Estamos a pocos meses de cumplir con el sexenio del gobierno de Morena y podemos hacer un rápido recorrido de los cambios que ha sufrido México con el mandato de López Obrador como presidente de la república.
México se encuentra entre los últimos lugares a nivel mundial respecto al desequilibrio en la distribución de la renta nacional: la riqueza producida por todos se encuentra más injustamente repartida entre los diferentes estratos sociales.
Para medir el grado de desigualdad, organismos especializados echan mano de algunos de los indicadores que nos permiten entender el comportamiento del gran problema de México, la pobreza y la nula acción del Gobierno de López Obrador en el sentido correcto.
El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) reporta un aumento de la pobreza en nuestro país, muy a pesar de los tan cacareados programas sociales del presidente Andrés Manuel López Obrador, como Sembrando Vida, Jóvenes Construyendo el Futuro, etcétera.
A pesar de que, de los 193 países en todo el mundo, México es la economía número 15; somos de las naciones más productivas: se produce mucha riqueza, pero esta riqueza se concentra en un reducido grupo de multimillonarios y, por otro lado, tenemos un enorme mar de pobreza, donde los trabajadores sufren por los bajos salarios que no les alcanza ni para comprar la canasta básica, elevadas tasas de desempleo, un deficiente sistema de salud, de educación, de impartición de justicia y todos los indicadores de violencia al alza, dando como resultado que nuestro país sea de los más desiguales del mundo. Aquí los ricos son cada vez más ricos, y los pobres cada vez son más pobres.
El pasado mes de agosto, el mismo Coneval presentó su estudio que hace cada dos años. Dicho estudio de estimaciones de pobreza multidimensional 2022 menciona que la pobreza en México disminuyó del año 2020 al año 2022: pasó de 43.9 % en 2020 a 36.3 por ciento en 2022 lo que equivale a un descenso de 7.6 puntos porcentuales y en términos de millones de personas serían 55.7 millones de personas pobres en el año 2020 a 46.8 millones de personas en 2022 lo que representa una disminución de 8.9 millones que salieron de la pobreza.
El Coneval reporta un aumento de la pobreza en nuestro país, muy a pesar de los tan cacareados programas sociales de AMLO, como Sembrando Vida, Jóvenes Construyendo el Futuro, etcétera.
Claro, esas son cifras oficiales, pero de acuerdo con Julio Boltvinik y el Método de Medición Integrada de la Pobreza (MMIP), en México existen 86.1 millones de mexicanos sumidos en la pobreza.
Entre los indicadores ocupados en este método están otros dos tipos de pobreza: la alta y muy alta, que son donde las carencias ya ponen en riesgo la vida humana, lo que ocurre principalmente en municipios indígenas de todo el país, pero también en colonias y barrios populares de las ciudades medianas y grandes. En estos casos, la gente vive al día y no sabe si va a comer hoy: a veces se van a dormir con hambre porque no pudieron comprar un pan.
Los gobernantes han prometido acabar con la pesada losa que aplasta a millones de seres humanos. Desgraciadamente, llegando al poder se olvidan de sus compromisos y se pasan al bando de los poderosos; traicionan la esperanza de quienes los apoyaron con su voto.
¿Qué solución da el gobierno? Sus programas sociales, que han demostrado en estos casi tres años de gobierno morenista que no son la solución para una vida más llevadera para los más necesitados.
Las masas empobrecidas deben reclamar su derecho legítimo de elegir a quienes habrán de representarlos y gobernarlos, y han de exigir acciones concretas y efectivas que mejoren de modo inmediato y palpable sus difíciles condiciones de vida. Exigir trabajo y un salario bien remunerado, vivienda, servicios, educación, salud, alimentación y recreo.
Hoy reina el desencanto con los gobernantes morenistas; su oportunidad para demostrar que estaban del lado del progreso y el desarrollo del país se les fue de las manos. Por eso no debemos equivocarnos en 2024.
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