Hace unos días participé en el foro "La Industria de la Construcción como eje Transformador de la Sociedad", organizado por la Asociación Oaxaqueña de Arquitectas e Ingenieras A.C., DAHMAR, junto a profesionales de la construcción y la educación.El formato en línea, por limitaciones de tiempo y su carácter impersonal, dificultó el debate y la necesaria profundización de este importante tema, por ello, aunque abordamos la actual crisis del sector, no pudimos abundar en este respecto.
Como en mi participación, enfocada desde el ámbito social, no tuve oportunidad de expresar mis opiniones con suficiente extensión, lo hago por este medio.Para ello, enfoco a la sociedad como un todo, con sus diversos elementos, tratando de comprender sus nexos, determinaciones y dependencias y, por tanto, el funcionamiento de conjunto que, al modificarse, afecta a todos los sectores que la conforman.
De acuerdo con la economía política, la estructura es la base económica o ser social sobre la que descansa la superestructura o conciencia social.El máximo exponente sobre esta concepción económica, Carlos Marx, dijo a este respecto que "el ser social determina la conciencia social", es decir, la primera determina y condiciona a la segunda, aunque en determinadas condiciones, puede cumplirse esta relación de manera inversa.En la superestructura se encuentran la política, la religión, la ética, la filosofía, la educación, las artes, el derecho, determinados todos por la naturaleza de las relaciones de producción y de propiedad que predominan en el sistema, cuyo objetivo es garantizar el correcto funcionamiento del modelo económico, en este caso el Neoliberalismo, el cual se estableció en nuestro país desde los años setenta.
Este modo de producción tiene como motor propulsor la búsqueda de la máxima ganancia, insaciable necesidad que no se satisface con los beneficios que le brinda la explotación de la fuerza de trabajo, por lo que irremediablemente traslada parte de los costos de producción al Estado, exigiendo al aparato de gobierno que privilegie las inversiones del gran capital nacional y extranjero, mediante excensiones fiscales y subsidios, con el argumento de que la derrama económica permite el desarrollo y alienta la creación empleos.Además de ello, promueve la eliminación del "paternalismo oficial" y el desmantelamiento de las legislaciones laborales y sindicales que exigen se destine recursos para pensiones, seguros y demás derechos laborales de los trabajadores.Para completar la situación de indefensión en que necesita a la fuerza laboral, el Neoliberalismo impulsa la cancelación de programas sociales de vivienda, de salud y de inversión en infraestructura pública.Esta acumulación de riqueza en unas cuantas manos se logra pues, a condición de que los ciudadanos vivan únicamente del producto de su extenuada fuerza de trabajo.
Como efecto de estos movimientos en la base económica, nuestra sociedad ha sufrido alteraciones en una parte importante de la conciencia social, en la política, que en los últimos años se ha polarizado como producto de la creciente inconformidad de los ciudadanos ante la insultante pobreza y la depauperación de sus condiciones materiales de vida.A esta inconformidad se suma la descomposición de la clase gobernante que han generado los partidos políticos en las décadas de instauración del Neoliberalismo.La polarización entre los pocos que tienen mucho y los muchos que tienen poco, se manifiesta pues, en la superestructura o conciencia social, es decir, en la creciente inconformidad de las clases trabajadoras que han esperado inútilmente el mejoramiento de sus condiciones de vida bajo los gobiernos del PRI en las últimas décadas y del PAN en la llamada alternancia.Por su parte, el gran capital supo detectar a tiempo que esta clase política que él mismo generó dándole poder excesivo y que derivó en una corrupción desmedida, había llegado a la bancarrota, por ello necesitaba una nueva expresión política fresca, más aceptada por la sociedad inconforme.Esto esperaban los oportunistas que se han generado en los distintos partidos políticos, cuya mayoría desde siempre hizo su cubil en la sedicente izquierda mexicana al servicio de la gran burguesía y que a su vez, supo que su discurso tarde o temprano encontraría eco en las masas populares que estaban cada vez más ávidas de ser tomadas en cuenta, con lo cual accederían al poder político.Estas tres condiciones confluyeron en Morena: la inconformidad de las masas, el interés del gran capital y el olfato de los oportunistas de la política.
Pero veamos lo que ha acontecido en la base económica y que ha dado origen a estos fenómenos en la superestructura.Según el Centro de Estudios de las Finanzas Públicas (CEFP), en la Formación Bruta de Capital Fijo valor de los activos fijos en un periodo determinado tanto por el sector público como por el privado,en los últimos 8 años la inversión privada pasó de 73.4% a 86.3% y la inversión pública de 26.6% a 13.7%; dice además, que las erogaciones que incrementan el patrimonio público e incluyen el gasto de inversión que realizan las dependencias y entidades de la administración pública federal, el llamado "Gasto de Capital", demuestran que en los últimos años se ha delegado a la inversión privada la tarea relevante en la promoción del crecimiento y el desarrollo económicos.A su vez, el análisis del desarrollo de la infraestructura en nuestro país del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria.A.C.(CIEP), de la última década, arroja que en 2010 el gasto público en inversión fue del 5.1% del PIB, pero en 2020 descendió a 3.1% y que la Inversión Física, en 2020 representará el 2.5% contra el 2.7% del PIB en 2019, un decrecimiento de 2% y que además, el 49% de este se destinará a Pemex.
Esto es, el gran capital como parte de su necesario desarrollo, ha perseguido la máxima ganancia impulsando las recientes reformas estructurales que acabaron con el estado de bienestar mexicano, al mismo tiempo ha venido aumentando su participación en la inversión pública, con lo que continúa desarrollando el modelo Neoliberal sirviéndose de la superestructura, o sea, de las políticas de gobierno de la 4T, impulsando la inversión pública en proyectos destinados a facilitar las transacciones comerciales de las empresas que participarán en el T-MEC o la construcción del Tren Maya, el Corredor Transísmico y el aeropuerto de Santa Lucía y ahora ante la crisis generalizada provocada por la pandemia, empieza a adueñarse del poco espacio que aún le queda a la mediana y pequeña empresa, a la que el gobierno federal, sumiso, deja a su suerte sin brindarle subsidios o condonaciones de impuestos para que sobreviva.
Entonces, lo que afecta a la industria de la construcción, en concreto a muchas de las empresas locales, como se comentaba en el mencionado foro, afecta a las pequeñas y medianas empresas de todos los sectores en general, porque es una lucha entre capitales, entre el pequeño y el gran capital en el poder, cuyo interés no distingue de partidos políticos, se sirve de unos u otros según sea el momento y el ánimo que prevalezca entre las mayorías.El pueblo de México sin saberlo- contribuyó a este desarrollo, no viendo que al llevar al poder a López Obrador, estaba beneficiaría al gran capital que aprovechando el deseo de cambio en los mexicanos, formó un partido más sometido a sus intereses.
Pero ¿es este un problema insoluble? No, no lo es, hemos visto que la estructura determina a la superestructura, pero el desarrollo social admite el proceso inverso, la determinación de la primera por la segunda.Esta determinación se cumple no únicamente, pero si de manera trascendental, en la esfera de la política.Todos los sectores afectados, empresarios medios y pequeños, comerciantes, transportistas, campesinos y obreros, etc., deben saber que sufren por igual los estragos del desarrollo del gran capital y que por tanto, urge su unión en una gran fuerza social que cambie este modelo económico por uno más amigable e incluyente.El destino de uno, es el destino de todos ellos y el reloj de la historia está indicando que la hora para incidir en ese destino, está llegando irremediablemente.
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