MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El 20 de noviembre nos llama a alzarnos y romper las cadenas

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Ahora más que nunca se hace evidente la necesidad de una nueva revolución en nuestro país. La necesidad de que el pueblo se decida a levantarse a exigir lo que es suyo, a romper las cadenas que lo atan a la miseria y el atraso.

Ahora ya se ve con claridad que las esperanzas de un cambio profundo que muchos pusieron en la 4T se están desmoronando, que ha fracasado el mesías que nos iba a resolver todo desde la presidencia. El prometido “Por el bien de todos, primero los pobres” se ha materializado en que los pobres han sido los primeros en ser inundados en Tabasco, para salvar a Villahermosa donde se asientan los poderosos; los primeros en morirse por falta de dinero y atención médica con el coronavirus; los primeros en abandonar los estudios porque en sus casas no tienen internet; los primeros en quedar sin empleo, los primeros que son perseguidos por querer ganarse la vida honradamente como los vendedores ambulantes; los primeros en ser acosados, perseguidos y asesinados son los líderes naturales que defienden la tierra o las aguas de los pueblos originarios, o los periodistas que se atreven a denunciar los abusos de los poderosos.

Y, en el otro extremo social, vemos que los grandes capitales nacionales y extranjeros siguen embolsándose las grandes fortunas: Walmart, Amazon, Facebook, las mineras canadienses, las automotrices, las empresas de Carlos Slim, de Salinas Pliego. Conocemos todos los días que las financieras, las cadenas de hospitales privados y las farmacéuticas aumentaron estratosféricamente sus ganancias gracias a la pandemia. 

¿A los pobres, qué les ha dado la 4T? A los más afortunados un poquito de dinero que, ciertamente, sirve para no morirse de hambre, eso nadie lo puede negar. 

Recordemos que, en las épocas más negras de la humanidad, en los milenios que duró el esclavismo, a los trabajadores también se les daba de comer, pero ello no obedecía a que sus amos fueran muy buenas personas. Les daban de comer porque de otro modo no podían ponerlos a trabajar y explotarlos. Les daban de comer no para beneficiarlos, sino para hacerlos trabajar y así sacarles más provecho. Sobre este asunto regresaremos más adelante.

Cuando López Obrador anduvo buscando el voto popular prometió muchas otras cosas que vale la pena recapitular. ¿Dónde quedó la atención médica de primer mundo? Si ahora no hay medicinas ni médicos suficientes, y despiden a miles de trabajadores de la salud porque no hay dinero, como en Oaxaca. ¿Dónde quedó la educación de calidad para impulsar la movilidad social y que el hijo del jornalero pueda ser un próspero empresario? ¿Dónde está el derecho a la paz y la seguridad? ¿Dónde quedaron los servicios básicos elementales, agua entubada, alumbrado público, drenaje, calles y banquetas para los pueblos y colonias marginados? No hay nada de lo prometido, y debemos asimilar esta dura verdad.

No nos engañemos, López Obrador y Morena nos quieren someter a una vida de esclavos. Sí, es cierto, nos dan dinero para que podamos consumir y no morirnos de hambre. Pero los verdaderamente beneficiados aparecen cuando gastamos ese dinero comprando alimentos, ropa, o aparatos eléctricos, aparecen los que producen esas mercancías y nos las venden, los que están floreciendo y engordando sus bolsillos son las grandes cadenas comerciales, los industriales y granjeros, los banqueros e inversionistas nacionales y sobre todo extranjeros, que son los verdaderos amos a los que sirve López Obrador.

Mexicanos, tenemos que hacer una nueva revolución para impedir que, con las ayudas en dinero, nos reduzcan a la condición de esclavos que solo tienen para comer, pero viven rodeados de ignorancia, atraso y miseria en sus casas, en sus colonias y pueblos. La gran lección de la revolución triunfante de 1910, la razón por la que pudo barrer con todo el orden social basado en el trabajo de los peones acasillados, fue que millones y millones se levantaron como los soldados sureños al grito de “Tierra y Libertad” de Zapata, como los Dorados de Villa y los seguidores de los Flores Magón. Ahora es necesario que muchos millones de mexicanos nos alcemos para romper las modernas cadenas que nos aprisionan.

Es muy importante que identifiquemos bien las dos modernas cadenas que nos impiden organizarnos y luchar por conquistar el poder político para poner entre todos un gobierno que realmente beneficie al pueblo trabajador. La primera cadena es el miedo a que el gobierno me quite la ayuda en dinero. Con esa amenaza nos paralizan, nos doblegan y consiguen lo fundamental: mantener el poder político en sus manos para seguirse enriqueciendo ellos y que nosotros sigamos igual de amolados. Veamos con claridad que ese es el trabajo de todo ese ejército de “Siervos de la nación” que, en todas las ocasiones posibles, nos están repitiendo y machacando la amenaza de quitarnos la ayuda.

La segunda cadena es la campaña de desinformación y de mentiras que difunde el gobierno, presentándose como los que están resolviendo los grandes problemas nacionales, no cual es completamente falso. No creamos todo lo que dice López Obrador, busquemos otras informaciones, preguntemos con parientes y amigos, prestemos atención a otras voces, y descubriremos un México muy diferente al que se dibuja en las mañaneras. Descubriremos que el terrible problema del desempleo no se ha resuelto, al contrario, ha crecido, que hay 33 millones de mexicanos sin acceso a servicios médicos; que otros 30 millones sobreviven en el comercio informal; que la inseguridad y la violencia sigue desatada y ahora tenemos miles y miles de familias que abandonan sus hogares para huir de los pleitos entre grupos de narcos que controlan aproximadamente la tercera parte del territorio nacional; que la corrupción lejos de desaparecer se ha multiplicado entre los nuevos funcionarios de la 4T. Si nos informamos en otras fuentes descubriremos la urgencia de organizarnos y luchar para tomar en nuestras manos el poder político.

La lucha la tenemos que dar por la vía pacífica, a través de las elecciones, por ello es urgente que discutamos y nos pongamos de acuerdo en el modelo de país que necesitamos construir entre todos. El Movimiento Antorchista ya dio a conocer su propuesta. Los cuatro puntos del proyecto para sacar a México del atraso, y llevarlo a un futuro realmente mejor para todos:

1.- Una reforma fiscal progresiva, y pactada con todos los sectores productivos, para dotar de dinero suficiente al gobierno y ponerlo en condiciones de atender las necesidades del país.

2.- Un programa de inversiones, incluida la inversión pública, para generar un crecimiento sustentable de la economía, empleos de calidad para la población en edad de trabajar, con salarios remuneradores suficientes para que una familia promedio viva con dignidad. 

3.- Una reorientación del gasto social, que destine la mayor parte al desarrollo humano integral de las clases populares, sus comunidades, colonias y pueblos.  

4.- Asignar todos los recursos que hagan falta a los servicios básicos: salud, educación, alimentación y vivienda.

El objetivo es un México sin desigualdades abismales, con un nivel de vida decoroso para las mayorías, con un pueblo sano, fuerte, educado, bien alimentado y capaz de producir toda la riqueza necesaria para el bienestar de todos.

Esta es nuestra propuesta. Urge que rompamos las cadenas y nos unamos al combate para organizar un partido verdaderamente del pueblo, capaz de tomar el poder y hacer realidad este programa, u otro mejor que este. 

Este 20 de noviembre atendamos el llamado de la patria que, enferma y sufriente, pide a los mejores de sus hijos, que se levanten a la lucha para aliviar sus males. Que nadie desoiga este llamado.

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