Este 2023 debe ser el año en que gente realmente preocupada por mejorar las condiciones de la gran mayoría de mexicanos en condición de pobreza, apelemos a nuestro sentido de responsabilidad y retomemos la tarea de explicar, pacientemente, a todo aquel que quiera escuchar, cual es la situación por la que nuestro país atraviesa. Esto es necesario porque en el ocaso de la administración mal denominada de “la esperanza de México”; ante la falta de los resultados prometidos, se intensifican las explicaciones no pedidas.
De manera premeditada, el presidente Andrés Manuel López Obrador y los gobernantes que se colgaron la bandera de Morena buscan justificar su falta de oficio político y sus malos resultados, en el trabajo de sus adversarios en administraciones pasadas.
En la medida en que el sexenio de la esperanza se acaba, se intensifica la propaganda oficial diseñada a convencer que otra situación mejor no podría haberle sucedido a los mexicanos, como fue el haber elegido como presidente de México a un apóstata del PRI, que por el solo hecho de renegar de su formación y afiliación política, se convertía en el mesías iluminado que vendría a resolver los problemas de México.
La realidad es terca. Después de pasados más de cuatro años de administración morenista, en la recta final de la administración federal actual, los indicadores oficiales dan cuenta del grado de deterioro del bienestar social.
El sello distintivo de la administración morenista ha sido intensificar los programas asistenciales de ayuda directa, con el único fin de asegurar beneficio político a su partido que, de acuerdo con los resultados de las elecciones recientes, les funciona de maravilla esta estrategia.
Si en las administraciones anteriores, tantito rubor se percibía, al tratar de institucionalizar estos programas para que aseguraran su operación en condiciones más equitativas sin permitir su uso electoral. La actual administración, de manera cínica y descarada, crea hasta una secretaría (la del Bienestar), que reciba indicaciones directamente del despacho del Poder Ejecutivo federal para garantizar que, sin ningún tipo de distracción, se dedique de manera permanente al proselitismo político. El objetivo está claro, asegurarles la permanencia en el poder, que muchos beneficios les ha traído a sus más destacados miembros y familiares. La prensa ha dado cuenta puntual de todo esto.
Si alguna duda hubiese de lo que hasta aquí afirmo, solo hagamos una visita a las redes sociales de los funcionarios públicos federales de primer nivel, la de aquellos que tienen la encomienda directa de capitalizar políticamente, el esfuerzo y la inversión hecha para garantizar que los candidatos oficiales alcancen el puesto deseado a través de una elección.
No escatiman ningún tipo de actividad o medio con tal de llegar al fin establecido. Recordemos el actuar del mismísimo secretario de Gobernación, Adán Augusto, las noticias de su público proselitismo a favor de sus candidatos a gobernadores en horario de trabajo y utilizando infraestructura y recursos públicos.
Otro digno ejemplo de todo es la prioridad mediática del presidente, es la misma Secretaría del Bienestar Ariadna Montiel Reyes; no hay evento público en el que no ensalce y exagere las bondades de las ayudas directas, asegurando que es un gran logro de esta administración, anunciando ya desde ahora que el próximo año, (año electoral) la ayuda superará los tres mil pesos para los adultos mayores, sin embargo la ayuda para las personas con capacidades diferentes, como es un sector no rentable para sus fines políticos, solo incrementó nominalmente 150 pesos y por lo mismo no se anuncia ni se le hace propaganda a tan cuantioso apoyo.
A esta secretaría están asignados los siervos de la nación, un ejército de servidores públicos, son 19,620 personas que visten los chalecos guinda, el color distintivo del partido morena, con salarios que van desde los 8,482 pesos a los más de 50 mil para los directores regionales. Tienen la encomienda de exagerar, para convencer a incautos, las bondades de los apoyos monetarios directos que ellos mismos asignan. La característica que tienen en común es que, durante el primer semestre del año 2018, todos eran activistas destacados de Morena; ahora encargados de confeccionar los padrones de los beneficiarios de las ayudas monetarias directas, con salarios que varios profesionistas ya quisieran.
La construcción de megaobras, emblema de este sexenio, digan lo que digan, la realidad es que a quienes directamente benefician son a los grandes capitales nacionales y extranjeros que operan en nuestro país. Es una falacia afirmar que, con la construcción de estas mega obras, el beneficiario será el pueblo trabajador; no ha sucedido así en ninguna parte del mundo y aquí no sería la excepción.
Las ayudas monetarias directas y la construcción de infraestructura vial y energética para uso exclusivo del sector social más pudiente de la sociedad en ningún país ha reducido el número de pobres que año con año crece exponencialmente.
Con esta actitud y con estos resultados en lo que va del sexenio, no queda ninguna duda de que eso de primero los pobres solo fue un slogan de campaña para alcanzar la presidencia de la república.
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