Como cada 10 años, en 2020 el INEGI realizó la Encuesta Nacional de Vivienda (ENVI) la cual arrojó resultados muy interesantes para la Ciudad de México.
Un primer resultado es que somos más de 9 millones de habitantes en la Ciudad y que vivimos en 2.8 millones de viviendas, de las cuales 30 por ciento cuenta con un dormitorio, y hay 42 por ciento con dos dormitorios, es decir, que la absoluta mayoría, más de 70 por ciento de los hogares, son extremadamente reducidos y por lo cual vivimos en una situación de hacinamiento.
Un segundo resultado de la mencionada encuesta es que sólo 51 por ciento de la vivienda es propia, mientras que la vivienda rentada o prestada es de 49 por ciento. En otras palabras, en más de 1.3 millones del total de las viviendas de la ciudad se paga renta o se vive en una situación de inseguridad porque se está a expensas del dueño de la casa.
Pero, lo más importante en este aspecto es que el porcentaje de las viviendas en propiedad se redujo de 71 por ciento a 51 por ciento en 20 años, del año 2000 a 2020. Este dato nos habla del grado de empobrecimiento de los habitantes de la capital del país, ya que quienes han perdido su vivienda o no cuentan con una no es por libre elección, sino porque han visto mermados sus ingresos, aunado a que los impuestos en las áreas con servicios cada vez son más caros con lo que se va agudizando el fenómeno de gentrificación.
Otro resultado importante es que alrededor de 50 por ciento de las viviendas tienen problemas estructurales, grietas y cuarteaduras, pandeos y deformaciones, humedad o filtraciones de agua, levantamientos o hundimientos de pisos, etcétera, todo lo cual nos lleva a que se requiera ampliación, remodelación o reconstrucción de las mismas.
El último resultado de la referida encuesta que me interesa destacar es que, de los datos proporcionados, diversos especialistas llegan a la conclusión de que se requiere contar con más de 800 mil viviendas nuevas, y ampliar y reparar 35% de las casas propias, para satisfacer la demanda de hogares en la capital de la República.
Si nos enfocamos únicamente a la necesidad de vivienda nueva, el Instituto de Vivienda de la Ciudad de México (INVI) reconoce que de 1999 a 2021, es decir en 22 años, sólo ha financiado la construcción de 170 mil 289 viviendas (90 mil 230 en conjuntos habitacionales y 80 mil 59 en programas de vivienda progresiva). Cantidad que si la dividimos por el número de años nos arroja un promedio de 7 mil 740 viviendas anuales.
Con tales cifras, queda muy claro que los programas de financiamiento público para vivienda del gobierno de la Ciudad son totalmente insuficientes para satisfacer la demanda que arroja la encuesta. Si el gobierno continuara con ese ritmo de financiamiento para la construcción de vivienda, necesitaría 103 años para construir las 800 mil viviendas que necesitan los habitantes de la capital.
De lo anterior se puede deducir sin mucho esfuerzo que no es nada alentador el panorama para aquellos ciudadanos que esperan contar con una vivienda, especialmente aquellos de más bajos recursos, si nos atenemos a la programación de vivienda social actual.
El propio gobierno de la Ciudad de México, que lo llevan gobernando 25 años los mismos políticos, pero con diferente camiseta -ahora con la de Morena-, no han podido diseñar y aplicar una política de vivienda verdaderamente transformadora que resuelva y atienda la carencia de hogares en la capital del país. Todos estos años se han dedicado a atender algunas de las solicitudes de los grupos consentidos del actual gobierno y han venido rechazando sistemáticamente la mayoría de las solicitudes de la población necesitada en general.
Veinticinco años es un periodo de tiempo más que razonable para darnos cuenta si esos políticos o ese sistema de gobierno podrá resolver el grave problema de la vivienda en la capital y si concluimos que no lo hará la población debe tomar en sus manos el problema, debe organizarse y luchar para que se apruebe un programa de vivienda verdaderamente radical, que considere sobre todo las posibilidades reales de adquisición de la vivienda por las familias de menos recursos económicos.
Tanto por la ingente necesidad de más viviendas como por la parsimonia con que este gobierno atiende esta necesidad elemental de las familias, el Movimiento Antorchista en la Ciudad de México invita a todas aquellas personas que carecen de una vivienda a unirnos y exigir al gobierno un cambio profundo y atención más urgente a todos los demandantes de vivienda, trátese de una nueva o de ampliaciones o reparaciones.
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