MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Escasez de agua: ¿quién solucionará el problema?

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Las autoridades poco hablan de los problemas más fundamentales de la capital y cómo le harán para resolverlos. De todos ellos, seguramente el que más amenaza nuestra permanencia en la ciudad es el problema del agotamiento del agua.

Podría juzgarse que de mi parte es una exageración poner como uno de los elementos centrales de la problemática capitalina el tema del agua, pero en el hogar del lector lo más probable es que la escasez ya se haya presentado.

La dilapidación de los recursos naturales, entre ellos el agua, es un problema causado por el actual sistema económico, cuya esencia es el incremento incesante de producción de mercancías con la finalidad de obtener mayores ganancias para unos cuantos.

De acuerdo con las autoridades capitalinas, hasta el año pasado quienes sufrían la carencia de agua se concentraban en Gustavo A. Madero, Tláhuac, Milpa Alta, Tlalpan, Xochimilco e Iztapalapa.

En esta última alcaldía se calcula que 400 mil personas reciben agua a través de pipas. Sobran los testimonios de quienes en los últimos días se han tenido que manifestar públicamente para denunciar este problema y exigir que el gobierno les brinde una solución. 

Pero no nos limitemos a la opinión, quizás sesgada, de quienes padecen la carencia de este líquido. Basta voltear la mirada hacia las advertencias de los expertos. A principios del año pasado había quienes señalaban que el día cero para este recurso en la capital estaba más cerca de lo que pensamos.

Unos lo ubicaron en 2028, otros menos alarmistas en 2050. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtió que en cinco años la Ciudad de México perdería la capacidad para abastecer y garantizar el acceso al líquido. ¡Cinco años!

En general, todo nuestro país ha sufrido constantes sequías desde el 2022, y esto ha conducido a que casi tres cuartas partes de nuestro territorio tengan lo que los expertos llaman presión hídrica, es decir, el agua que se concesiona al año para su explotación cada vez está más cerca de la cantidad de agua disponible en la naturaleza. 

Eufemismos aparte, el agua se está acabando en todo el país.

¿Pero en la capital qué se puede hacer?

Primero, es menester recordar que hasta el 2022 el 71 % del agua en la capital se obtenía de la explotación del acuífero. Este se recarga a través de la filtración del agua, dicha filtración proviene principalmente del suelo de conservación, bosques, barrancas, etcétera.

El Sistema de Aguas de CDMX cuenta con más de 400 pozos oficiales, a los que se suman los clandestinos. De todos ellos se extrae agua cada vez a mayores profundidades, pero aquí parece no radicar la solución, pues la cantidad de agua que se requiere exigirá cada vez más pozos si seguimos por ese camino.

¿La escasez de agua es un problema provocado por la sobrepoblación y el exceso de demanda nunca podrá ser satisfecho? No.

La verdad es que la dilapidación de los recursos naturales, entre ellos el agua, es un problema causado por el sistema en el que nos encontramos, que tiene como esencia el incremento incesante de producción de mercancías con la finalidad de obtener mayores ganancias para unos cuantos, mientras que en el camino sumergen a la población en pobreza material.

Como vemos, se aniquila toda la naturaleza que permite sobrevivir. Pero eso no lo puede solucionar un Gobierno local, y menos uno que no esté encabezado por el pueblo organizado y consciente.

Nuestro Gobierno actual, que ni en sus peores pesadillas afectaría los intereses de los grandes empresarios, cuyas fábricas consumen mucho más agua que toda la población de las colonias populares, si al menos la intención tuviera de atacar el problema, lo debería hacer como los Gobiernos en otras ciudades densamente pobladas en el mundo lo han hecho: con gasto público.

Primero, se sabe que el 40 % del agua de la red hidráulica de la Ciudad de México se pierde por fugas, es decir, que de los 32 mil litros por segundo que entran a la red, 12 mil 800 litros se desperdician ¡por segundo!

La razón es que nuestra red tiene más de cien años de antigüedad. Debe invertirse de manera urgente en renovar la red hidráulica de la ciudad y no simplemente repartir contratos a empresas para repartir agua por pipas.

Segundo, mejorar la captación de agua pluvial, con la construcción de grandes canales, con la limpieza e implementación de infraestructura de primer nivel para aprovechar los miles de millones de litros que descienden de las barrancas del poniente de la ciudad y que en la actualidad, por falta de planeación y de inversión, lo único que sucede es que se contamina e inunda las presas, colapsando de igual manera la red de drenaje pluvial.

Pero la solución no está cerca de llegar, pues como sentenció Roberto Constantino Toto, coordinador general de la red de investigación en agua de la Universidad Autónoma Metropolitana (Aguam), la forma en la que se ha gestionado el agua en la capital del país no ha cambiado desde hace 450 años. ¿Quién va a revertir esta tendencia? ¿La misma clase política que por décadas ha gobernado en nuestra ciudad? No lo creo.

Solo los que padecemos la escasez, esperando la llegada de la pipa, acarreando este líquido vital con cubetas y haciendo esfuerzos titánicos por encontrar la manera de reciclarlo, podremos resolver este problema. Tomemos las riendas de la ciudad, de nosotros depende.

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