El suicidio es un fenómeno complejo y devastador que afecta a individuos, familias y comunidades en todo el mundo. Es un factor que no se debe ignorar, ya que cada día y cada año hay millones de personas que contemplan o intentan quitarse la vida.
Actualmente, Coahuila ocupa el 15º lugar en suicidios cometidos por jóvenes y adultos, según la Fiscalía General del Estado (FGE). En 2020 se registraron 283; en 2023 se superó esa cifra con 343 casos, y en este año se han registrado 77 suicidios, según Vanguardia.
El aumento excesivo de estos sucesos e intentos ha ido en aumento cada día. Muchos de ellos logran su objetivo, dejando a su paso un rastro de dolor y preguntas sin respuesta.
Coahuila ocupa el 15º lugar en suicidios cometidos por jóvenes y adultos, según la Fiscalía General del Estado (FGE). En 2020 se registraron 283; en 2023 se superó esa cifra con 343 casos, y en este año se han registrado 77 suicidios, según Vanguardia.
Por otro lado, este tema a menudo es ignorado y no se le da la importancia que merece, a pesar de necesitar una atención urgente y una comprensión profunda para que las personas tomen conciencia de lo grave que es esta problemática.
Un tema que me gustaría abordar en este informe es el impacto que tiene una persona con depresión o con riesgo de suicidio en la vida de las personas cercanas o queridas por él o ella. A menudo se ignora el hecho de que una condición médica como esta no sólo afecta al individuo directamente involucrado, sino también a su círculo cercano.
Esto suele recaer en familiares directos como padres, madres, hermanos, etcétera, quienes terminan sacrificando aspectos personales para dedicarse al cuidado y servicio de la persona en riesgo.
Esto conlleva responsabilidades adicionales para velar por el bienestar y la recuperación de esa persona, a costa de su propio tiempo personal y sacrificando aspectos emocionales, personales, sociales y económicos, o simplemente el tiempo para cuidar de sí mismos.
Esto, inconscientemente, puede poner en riesgo la salud mental de los involucrados, desde condiciones menos graves hasta llegar al punto de sacrificar aspectos importantes de sus propias vidas, dañando su salud emocional sin siquiera darse cuenta.
El Gobierno ha pasado por alto este tema y sólo se le recuerda el 10 de septiembre (Día Mundial para la Prevención del Suicidio) y el 10 de octubre (Día Mundial de la Salud Mental).
Ante el aumento alarmante de casos, deberían aumentar los centros de apoyo en Coahuila; actualmente sólo hay dos centros de salud mental en la región, según informa borderhub.org.
Una de las instalaciones, ubicada en Parras, está en malas condiciones debido a una mala organización gubernamental que no le brinda la atención debida.
La cifra anual de suicidios, en cierto sentido normal y periódica entre nosotros, no es más que un síntoma de la organización defectuosa de la sociedad moderna, como mencionó Karl Marx acerca del suicidio.
Necesitamos un Gobierno activo que se preocupe por su pueblo y su gente, en lugar de quedarse pasivo viendo cómo la sociedad se sumerge en la perdición.
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