MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El falso combate a la corrupción de la 4T

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El promotor de la 4T y presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, junto con las cabezas del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), le han vendido al pueblo entero un populismo engañoso bajo el concepto de combatir la corrupción, incurriendo en mentira vil cuando se puede observar que quienes han cometido el saqueo de la Nación en el pasado se encuentran a buen recaudo, mientras se persigue con el aparato de Estado a inocentes, que nada tienen que ver con esa política de "hágase señor tu voluntad en las mulas de mi compadre”.

Porque a estas alturas los mexicanos se han dado cuenta del artero engaño que sufrieron, cautivados por el populismo de quien buscó arribar a la Presidencia de la República durante 18 años o tal vez cansados de los viejos esquemas partidistas, donde lo cierto es que se votó en las urnas por la anunciada transformación de México, esa que hasta la fecha no se ha tenido para el bienestar colectivo, sino sigue siendo para unos cuantos, para los elegidos del sistema.

Según el presidente López Obrador, en México todos los males vienen de la corrupción de los gobiernos anteriores, que saquearon las arcas nacionales para beneficiar a sus amigos y a los magnates mexicanos ("capitalismo de compadres” le llama).

Ha sido precisamente la repetición constante de ese discurso, la causa de que se mantenga alta su aprobación popular a pesar de sus gravísimos errores y los pésimos resultados de su gobierno en materias tan sensibles como la seguridad pública, la salud, la educación y la crisis económica, que ha provocado el cierre de miles de empresas y el despido de millones de jefes y jefas de familia.

Los morenistas le apuestan aún a estas alturas a ese populismo de cuarta lopezobradorista que les permitió acceder al poder para tratar de obtener buenos resultados en la elección de junio, pero han sido ellos mismos quienes han despreciado la bondad de la gente cuando decidió votar por ellos y sin duda alguna habrán de recibir el desprecio unánime por el simple hecho de haber engañado tan de fea manera a sus compatriotas.

Si bien el garlito de la corrupción les funcionó a quienes actualmente gobiernan a nivel federal en México, será muy difícil que ahora suceda lo mismo porque la gente ya no estará inclinada a que el Presidente muestre la corrupción materializada en la "lujosa” residencia de Los Pinos, en el avión presidencial o en personas con nombre y apellido.

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Ya es momento de que se exija a López Obrador que defina con toda precisión qué entiende por corrupción, porque el manejo de conceptos imprecisos o mal definidos sirven más para atacar e insultar a los "enemigos” que para expresar con rigor una verdad científica.

Debemos advertir que quienes escuchan con atención las mañaneras, se habrán dado cuenta de que el presidente usa el término "corrupto” como sinónimo de peculado o concusión, donde se debe precisar que dicho calificativo solo se aplica correctamente a los funcionarios de un gobierno cualquiera, pero no cuando se aplica a quienes piden "mordida” en los cruceros y sus jefes concentradores del dinero; a los que cobran por un servicio que debe ser gratuito; a quienes exigen una "mochada” por resolver favorablemente una solicitud o por asignar un contrato con inversión pública, que son las formas que más sufre y más irrita a la gente común. A ellos no se les puede llamar corruptos porque no "hurtan dinero del erario”. Por tanto el adjetivo resulta corto para el fenómeno que pretende explicar y, por tanto, resulta falso en un buen número de casos.

Se puede observar que también califica como corruptos a los empresarios mexicanos y a algunos  extranjeros por haber amasado sus fortunas –como dice López Obrador- al amparo de los corruptos gobiernos anteriores. Contratos sin licitación o con licitaciones a modo; permisos indebidos; concesiones para la explotación de minas; venta a precio de regalo de activos nacionales; exención y devolución de impuestos e incluso inyección directa de recursos públicos como el caso Fobaproa, son algunos de esos favores ilícitos.

Se debe aclarar que tampoco los empresarios caen dentro del concepto de corruptos, simplemente porque tampoco administran dinero público.

Si el presidente se ubicara mejor en estos temas, vería que en el fondo de todo está la organización de la sociedad en torno a y al servicio de la empresa privada, de la producción de mercancías y de la obtención, mediante su venta, de la máxima ganancia del capital; que el "delito” de los corruptos consiste en repartirse una parte pequeña de la riqueza social sin haberla devengado, pero que, más allá de la formas, todos hacen lo mismo: acumulan riqueza, legal o "ilegalmente&rdquo, porque la organización social está diseñada para eso. Se daría cuenta de lo pueril que resulta querer encarcelar a todos los corruptos, es decir, al sistema entero, o reformarlo mediante  una "cartilla moral”.

El Movimiento Antorchista Nacional desde hace más de 40 años, viene proponiendo que el remedio a los males que aquejan a la nación, radica en la correcta y oportuna intervención del Estado para volver a establecer la justa proporción entre lo que dan y reciben los privilegiados. Dicho en otras palabras, se trata de instrumentar políticas públicas de reparto equitativo de la riqueza social.

Sin embargo, el actual gobierno de la 4T prefiere escuchar el canto de las sirenas y olvidarse del sufrimiento del pueblo, mutilando programas sociales de alto impacto, acusando a todos los que no forman parte del "equipo” de ser corruptos, de ser miembros de la mafia del poder, buscando afanosamente seguir cautivando a los electores con esa falacia enraizada en un populismo fracasado que solo ha generado en el país mucho más pobreza, inseguridad y falta de opciones para un desarrollo justo y equilibrado.

 

 

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