El payaso se puso su peluca crespa y blanca, tal vez por eso le decían cabecita de algodón, bueno, así lo presentaban cuando lo anunciaban para sus shows; bueno, cabecita de algodón se puso la peluca y luego de atarse los zapatos ya estaba listo para hacer su show de todos los días. Faltaba un poco para la función fantástica del día de hoy, pero él fue a la carpa principal a dar unos ensayos.
Eran tres carpas, de distintos tamaños que destacan por su color guinda, a la más grande fue a donde se dirigió el payaso, por ahí decían que era un verdadero payaso, porque tenía aires de grandeza y cada mañana acudía a dar unos discursos a los que llamaba mañaneras.
Lo cierto es que su número no destacaba, porque decía los mismos chistes de siempre, y cuando no producía ninguna impresión, le echaba culpa a los payasos malosos de las administraciones pasadas, bueno, eso decía, o si no se la echaba al público, claro que cuando le iba bien decía que era un público bueno y sabio.
A veces parecía un buen payaso, porque cuando daba sus shows le gustaba darles dulces a los niños y a los viejitos y a todo despistado que allí se presentará, aunque era sólo para asegurar que a su show se quedarán.
Mientras se dirigía a la carpa grande, acudió a visitar a los acróbatas que practicaban sus piruetas, casi siempre participaban después del payaso, apantallando con maromas al público, sus trajes llenos de serpentina llamaban la atención y, sobre todo, el gran número de maromas que podía hacer cada uno de el uno que otro se había lastimado, pero eso era lo de menos para el payaso, que lograba salvar la vida de ese gran circo, era lo de menos para el "cabecita de algodón", porque lo que más le interesaba siempre era que su número fuera "extraordinario” y todo saliera bien.
Era sólo un payaso, pero le gustaba sentirse dueño del circo, por eso después se dirigió a visitar a los pocos animales que tenía el circo, la mayoría de ellos eran solo animales de carga, o sea burros, uno que otro caballo, y varias focas, vaya usted a saber de dónde un circo puede mantener a tantas focas, pero cumplían su función principal, aplaudir como focas, aplaudir y solo aplaudir.
Bueno, el payaso procedió a revisar el inventario para su show, varios floreros que se acomodaban mientras daba su show para que el espacio no se viera tan vacío, floreros coloridos y variados que daban un aspecto más vivo a su show, los pulió y les dio unas cuantas pasadas para que se lucieran mejor.
Acudió a dar su mañanera en la carpa principal, no tenía público, pero a quién le importa esto, es un payaso con aires de grandeza que todas las mañanas se la pasa diciendo puros chistes y muchos cuentos, para creer y convencer que todo va bien.
0 Comentarios:
Dejar un Comentario