MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

El tiempo exige y necesita una vanguardia estudiantil

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México atraviesa un momento de tensión en los rubros económico, social y político porque el gobierno de primero los pobres, que se ofreció como un gobierno progresista y que representaría al pueblo, resultó una farsa más de aquellos que están lejos de representar los intereses de la mayoría, al pueblo trabajador.

 El proyecto de la Cuarta Transformación ha ahondado las desigualdades sociales y ha profundizado los efectos catastróficos en los distintos problemas del país. Uno de ellos es el sistema educativo mexicano, el cual no garantiza la educación a la mayor parte de los ciudadanos, razón por la que existen comunidades que a lo largo de su vida no reciben la educación básica, un derecho humano fundamental, y mucho menos logran siquiera tener un certificado de bachillerato.

Muchas familias, tanto en comunidades rurales como urbanas, requieren que todos sus miembros realicen labores remuneradas para conseguir un ingreso mínimo de supervivencia, los factores más comunes de la falta de cobertura educativa se relacionan con variables sociales y económicas, las cuales el gobierno de la 4T no garantiza y lejos está de tomarle importancia seria. Y sino, veamos el presupuesto que se le destinó a la educación en nuestro país.

Se recomienda que el gasto público para la educación represente entre 4.0 y 6.0 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB). En nuestro país este gasto alcanzó el 3.1 por ciento del PIB en el 2022, el nivel más bajo de la última década. “Los efectos de esta baja inversión educativa no se sentirán en el corto plazo, pero sus consecuencias se reflejarán en una disminución de la calidad de vida de las generaciones futuras”, consignó un análisis del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP).

Ante esta situación, en los últimos días, gracias a las malas políticas educativas de la Cuarta Transformación, vemos de manera alentadora el despertar de nuevas generaciones de jóvenes estudiantes de universidades, preparatorias, normales, mismos que se notan cada vez más decididos a luchar contra las imposiciones arbitrarias del actual gobierno, quien se muestra más corrupto, antidemocrático y cada día más autoritario. Las batallas constantes pugnan por mejoras en la calidad de su educación y en la de su vida cotidiana, ya no se conforman con lo que se les quiera dar, quieren lo que merecen y se nota que harán todo por conseguirlo o, por lo menos, esa es la intención:

Hemos visto la aguerrida lucha de los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN), quienes luego de un hartazgo generalizado frente a la baja calidad de la educación, la insuficiencia de los espacios físicos y de la infraestructura, la reiteración de las prácticas sexistas y el acoso; cansados de no ser escuchados y atendidos en el seno de las escuelas, miles de estudiantes politécnicos se movilizan y exigen la solución de un pliego petitorio.

Los estudiantes del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), han marchado en diferentes ocasiones en contra de la política científica del actual gobierno de Andrés Manuel López Obrador. 

La aleccionadora lucha de los estudiantes de la Universidad Autónoma Chapingo (UACh), quienes lograron la destitución de su corrupto rector universitario José Solís Ramírez, además de exigir un aumento del 30 por ciento en sus becas, ya que se les retiró la ayuda otorgada durante la pandemia; el establecimiento de un nuevo Consejo Universitario, apoyos a sus estudios internacionales, y superar algunas deficiencias que hay en los internados, como la filtración de agua en los dormitorios y el hacinamiento en las aulas.

Los estudiantes de la UNAM también han dado muestras del hartazgo ante las políticas educativas; han marchado por seguridad en sus planteles, estas movilizaciones han sido el motor para que las escuelas de la UNAM; de nivel superior y de bachillerato– se mantuvieran en paro por el despido de maestros con denuncias de acoso y abuso sexual. La mejora del inmobiliario en las escuelas, la revisión de edificios después del sismo y la agilización en los trámites escolares y la titulación.

La lucha de las normalistas, algunas de verdadera resistencia como las de las alumnas de la normal rural Carmen Serdán de Teteles, Puebla, que están en plantón en la Plaza Santo Domingo en el Centro Histórico de la Ciudad de México, las alumnas de la normal rural Benito Juárez, de Panotla, Tlaxcala, quienes han sido víctimas de represión por parte del gobierno, y sin embargo, mantienen su lucha a la espera de que López Obrador, quien dice que los pobres son primero, actúe para defender las escuelas que dan formación profesional a los pobres y que no se privaticen; a la espera de que el Presidente que dice no ser represor ponga alto a la embestida que siguen viviendo las normales rurales.

La importante lucha que dan los estudiantes adheridos a la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios Rafael Ramírez (FNERRR), quienes un día sí y otro también siguen denunciando a nivel nacional, la falta de recursos federales para resolver los problemas de infraestructura en los edificios de sus centros escolares. A quien, por cierto, aprovecho para felicitarlos con grata emoción, por la reciente celebración de su VI Congreso Nacional; en algún momento formé parte de sus filas y me siento orgullosa de ello, hicieron de mí una mujer crítica, capaz de luchar por la injusticia social.

Todas estas expresiones estudiantiles traen consigo una reflexión y un llamado enérgico a las juventudes de nuestro tiempo, porque con ellas se demuestra que existe inconformidad de los diferentes sectores sociales; los estudiantes son un sector muy importante para seguir denunciando al modelo económico y político de la llamada Cuarta Transformación.

Ver a los estudiantes luchar, es ver una masa crítica, capaz de tomar conciencia ante la realidad social que vivimos, una masa joven que tiene dignidad, que quiere tomar compromiso para que las cosas cambien en nuestro país. México necesita a los estudiantes aguerridos, críticos y dispuestos a luchar por una sociedad más justa, los necesita para que sean la luz de la liberación de un pueblo oprimido por las garras del sistema imperialista que nos domina.

Como dijo alguna vez, Salvador Allende: “ser joven y no ser revolucionario es una contradicción hasta biológica”.

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