Nada nuevo estamos viendo en las campañas políticas, prácticamente más de lo mismo, lo tradicional en época de elecciones: los mismos discursos sin sentido, las mismas promesas demagógicas y casi los mismos candidatos, los de siempre, las mismas familias, los mismos apellidos y, casos extremos, como el de Nopala, donde un hermano va por la presidencia, otro por la diputación y un tercero es el jefe de la campaña, a quién seguramente veremos colocado en alguna dependencia, no digo municipal, porque dudo que ganen. Vemos a los distintos candidatos que sin el menor rubor tratan de ganar con la verborrea de siempre el voto ciudadano para su causa, y son pocos, salvo raras excepciones, en quienes vemos planteamientos serios y con verdadera preocupación por lo que está pasando en nuestro estado.
Tratando de ignorar el hartazgo a que la población ha llegado ante décadas de demagogia y de promesas incumplidas, los candidatos están sufriendo las de Caín para lograr reunir en unos casos 10 gentes que les escuchen con atención; algunos, en actos desesperados, empiezan a amenazar a ciudadanos con que si no votan por ellos "les va a pesar"; en otros casos, sugiriendo que organizaciones como Antorcha Campesina tendrán que votar a fuerza por los "elegidos" del patrón, aún sin hacer compromisos concretos con los antorchistas, etc. Otros, como el caso del candidato del PRI en Huehuetla, quien en su ignorancia y desesperación, para que no se conozca la realidad y con la esperanza de sumar incautos a su candidatura, se atreven a secuestrar a encuestadores, cometiendo con ello un delito y, obviamente, donde se ve su total desconocimiento de la ley (tengo sabido que la encuestadora a quienes le fue agredido su personal está preparando la denuncia penal correspondiente contra el candidato y su puñado de seguidores). Tenemos casos de candidatos del mismo partido que se disputan la presidencia de su respectivo municipio militando o haciendo campaña en dos partidos distintos, como el caso de Huejutla, donde prácticamente están en empate técnico el PRI y el PES, o los famosos candidatos "independientes", que, disculpas anticipadas por si alguno de ellos no entra en este esquema, que de independiente no tienen más que el nombre.
En fin, este es el triste panorama que tenemos en Hidalgo y en la mayoría de las entidades donde se celebrarán elecciones el próximo 5 de junio y, a pesar de ello, seguimos viendo gobernantes y funcionarios estatales y municipales que dan una muestra de soberbia terrible, digna de mejor causa, como el caso del alcalde de Pachuca, Eleazar García Sánchez, que flaco favor hace al partido que lo llevó a la casa Rule, primero negándose a cumplir una minuta que firmó con su puño y letra y, segundo, cuando le reclaman los ciudadanos su incumplimiento simplemente les responde con toletazos de su policía, provocando con ello, en mero proceso electoral, un plantón permanente en la bella airosa, plantón al que se han sumado contingentes de inconformes de diferentes municipios porque dependencias del gobierno estatal también siguen el ejemplo del alcalde incumplido y pendenciero de Pachuca; así tenemos que contra todo sentido y derecho a la educación, el secretario de la SEPH se niega a otorgar su clave de centro de trabajo a un jardín de niños y una escuela primaria en el municipio de Tizayuca y a una escuela secundaria en la zona norponiente de Pachuca, o bien a incorporar al Programa de Escuelas de Tiempo Completo al Jardín de Niños de la colonia Mariano Otero y a la primaria José Martí de la colonia Ramos Arizpe, violentando con ello la ley, pues actualmente por disposición oficial todas las escuelas públicas de nivel básico deben incorporarse a dicho programa. En la misma situación de incumplimiento están: la Secretaría de Planeación, que tiene años y no puede concluir tres electrificaciones; la Secretaría de Obras Públicas, que no arranca las pavimentaciones de varios caminos y la propia secretaría de Salud que a meses de inaugurado el centro de salud en la Colonia Luz del Carmen, Pachuca, aún no completa ni el equipo ni el personal necesarios, y ¡qué decir del Hospital Regional de Nopala, que contra todo acuerdo, derecho y necesidad pretenden dejarlo reducido a un Centro de Salud Ampliado!
En fin, considero que los ciudadanos debemos extraer lecciones de esta situación: nos incumbe exigir a los candidatos que hablen claro, que pasen de los simples discursos trillados y nos digan si conocen las verdaderas causas de los problemas que aquejan a la población, como la pobreza y descomposición social, pero fundamentalmente, si saben el remedio para combatir esos males; debemos saber examinar a cada candidato, si realmente conoce las necesidades inmediatas y mediatas y cómo atenderlas y, obviamente, si se compromete en serio con la población, o si lo suyo no son más cuentos y demagogia. Y finalmente, si nadie nos convence, entonces trabajemos duro para forjar a verdaderos candidatos del pueblo, sigamos trabajando para formar ciudadanos conscientes de sus derechos y sus obligaciones, para educar a nuestro pueblo y que toda la bisutería discursiva electoral no empañe su pensamiento ni su decisión; para liberar su mente de toda la basura mediática. Por lo pronto los antorchistas acudiremos a las urnas a votar por los candidatos que se comprometan con el pueblo y sus necesidades, y aunque conocemos que en algunos casos no hay opciones que cumplan con tal expectativa, también sabemos que la abstención no es la mejor decisión, pues actuando así permitiríamos que lleguen a gobernar personajes aún más nefastos para la sociedad. Compañero antorchista, juntos tomemos las mejores decisiones que se pueden tomar con las opciones que hoy nos presenta la realidad.
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