El proceso electoral efectuado en este año generó una reconfiguración del Congreso Local y una recomposición de los ayuntamientos, dando paso a la transición en la mayoría de ellos.
Vaya como ejemplo el caso de la capital zacatecana, que pasó de ser gobernada por el Verde a manos de la coalición PRI-PAN-PRD, o el de Fresnillo, donde antes gobernaba Morena y ahora lo encabeza el priismo, con Javier Torres a la cabeza. Lo cierto es que estamos ante una recomposición del poder público a nivel municipal que deseamos sea para bien de todos los zacatecanos.
Como siempre ocurre en tiempos de campaña, se abunda sobre la voluntad de trabajar eficazmente al servicio del pueblo, de cambiar su destino y poner en primer lugar los intereses de todos. Incluso se abusa de la descalificación, mostrando que quien está en el gobierno ha hecho todo mal, y que, de obtener el respaldo mayoritario, se luchará por cambiar radicalmente la situación.
Al llegar al poder, contrasta seriamente el discurso con los hechos, y vienen de inmediato las excusas, la narrativa de culpar a los anteriores y de justificar la inacción por los excesos cometidos en el pasado.
Incluso en algunos casos se recurre a un histrionismo desbordado, culpando de todo lo malo a los que precedieron en el cargo.
Más de una vez me he preguntado si quien acude a esos medios desconocía la realidad del municipio que aspiraba a gobernar, y por ende, perplejo ante la situación, tiene que acudir a la denuncia mediática o si realmente estamos ante una estrategia de justificación. Bastante difícil es saber la verdad.
En días recientes, los antorchistas hemos iniciado la entrega de pliegos petitorios en los municipios del estado, con el fin de que se analice la viabilidad de nuestras peticiones y de que se consideren en lo que resta del año; o, en su caso, se agenden para el próximo.
Nuestros compañeros fresnillenses, encabezados por el Ing. Guillermo Guerrero Viramontes, acudieron en estos días a realizar tal presentación. Para beneplácito nuestro, los recibió el alcalde Javier Torres de forma personal y se comprometió a dar respuestas concretas en corto tiempo. Ojalá así sea.
Sin embargo, mi intención de hoy es traer a cuenta el marco legal que sustenta las obligaciones de los ayuntamientos, con el fin de contar con los elementos necesarios de los derechos que tenemos y, desde luego, nuestras obligaciones. Para ello, voy a citar textualmente el artículo 115 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos:
Art. 115. Los estados adoptarán, para su régimen interior, la forma de gobierno republicano, representativo, democrático, laico y popular, teniendo como base de su división territorial y de su organización política y administrativa el municipio libre, conforme a las bases siguientes:
Cada municipio será gobernado por un ayuntamiento de elección popular directa, integrado por un presidente o presidenta municipal y el número de regidurías y sindicaturas que la ley determine, de conformidad con el principio de paridad. La competencia que esta Constitución otorga al Gobierno municipal se ejercerá por el ayuntamiento de manera exclusiva y no habrá autoridad intermedia alguna entre este y el gobierno del estado:
Fracción III. Los municipios tendrán a su cargo las funciones y servicios públicos siguientes:
a) Agua potable, drenaje, alcantarillado, tratamiento y disposición de sus aguas residuales.
b) Alumbrado público.
c) Limpia, recolección, traslado, tratamiento y disposición final de residuos.
d) Mercados y centrales de abasto.
e) Panteones.
f) Rastro.
g) Calles, parques y jardines y su equipamiento.
h) Seguridad pública.
Como puede verse, el abanico es bastante amplio. Las limitaciones y problemas heredados pueden ser muchos, pero si el compromiso era auténtico y los actuales funcionarios realmente buscaban el poder para el beneficio común, es hora de pasar de las palabras a los hechos y, con los recursos a su alcance, atender la problemática que se les expone, incluida la de nosotros los antorchistas.
Hago votos por que así sea; por ello convoco a los integrantes de nuestro movimiento a que, por escrito, respetuosa pero enérgicamente acudamos a pedir atención en pro de nuestros agremiados, sabedores de que ese es el único camino que tiene el pueblo pobre de la patria. ¡Manos a la obra!
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