En México se agudiza, lamentablemente, como consecuencia de la pandemia de la covid-19, la falta de educación de calidad en todos los niveles de enseñanza como consecuencia de una improvisada y nada productiva instrucción en línea, que en el nivel profesional está creando sujetos que cuentan con lo teórico, si es que pudieron asimilarlo, pero que están incapacitados para desempeñar trabajos especializados, aunque eso pareciera ser irónico, pues en la actualidad no hay trabajo de ningún tipo y sí un alto nivel de desempleo.
No es un secreto la mala educación que se tiene en México y por ende en Quintana Roo, en los niveles donde la pobreza ha sentado sus reales. Aquí cabe precisar, según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), una persona se encuentra en situación de pobreza extrema cuando tiene tres o más carencias, de seis posibles, dentro del Índice de Privación Social y que, además, se encuentra por debajo de la línea de bienestar mínimo.
Las personas en esta situación disponen de un ingreso tan bajo que, aun si lo dedicase por completo a la adquisición de alimentos, no podría adquirir los nutrientes necesarios para tener una vida sana. En esa situación hay cientos en Quintana Roo.
Por ello no es difícil de entender, al menos para nosotros, porque la educación en línea que instruyó el Gobierno de la Cuarta Transformación es un fracaso, especialmente en las entidades donde la gente no cuenta con los recursos para adquirir los servicios indispensables a fin de poder acceder a la educación en línea.
En otro reporte del mismo Coneval, se especifica que un gran porcentaje de las familias tienen dificultades para que sus hijos se incluyan en el proceso de enseñanza-aprendizaje actual, pues el 66 por ciento no cuenta con computadoras, un 42 por ciento no tiene internet, un 49 por ciento no tiene radio, un 73 carece de teléfono y un siete por ciento no cuenta con un celular, es comprensible y entendible si consideramos que no logran reunir siquiera para adquirir alimentos.
Esas son las causas por las que el rezago educativo en Quintana Roo aumenta aceleradamente y sin tomar en cuenta que las autoridades educativas han ordenado “no reprobar” a ninguno de los estudiantes y pasarlos a todos, de ser necesario, con la calificación mínima aprobatoria de 6.
Hay una educación deficiente, inapropiada y a eso hay que sumarle que la política educativa, con el afán de no salir reprobada, ordena disparates como el permitir que un joven académico, sin los conocimientos adecuados, continúe su ascenso en los grados académicos, lo que no le servirá de nada y sí engrosará las filas de personas con déficit educativo, que no sabrán aplicar las matemáticas en sus problemas cotidianos porque no lo aprendieron cuando así debió ser.
Es insólito el saber que el Gobierno Federal, consciente de las deficiencias y carencias del sistema educativo, tanto en infraestructura física como humana, lanzó una estrategia que dejó excluida a la gente más marginada y eso que la política basa su actuar en el slogan “primero los pobres”.
Infructuoso y de bajo impacto resultó el esfuerzo de la Secretaría de Educación Pública de implementar la Estrategia Radiofónica para Comunidades y Pueblo Indígenas que consiste en impartir clases a través de las radios de habla diferente a la castellana pues, como se señaló, el 49 por ciento de esas familias no cuentan con un radio en sus hogares.
Similar resultado tiene la impartición educativa a través del internet. El Gobierno Federal y el estatal sabían que casi el 50 por ciento de la población rural de Quintana Roo no tiene acceso al internet y nada hicieron por remediarlo, y sin más miramientos lanzaron su plan educativo que crea un abismo en el rezago educativo entre la zona rural y la urbana.
Aquí cabe destacar el reconocimiento de la titular de la Secretaría de Educación de Quintana Roo (SEQ), Ana Isabel Vásquez, de una deserción escolar de más de cinco mil alumnos de los tres niveles educativos y la causa principal, dijo, es la falta de herramientas tecnológicas que les permitieran tomar clases virtuales.
Precisó que de los cinco mil estudiantes que abandonaron las clases en el Estado, 6.7 por ciento corresponden a preescolar, uno por ciento a nivel básico y 0.9 por ciento de nivel medio superior.
Pero, además, una encuesta realizada por Valora Consultoría, sobre el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC), asegura que los profesores de Quintana Roo se encuentran en el penúltimo lugar del país en cuanto al uso y acceso a estas herramientas. En Quintana Roo el 43 por ciento de los profesores carecen de ellas.
Por esta razón, el 77 por ciento de los maestros encuestados de la entidad consideraron que fue difícil desarrollar el trabajo a distancia durante la contingencia sanitaria en el anterior ciclo escolar, mientras que a nivel nacional el porcentaje fue del 34 por ciento.
De ahí que se debe valorar el trabajo que realizan los trabajadores de la educación, aquellos que tienen la oportunidad de dar clases presenciales, pero además que con esfuerzo se han equipado para enfrentar el proceso de enseñanza en línea, como lo hacen los maestros antorchistas, quienes han sido ignorados por la autoridad estatal en su petición de seguridad laboral y mejora salariales.
A pesar de que esos maestros trabajan en centros educativos con clave de registro oficial: preescolar “Septiembre” clave 23DJN0413R, primaria “Manuel Serrano Vallejos” clave 23DPR0066Q, telesecundaria “Andrés Quintana Roo” clave 23DTV0175W, preescolar “Leona Vicario” clave 23DJN0414Q, primaria “Felipe Carrillo Puerto” clave 23DPR0067P y telesecundaria “Jacinto Pat” clave 23DTV0176V ubicadas en las colonias “Mártires” y “Fraternidad Antorchista” no reciben un salario como lo marca la ley solo “un apoyo”.
Esos maestros no tienen prestaciones de ley, no tienen seguro social, es decir, están trabajando por “amor al arte” y haciendo una labor que es obligación del Estado y que éste, debe pagar con los impuestos que todos aportamos.
Esas condiciones adversas son las que están llevando al fracaso al modelo educativo que actualmente se tiene en nuestro país y en nuestro Estado, por eso urge que las autoridades recompongan el camino y cumplan con su obligación de impartir educación de calidad para todos los mexicanos por igual. Conste.
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