades siguen en espera de la ayuda prometida.
A dos años de “Otis” aún hay lanchas hundidas, edificios destruidos en plena Costera Miguel Alemán, pero también viviendas, comercios y escuelas en la periferia, donde los daños en las paredes, techos o la falta de un familiar recuerdan que la recuperación sigue siendo un tema pendiente de la 4T.
Entre los efectos graves que dejó “Otis” está la pérdida de viviendas, edificios, negocios, hoteles, calles y sueños; también la pérdida masiva de árboles, dejando Acapulco con más del 62 % de su territorio deforestado, según la Dirección de Ecología y Medio Ambiente Municipal, lo que provoca un notable aumento de las temperaturas, convertido en enemigo diario para los habitantes, sobre todo para los vendedores ambulantes que recorren varios kilómetros en busca de sombra para protegerse del intenso calor.
La presidenta del municipio, Abelina López, encabezó una jornada de reforestación en el Parque Nacional El Veladero durante la “Semana de Prevención y Resiliencia a dos años del huracán ‘Otis’”, con la finalidad de restaurar la vegetación nativa y enfrentar el cambio climático. Esperan que en tres o cuatro años las especies sembradas (maderables y florales) florezcan y brinden sombra a las calles de Acapulco; sin embargo, expertos advierten que el reto es enorme. El calor extremo se ha intensificado por la pérdida de vegetación y el aumento global de las temperaturas.

Según la Universidad Nacional Autónoma de México, la rápida intensificación de huracanes como “Otis” está relacionada con el calentamiento del mar, una consecuencia del cambio climático.
Como se recordará, el 2023 fue declarado por la Organización Meteorológica Mundial como el año más cálido y seco; desde entonces, la falta de árboles convirtió en verdaderos hornos urbanos las calles de Acapulco.
A dos años de “Otis” aún hay lanchas hundidas, edificios destruidos en plena Costera Miguel Alemán, pero también viviendas, comercios y escuelas en colonias de la periferia y pueblos, donde los daños en las paredes, techos o la falta de un familiar recuerdan que la recuperación sigue siendo un tema pendiente de la 4T. El mar también conserva rastros del desastre, aunque buzos y pescadores realizan constantes jornadas de limpieza, logrando sacar unas dos toneladas de desechos. “El fondo marino todavía no está limpio, necesitamos más tanques y equipo para seguir bajando”, declaró el líder de Playas Unidas, Rigoberto Palma Muñoz.

No han recibido un solo peso
También está el caso de campesinos de Acapulco y Coyuca de Benítez que no han recibido un solo peso, a dos años del impacto del fenómeno meteorológico. Lo único que hicieron los gobiernos federal y estatal, a través de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural y Pesca (Sagadegro) y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), es censar a campesinos y pescadores y darles un cintillo como prueba de que ya fueron censados; sin embargo, a dos años del desastre natural están totalmente abandonados, no han recibido un solo peso para rehabilitar sus parcelas y huertas.
Según empresarios, la recuperación de Acapulco es de aproximadamente 60 %. El sector náutico es de los más afectados, ya que todas las embarcaciones se perdieron y se han recuperado menos del 50 %.

A pesar de los programas de reconstrucción, no todas las viviendas ni escuelas han sido restauradas; por ejemplo, alumnos del Colegio “Thomas Alva Edison” aún toman clases al aire libre y miles de damnificados siguen en espera de la ayuda anunciada mientras intentan volver a su vida normal, en medio de calles y bardas colapsadas, casas semidestruidas, enormes cascajos de edificios, labores de reconstrucción, una creciente ola de violencia y sueños que empiezan a emerger entre las ruinas y la desatención oficial.
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