MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

En nombre de la Austeridad Republicana

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Desde su fundación en 1974, el Movimiento Antorchista con base en un estudio científico de la sociedad se dio cuenta que el principal problema de nuestro país es la pobreza a causa de la injusta distribución de la riqueza que producimos entre todos los mexicanos, o sea, no es la corrupción como ha estado tratando de hacernos creer el presidente Andrés Manuel López Obrador desde su larga campaña presidencial y en cada mañana en lo que va de su sexenio. 

Gracias a nuestra visión de la realidad nacional, los antorchistas no hemos perdido el rumbo, es por eso por lo que en estos 48 años de existencia hemos luchado consecuentemente contra uno de los más graves y dolorosos flagelos sociales que azota a millones y millones de trabajadores del campo y la ciudad. De esta manera, buscamos no sólo resolver los intereses inmediatos de las capas más desprotegidas de México, sino lo que queremos, esencialmente, lograr un cambio profundo en México y en los mexicanos; despertarlos y educarlos para que luchen por mejores condiciones de vida para ellos y las generaciones venideras.

Pese a que hasta antes de 2002, no obstante la relevancia del tema, México no contaba con una metodología oficial de medición de la pobreza como el Coneval, en todos los sexenios, incluido el actual obviamente. Venimos señalando que el gasto social de la Federación, es decir, aquella partida del presupuesto que el Estado destina a satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos, como alimentación, salud básica, educación, justicia, previsión social, vivienda, inversión social, entre otras, es insuficiente lograr una vida digna, sana, prolongada, creativa y productiva de los mexicanos.

En estos tiempos de la 4T no solo el Coneval, sino incluso expertos de organismos internacionales revelan que en nuestro país, el número de personas en situación de pobreza aumentó de 51.9 millones que había en 2018 a 55.7 millones en 2020. El portal eleconomista.com.mx el pasado 24 de enero publicó un artículo de Yolanda Morales en donde menciona que los indicadores de pobreza en México empeoraron en 2020 ante la falta de acceso a los servicios de salud y el modesto apoyo fiscal otorgado por el gobierno en la pandemia de Covid-19, reveló un documento de trabajo del Fondo Monetario Internacional (FMI).

Esto significa que la proporción de mexicanos con al menos una de seis carencias sociales que son rezago educativo, acceso a servicios de salud, acceso a la seguridad social, calidad y espacio de vivienda y acceso a la alimentación, pasó de 41.9% del total de la población en México en 2018, a 43.9% en 2020. Tomando información del Coneval, expertos del FMI detallaron que de manera preocupante, la falta de acceso a los servicios de salud se incrementó en plena emergencia sanitaria y profundizó el deterioro de las condiciones de vida de las personas, siendo particularmente las que viven en áreas rurales e indígenas.

De acuerdo con la información revelada en el documento del organismo internacional, el gasto social de México cayó del 12.1% del PIB que representaba en 2015 al 10.9% del Producto que se dedicaba en 2019. Precisan que el 40% de este gasto se destina a la protección social mientras educación y salud reciben 27 y 23% respectivamente. Estas proporciones se vieron profundamente afectadas ante el desplome de la actividad económica en 2020, enfatizaron.

De acuerdo con la información del FMI, las autoridades mexicanas respondieron a la pandemia incrementando el gasto en salud y otorgando transferencias directas a los hogares y empresas por el equivalente a 0.7% del Producto Interno Bruto, una proporción que está muy lejos del apoyo promedio que otorgaron economías de mercados emergentes en el arranque de la pandemia, que fue de 4.1% del PIB.

A nombre de la austeridad republicana, el gobierno federal emprendió fuertes recortes al sector público con la promesa de ahorrar para invertir lo ahorrado en educación y salud, sin embargo, el plan de ahorro del gobierno federal quedó atrás, ante la caída de ingresos y solo reasigna lo que recorta en compras y salarios para invertir en sus megaproyectos de energía.

Investigadores del Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP) afirman que “no podemos hablar en sí de un ahorro, un ahorro es cuando por eficiencias gastas menos de lo presupuestado y alcanzas tus objetivos. Para hablar de ahorro debemos analizar si se están cumpliendo metas. Lo llamarían más una reasignación de gasto lo que estamos viendo desde el año pasado, de algunos sectores como energía”.

Hemos escuchado un y otra vez que López Obrador presume de ser discípulo del presidente Benito Juárez García y en él está inspirando su estrategia de la Austeridad Republicana. Pero según algunas fuentes, con base a esta aseveración, AMLO solo usó el nombre de Juárez para acceder al poder y ahora lo sigue usando para consolidar y perpetuar su proyecto político.

Frente al incremento de los mexicanos con carencias sociales, estos análisis solo fortalecen nuestros señalamientos de que está mal asignado y orientado el gasto social. Cobra fuerza la lucha por mejoras materiales que los antorchistas venimos dando hace 48 años, pues son necesarias para disminuir la pobreza y pobreza extrema en que están sumidos millones de mexicanos, pero debemos entender que lograrlas es mucho más difícil que en sexenios anteriores. En estas circunstancias, la tarea del momento es desenmascarar al lopezobradorismo. Estamos viendo que el presidente ha encontrado una escapatoria fácil y barata a los graves problemas sociales del país, en nombre de la Austeridad Republicana.

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