Contrario a la creencia de que en Quintana Roo hay mucho empleo, de que es una entidad bendecida con trabajo, resulta que lo que verdaderamente hay es una alta tasa de informalidad que señala que 47 personas de cada 100 buscan un empleo para obtener ingresos donde pueden, sin prestaciones sociales y con salarios verdaderamente bajos.
Así lo ha revelado la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), correspondiente al segundo trimestre de 2024 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que también revela que en Quintana Roo se tiene un aumento en la tasa de desocupación.
En Quintana Roo, el 43.8 % de la población trabaja en la informalidad, lo que equivale a 428 mil personas sin acceso a seguro social, prestaciones ni protección laboral adecuada.
El empleo informal, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), son “todas las actividades económicas de los trabajadores y las unidades económicas que están, en la legislación o en la práctica, no cubiertas o insuficientemente contempladas por sistemas formales”. Algunos ejemplos de esto son los taxistas, vendedores ambulantes, jornaleros, los tenderos, las trabajadoras sexuales, entre otros más.
Para analizar más a fondo este asunto, el informe más reciente del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), con respecto a los indicadores de ocupación y empleo, nos dice que en nuestro país la cantidad de personas con quince años o más alcanza los 98.9 millones, de los cuales la población económicamente activa (PEA) que se encuentra en México es de 59.5 millones de personas, de las cuales la población ocupada alcanzó los 57.7 millones de personas.
En esta también vemos que una gran parte de la población que labora son jóvenes. De la cantidad de población ocupada, treinta y dos millones pasan a ser parte del trabajo informal, lo cual sería el 55.5 % de la población ocupada.
Esto es muy preocupante, ya que, al estar trabajando fuera de la protección de la ley, los trabajadores son propensos a despidos sin aviso y sin compensación, tiempos extras obligatorios, bajos salarios, incumplimiento en el pago, empleo inestable.
Pero también afecta al carácter económico del país debido a que, al no estar contratados formalmente, ninguno de los trabajadores paga sus impuestos, lo que genera un golpe grande a los ingresos del país, provocando que los ingresos del producto interno bruto (PIB) se vean reducidos.
Todo esto es provocado por el mediocre crecimiento económico, la falta de incentivos y oportunidades, ausencia de reformas, debilidad de las instituciones y un pobre estado de derecho, evitando con esto que se cumpla la ley en favor de la mayoría de los ciudadanos.
Otra de las causas de la falta de formalidad en el empleo es la precaria inversión en nuevas tecnologías que ayuden al mejoramiento de las áreas laborales, así también para los gastos sociales, los cuales son importantes para el desarrollo del país.
Quintana Roo no es la excepción. Aunque las autoridades lo tratan de minimizar, el gobierno local y federal poco han podido hacer para ayudar a los trabajadores que, obligados a llevar algo de alimentos para sus familiares, aceptan empleos en empresas que no están dadas de alta ante Hacienda y que no pagan impuestos. Por lo mismo, pagan irrisorios salarios, pero la necesidad es mucha y se acepta lo que se encuentra.
¿Por qué, si las autoridades tienen esta información, si ellos mismos son los que miden diferentes índices que genera la ciudadanía, la población, sus necesidades, lo que tiene, de lo que gozan, de lo que padecen, y si son capaces de generar esos datos, por qué no lo son de generar soluciones definitivas?
Nos hemos enterado de que, en informalidad, en lo que va del año, la entidad registra el 43.8 %, es decir, prácticamente 428 mil personas laboran de esta manera en toda la entidad que reporta el 66.1 % de la población que aporta a la actividad económica estatal, ya sea mediante un empleo formal o informal, de las más altas en el país, de acuerdo al reporte de México, ¿cómo vamos?
Esta tasa coloca a Quintana Roo entre los tres estados con mayor población económicamente activa que aporta a la ocupación económica de la entidad, sólo por debajo de Baja California, con 69.6 %, y Colima, con 66.9 %.
Al mismo tiempo, se ubica entre los estados con mayor tasa de ocupación a nivel nacional, con un total de 528 mil personas con empleo formal dado de alta ante el IMSS.
Es de lamentar que más del 43.8 % de la población labora en la informalidad, es decir, 428 mil personas no tienen seguro social, ni prestaciones y nada que los ampare y proteja laboralmente. Las estadísticas crudas revelan la magnitud de una problemática que no cede.
En Quintana Roo, la informalidad laboral no sólo persiste, sino que ha aumentado en un 15 % en los últimos cinco años que ha gobernado Morena. ¿Dónde está la respuesta eficaz del gobierno estatal y federal?
No sólo es el desempleo y el aumento de la informalidad, sino que a ello se le suman los malos salarios. Las pésimas condiciones en las que se encuentra el pueblo trabajador son los verdaderos problemas.
El trabajador no podrá solucionar tales problemas desde su casa o desde su trabajo, sino desde la estructura base, de manera organizada, trabajar y luchar por condiciones sociales, con los cuatro ejes que ha impulsado Antorcha y bajo la directriz de la organización social más grande y mejor estructurada de México; ejes que hemos dado a conocer y que, sabemos, pondrán en el camino del desarrollo y del progreso a nuestro país.
La verdadera urgencia radica en la creación de más y mejores empleos formales en el estado. En lugar de desprotegerlos, deberían brindarles apoyo.
La labor de los trabajadores mexicanos no sólo les da dignidad, sino que también es el sustento diario de sus familias. Por esto, es necesario que sigamos trabajando con el pueblo, concientizarlo para que podamos lograr el cambio político que necesita con urgencia nuestro país.
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