MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El fenómeno del “nearshoring” o relocalización de las inversiones en México

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La enajenación es algo real y concreto, manifiesto en el hecho de que las personas vivan una vida ajena a ellas mismas, como es el caso, por ejemplo, de  la que viven los obreros, que está determinada por el  interés de la clase de los patrones, los cuales le dictan hasta la hora en que debe comer, descansar o hace sus necesidades, y también los patrones viven la vida que les impone su propio capital, por ser la personificación de éste; además, en el terreno de la conciencia de clase, la enajenación se manifiesta en la falta de identificación y el desconocimiento de los intereses propios como tal, lo que lleva a los integrantes de la clase dominada a la adopción de los intereses contrarios o antagónicos, haciendo que los pobres no se asuman como tal clase y siempre están negándose a sí mismos lo cual les impide sentar las bases de un cambio social profundo y verdadero, porque siempre están soñando con hacerse ricos porque no son pobres, sino que han tenido mala suerte.

En abono a intentar combatir tal enajenación ideológica, me propongo hacer del conocimiento público un fenómeno, que visto a simple vista parecieran inexplicable o hasta una consecuencia del supuesto buen trabajo del gobierno de la 4T, lo cual no es así de ningún modo. Me refiero a la llegada de capital extranjero a la parte centro y norte del territorio nacional, que, dicho sea de paso, si bien es cierto que trae consigo el crecimiento del empleo, no equivale a sacar de la pobreza a las familias proletarias.

El nearshoring, es el nombre en inglés que se le da a la relocalización de grandes capitales o empresas que se encontraban en China, y que se están moviendo hacia América, sobre todo a México, como consecuencia de la guerra económica que los Estado Unidos ha desatado contra ese país asiático que lo está rebasando ya en la producción de riqueza y que, según los pronósticos, pronto será  la economía más grande del mundo de acuerdo con su tasa de crecimiento, la cual la ha colocado ya como locomotora de la economía mundial, a pesar de la pandemia que acabamos de sufrir.

Esa guerra económica tiene la misma base que la que orilló a Rusia a implementar su operación especial en Ucrania para defenderse del cerco militar que la OTAN estaba tendiendo en esa antigua república soviética que históricamente fue parte del territorio ruso, es decir  el afán expansionista de los grandes monopolios que han pretendido un dominio hegemónico imperialista completo del mundo, por su necesidad de contar siempre con nuevas fuentes de abastecimiento de materias primas, ya que  ellas mismas las han venido agotado  por la sobreexplotación irracional en varias partes del mundo; también buscan incesantemente  mano de obra barata para ahorrar gastos de producción;  y también necesitan nuevos mercados donde vender sus mercancías para poder realizar la plusvalía que la fuerza de trabajo explotada en el proceso productivo, que bajo el capitalismo es al mismo tiempo proceso de valorización, ha dejado coagulada en forma de trabajo socialmente necesario o valor,  en cada uno de los productos, que para diferenciarse del capital invertido inicialmente, tendrá que realizarse en el mercado, al venderla y obtener lo invertido más la ganancia.

Esta desenfrenada carrera de sobreexplotación, tanto de la naturaleza como de la sociedad en cuanto a mano de obra, se debe al natural decremento de las tasas de ganancia que se explica, a su vez, por el natural acrecentamiento de la parte constante del capital, representado por los medios de producción (instalaciones, vías de comunicación,  maquinización), los cuales transfieren durante el proceso de producción el valor que ellos mismos encierran; en detrimento del capital variable , que es el invertido en la compra de fuerza de trabajo representado por el salario de los trabajadores, que al ir disminuyendo proporcionalmente con respecto a la parte constante del capital, por ser éste el que por su peculiar característica de producir valor nuevo que queda coagulado en la mercancía producida durante la jornada de trabajo, hace que cada vez sea menor la tasa de crecimiento del capital o la tasa ganancia, fenómeno conocido como la ley de rendimiento decreciente; que es lo que lo impulsa a la conquista, muchas veces por las armas, de nuevos territorios. Como Rusia y China han emprendido una vía de desarrollo multipolar, donde no exista la hegemonía absoluta de nadie, sino un desarrollo compartido de todas las naciones y se han opuesto a los intereses del gran capital, les menudean los ataques, amenazas y sanciones.

Así se explica el hecho de que las empresas se estén trasladando a América, a México y más concretamente a la parte centro y norte de nuestro país para abaratar costos y tiempo, estando más cerca de la economía estadounidense, que sigue siendo, como quiera que sea, la punta de lanza del capitalismo. Esa es la causa de la llegada de nuevos capitales a nuestro país, y no los aciertos de la política económica de la 4T, la cual ha tenido una actitud no sólo errática sino también errada, que ha hecho más pobre al país, como lo demuestra el promedio de crecimiento de nuestro Producto Interno Bruto (PIB) que al cuarto año de su gobierno cerró en menos de .175 por ciento.

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