MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El Choyudo, ejemplo de lucha y progreso antorchista

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El avance o atraso de una sociedad dependen, en gran medida, de sus habitantes, de sus costumbres, de la calidad de educación, compromiso y organización social, pero pocos pueblos se han decidido a organizarse y luchar, como un equipo, para el beneficio de todos.

Un ejemplo de esa lucha social es la comunidad pesquera El Choyudo, que se ubica en la costa de Hermosillo, a poco más de 100 km de la capital sonorense. Su fundación data de hace 50 años, cuando los primeros pobladores se tuvieron que enfrentar a condiciones muy precarias, principalmente por la falta de servicios públicos básicos, además de la falta de vivienda, escuelas y el olvido de las autoridades.

Después de instalarse en ese sitio, que no fue por gusto, sino porque no había otra fuente de trabajo, y ese sitio era el más indicado. Los pobladores comenzaron a trabajar para la introducción de los servicios básicos, pero fue en los años 90 cuando deciden organizarse en las filas del Movimiento Antorchista, y junto con los liderazgos de aquellos tiempos, tuvieron que hacer solicitudes, antesalas, marchas, mítines y plantones para que las autoridades del gobierno tomaran en cuenta a aquel pueblito alejado de la zona urbana.

Fue así como el grupo antorchista logró la introducción del agua potable; después lucharon contra un grupo de empresarios para evitar que les cancelaran el camino. ¡Y lo lograron!

Luego vino la lucha con éxito por la electrificación del pueblo, posteriormente por un centro de salud, que también lograron. Hasta aquí el pueblo ya iba adquiriendo, poco a poco, los principales servicios básicos, pero no bastaba con ello. El pueblo continuó con la lucha por la instalación de las escuelas, entre ellas un telebachillerato, después la pavimentación del camino, el cual se hizo en tres etapas y que actualmente a un 90 por ciento.

Conforme fue avanzando la lucha, se iba aumentando la habitabilidad de El Choyudo, aunque no todos los habitantes del pueblo lucharon para obtener los servicios que todos necesitaban. Algunas familias pasivas sólo miraban cómo, desde temprano, grupos de sus vecinos, de señoras y señores entusiasmados salían en carros que apenas podían avanzar por el rudo camino a presionar a los gobierno municipales y estatales para que estos servicios se hicieran realidad.

Lo ideal debiera ser que todo el pueblo se uniera y luchara para la obtención de los servicios, pero entre lo ideal y lo real, luego suele haber un abismo, y en El Choyudo así ha sido y sigue siendo.

Recientemente se hizo público la designación del nuevo delegado para los próximos tres años, acto que se decide en Cabildo por designación directa. Resulta que un grupo de aquellas familias pasivas postuló a un aspirante que no quedó en el cargo y no está de acuerdo con la decisión del municipio. Pueden no estar de acuerdo, están en todo su derecho, pero la forma de manifestarlo es hasta ridícula, ya que no mencionan los méritos de la persona que, a su parecer, debería tener el cargo de delegada.

¿Acaso ya tendrá algún avance de lo que falta por pavimentar del camino? La actual delegada y sus compañeros antorchistas ya avanzaron en un 90 por ciento de la pavimentación. ¿Acaso ya tendrá planes para luchar por el drenaje, la construcción de la preparatoria o algún centro turístico? No lo sé, y si lo tuviera ya debería impulsarlo y no esperar a tener un cargo público. La pregunta más importante sería en los últimos 10 años ¿qué obra de infraestructura ha gestionado o impulsado? Yo no veo ninguna. Lo que hay ha sido por el trabajo, esfuerzo y lucha ardua de la organización antorchista en la cual milita la actual delegada electa.

Nosotros los antorchistas, con delegado y sin delegado, hemos logrado obras importantísimas en El Choyudo, como las ya mencionadas arriba.

Si uno realmente quiere una mejora para su pueblo no requiere de títulos ni de puestos burocráticos; se requiere de iniciativa, interés y de un espíritu de solidaridad y progreso para todos los que lo rodean.

Los antorchistas somos de ese espíritu, soñamos con grandes cosas, y seguiremos soñando por más beneficios sociales de los que ya hemos logrado, a base de nuestra organización y educación. El Choyudo necesita de gente trabajadora, luchona y solidaria. De los otros, no, sólo estorban y entorpecen el desarrollo del pueblo.

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