El pasado 6 de junio, frente a decenas de personas, un hombre fue asesinado de cuatro balazos en la nave 3 del mercado Baltazar R. Leyva Mancilla, en Chilpancingo, capital de Guerrero.
Los hechos ocurrieron en los pasillos donde están los establecimientos de venta de carne de res, puerco, pescado y pollo, donde el hombre de nombre Tomás, de entre 35 y 40 años, fue atacado por sus agresores que le dispararon a quemarropa.
La víctima era distribuidor de pollos en ese mercado y tenía tres días de haber regresado a Chilpancingo, después de un desplazamiento forzado por haber recibido amenazas de muerte.
La noticia le dio vuelta a todo el territorio nacional, no por el asesinato en sí, pues en el país suceden a diario este tipo de acciones, sino por el hecho de que, por medio de videos que circularon por las redes sociales, nos enteramos y vimos cómo la gente que se encontraba en este centro de abasto seguía realizando sus actividades ordinarias, como si no pasara nada, como si no hubiera perdido la vida un ser humano con violencia por individuos que se dedican a quitarle la vida a otro ser por unas monedas.
Varios noticieros abrieron con esta noticia su programa, noticieros con cobertura nacional, la pregunta obligada fue ¿a dónde hemos llegado como sociedad? La incógnita puede tener varias respuestas, una de ellas puede ser que los mismos que se espantan ante estos lamentables sucesos, tienen mucha responsabilidad por el hecho de que no hay noticiero en el que no se dé a conocer la violencia que se está viviendo a diario en el territorio nacional, además de dar a conocer videos, fotografías de actos de violencia, que esto ha generado un hartazgo en la sociedad, generándose falta de sensibilidad humana.
Ya nada sorprende a la opinión pública, y si a esto le sumamos el actuar de las autoridades de los tres órdenes de gobierno que, en síntesis, no hace nada prácticamente para dar con los culpables de tanta violencia, y no solo me refiero a los actores materiales, sobre todo, a los responsables intelectuales y así generar un ambiente de impunidad la cual aprovechan los grupos delincuenciales para hacer su santa voluntad e ir generándose y en los hechos aplicarse la ley de la selva.
Por tanto, no es difícil concluir que los aprendices de brujos se espanten ante la violencia generada en lo largo y ancho de nuestro territorio nacional.
Está quedando demostrado que la política del actual gobierno federal de abrazos y no balazos es otro fracaso más en brindarle seguridad a nuestro pueblo, por tanto, no podemos esperar que una sociedad que se le abandona en materia de su integridad personal, se le abandone a su suerte y que además se utilice a los medios de comunicación para llegar al hartazgo de la sociedad ante tanto crimen impune, el resultado es la indiferencia ante la pérdida de una vida humana como la aquí narrada.
No debemos acostumbrarnos como opinión pública a que estos acontecimientos nos hagan ver como seres insensibles, sin emociones ni sentimientos, al contrario, debemos ser más solidarios y fraternos con los dolientes, familiares y amigos de las víctimas y a una sola voz exigir castigo y justicia para los que han perdido a su ser querido, además de seguir insistiendo que la cuarta transformación no es la solución ante todos los males que nos aquejan, solo el pueblo consiente y organizado es la respuesta a las enfermedades que hoy padecemos, sigamos trabajando en consolidar esa fuerza que como la ola rompe rocas, así la fuerza organizada acabe con este sistema podrido.
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