MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El derecho al trabajo, los empleados de Salud y la salud de los mexicanos

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En la interesante disertación que Mario de la Cueva hace en los prólogos de su libro “El Nuevo Derecho Mexicano del Trabajo”, explicar, justifica y hasta pondera la necesaria aparición del derecho del trabajo  (individual y colectivo), como una expresión del derecho social, que enaltece a nuestra  constitución que hiciera la primera promulgación de las llamadas  garantías sociales de la historia plasmadas en los artículos 27 y 123;  que implican, en el caso de éste último la tutela del estado para realizar “la justicia del derecho” (porque, señala puntualmente, que la humana no se puede alcanzar en el capitalismo por ser un sistema económico  basado en la explotación del hombre por el hombre) mediante la nivelación de las condiciones  haciendo equiparables el pesos del derecho del trabajador, o de los trabajadores, frente al poderosos capital, mediante su intervención en favor de éste.

Argumenta que la dominación burguesa desde la época de Manuel Ávila Camacho, como presidente de la república, se acentuó teniendo nuevo auge la dominación de la clase capitalista, que se consolida a través de la dictadura real de los poderosos, bajo la mascarada de una justicia e igualdad ante la ley, sólo de tipo formal. Se lamenta, además, que este ordenamiento jurídico plasmado en la ley de leyes de los mexicanos no sea respetado en su finalidad y espíritu, por lo que es necesario que se le valorado suficientemente, y aún restituido pues tiene que ver con la libertad, la dignidad e incluso con la vida de las familias trabajadoras.

En estos tiempos, de la disque 4T, los derechos de los trabajadores, la relación tiempo de trabajo salarios, derecho al trabajo, la generación de empleos suficientes, la correlación de los salarios respecto de los precios de los productos de la canasta básica, el derecho de la defensa colectiva de los intereses de la clase laborante, etc. etc. están desde luego, como todo en estos tiempos, peor que antes, y no porque antes estuviera bien, sino porque ahora está claro que los mexicanos saltamos de la sartén a la lumbre.

Ha sido nota nacional reciente, que los trabajadores de la salud en varias partes del país están demandado el respeto a su derecho de permanecer en su empleo, así como mejoras sustanciales en el pago de sus servicios, prestados en las instituciones públicas a cargo del gobierno de la república que se dice defensores de los interese de los pobres, pero que, como lo señala lapidariamente Mario de la Cueva en los prólogos de referencia, es en la realidad el representante de los intereses de la parte patronal, que en los casos donde él mismo funge como patrón y debe resolver las demandas de los trabajadores que exigen sólo respeto a sus derechos elementales, protegidos por la ley máxima en la república, es omiso y se evidencia como lo que es: el gobierno más liberal, disfrazado de amigo y defensor de los intereses de las mayorías.

Y así como a un hombre no se le puede conocer por el traje que viste o lo que pueda decir de sí mismo, este gobierno, por sus hechos, ha resultado ser exactamente lo contrario de lo que presume ser.

En el caso de los trabajadores de la salud, tiene una repercusión adicional, que debe ser del mayor interés para el pueblo de México, se trata de las condiciones en que desempeñan su función estos trabajadores, los cuales no cuentan, como lo han denunciado,  con condiciones de trabajo mínimamente indispensables, y, además, son testigos de que existe una crisis en todos los sentidos en materia de salud pública en el país: por falta de medicamentos, por falta de insumos necesarios para la atención de los pacientes, por la falta de personal, por el deterioro de las instalaciones (que como en el caso de los elevadores han costado la vida de inocentes), la falta de presupuesto al sector, y muchas deficiencias más, que, al igual que con el mal manejo de la pandemia están costando demasiado caro en términos de vidas humanas al pueblo pobre de México, que es quién, como en todos los casos, termina pagando el costo de los platos rotos.

Por eso, además de brindar la necesaria solidaridad con los trabajadores de la salud y de todas las ramas productivas del país, los antorchistas llaman al pueblo para defender organizada y conscientemente, sus intereses y sus derechos como clases laborantes y productoras de la riqueza social, para poder lograr una sociedad más justa y equitativa con todos los habitantes.

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