Son los enemigos del progreso de los pueblos los que ahora y siempre se han dedicado a pregonar que el pueblo debe conformarse con lo que tiene son ellos los que como alguna vez, le han cantado a la pobreza y la han llamado 'santa' y la han elevado a la categoría de algo infinitamente bueno e infinitamente deseable. Los verdaderos partidarios del progreso de los pueblos saben que eso es una mentira, y grave además, porque condena a los pueblos a la servidumbre, condena a los pueblos al hambre, al atraso, a la dominación por los países fuertes, a la esclavitud tanto material como espiritual". Estas son las frases lapidarias y contundentes del maestro Aquiles Córdova Morán, fundador y dirigente nacional del antorchismo, que emitió en un video transmitido en vivo a todos los mexicanos.
En ellas desnuda de cuerpo entero la política cuatrotransformista de Andrés Manuel López Obrador, evidencian su carácter entreguista y cómplice de los intereses del imperialismo, contrario a las aspiraciones del pueblo mexicano; exhiben su vocación aniquiladora del espíritu progresista de nuestro país y evidencian sus intentos de mantenernos como nación débil frente a las propias necesidades nacionales y frente a los intentos de dominio absoluto de nuestros vecinos del norte.
Recordemos que desde el inicio de su mandato, dándole cumplimiento a su anunciado combate a la corrupción, el Presidente de la República se ha dedicado a desmantelar, sustituyéndolos por otros peores, diversos programas sociales que desde su muy personal punto de vista estaban contaminados o absorbían demasiado presupuesto como Prospera, Seguro Popular, comedores comunitarios, el apoyo a niños con cáncer, las ayudas para los enfermos de VIH, el Ramo 33 que se utilizaba para obras de infraestructura de las comunidades y hasta los recursos destinados a cultura, ciencia y tecnología. En mítines y mañaneras el Presidente ha insistido una y otra vez en la necesidad de aplicar la austeridad en todos los aspectos de nuestra vida, en el calzado, en la ropa, en los automóviles que utilizamos, pero esto está alejado de la vida real del presidente.
Probablemente ese discurso dirigido a un público ahíto de alimento y de lujos y satisfecho hasta el hartazgo de todas sus necesidades indispensables para la vida humana podría pasar por razonable, pero cuando es dirigido ante un pueblo famélico, desempleado y enfermo, en medio de una pandemia que lo abraza y aniquila día con día, minuto a minuto, resulta ser el peor de los insultos y delata al que lo pronuncia, como un ser no solo vacío e inhumano, sino perverso y malvado, que se burla de las necesidades de su pueblo, un pueblo que, de acuerdo con un estudios, la pobreza extrema le acaba de arrebatar 16 millones de mexicanos más, tan solo entre febrero y mayo del año pasado, pasamos de 22 a 38 millones de personas en esta condición.Tampoco hay que olvidar que con el pretexto de una supuesta "austeridad republicana" está dejando en el abandono a las víctimas de la pandemia, que mueren incluso en las calles y frente a los hospitales, faltos de atención médica y medicinas.
AMLO y su 4T están construyendo un país raquítico y débil, destruyendo sus instituciones y su economía y dividiendo a su pueblo para entregarnos inermes a los insaciables intereses del imperio, prolongando y profundizando aún más el saqueo de nuestros recursos naturales. Una vez que las actuaciones pasadas y presentes de este gobierno evidencian su convicción de crear una nación débil, enferma e inculta, y de implantar un régimen que ate de pies y manos al pueblo mexicano a base de leyes que ha promovido su partido Morena, para vulnerar las garantías de los ciudadanos como la libertad de asociación y manifestación, la cancelación de la presunción de inocencia, la ley de extinción de dominio.
Tenemos a un presidente que cree que el mejor país no es aquél donde todos tengan una vida digna y decorosa, con empleos bien remunerados y un gobierno que procure el bienestar a las familias a través de la dotación de obras de infraestructura y servicios básicos, sino uno donde todos vivan en lo que él llama pobreza franciscana, que nos impida protestar ante la explotación y saqueo de nuestros recursos naturales y nuestra fuerza de trabajo por empresas nacionales y extranjeras y está empeñado en construirlo al precio que sea; en otras palabras, este gobierno es un enemigo del progreso, es un enemigo del pueblo trabajador. Por lo tanto, queda claro que la única salida es unir todas las fuerzas posibles de nuestra nación para impulsar un proyecto progresista de país como el que propone antorcha.
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