La pandemia de SARS-CoV-2 ha afectado a los distintos niveles educativos en el país. Cancelaron las actividades presenciales sin un plan efectivo para enfrentar las medidas que, en cumplimiento a las disposiciones de las autoridades federales, trajo consigo que se elevaran los índices de pobreza, marginación y deserción escolar.
No demérito la forma de aplicar nuevos y "sofisticados” procesos de enseñanza y aprendizaje, porque reconozco que hoy en día son pocos los estudiantes que reciben clases desde su casa de manera online; pero no quiero dejar a un lado mi preocupación, al ver que un buen porcentaje de la comunidad estudiantil de diferentes grados y distintas instituciones, no cuenten con la economía suficiente para el pago de internet o la adquisición del equipo necesario para tomar sus clases y enviar sus respectivas tarea porque tampoco se cuenta con los materiales escolares necesarios para su aprendizaje, (hojas, tinta, impresora, entre otras) lo que lleva a la deserción escolar.
A esto, quiero señalar el último informe brindado por la Secretaría de Educación Pública (SEP), en donde señala que fueron 2.5 millones de estudiantes que abandonaron la escuela en agosto de 2020, que equivale al 10 por ciento del total de alumnos a nivel nacional. ¿Este dato se ha agravado? Sí, el aumento de la pobreza en las familias más vulnerables del país es una de las explicaciones de que muchos jóvenes hayan abandonado sus estudios, porque en su hogar no cuentan con el recurso necesario y toman la decisión de trabajar para poder solventar los gastos del hogar y ayudar a los demás integrantes de la familia.
En mi municipio, Palenque; Chiapas, como en muchos otros del país, son de los temas más preocupantes, porque no se ve el apoyo de los tres niveles de gobierno para todos los jóvenes que hoy en día dejan sus cuadernos a un lado por no tener otra alternativa que garantice el sustento diario en sus hogares y puedan sin ningún remordimiento de conciencia o hambre estudiar; aunque nuestra carta magna en el artículo 3, marque que todo mexicano tiene derecho a la educación prescolar primaria, secundaria, nivel medio superior y superior. Tal parece pues, que para el estado le resultada una carga el sector educativo, porque no hay verdaderas propuestas que ayuden en esta situación.
Llevamos todo el ciclo escolar sin clases presenciales, y aunque existen amenazas de que en el mes de marzo las escuelas privadas abrirán sus puertas para iniciar el aprendizaje presencial, las autoridades se han limitado a decir que no hay recursos para implementar medidas sanitarias en las escuelas de gobierno. Esta es una muestra que al gobierno le tiene sin cuidado aplicar un plan educativo acorde CON las necesidades que atraviesa nuestro país. En respuesta al cierre de las escuelas la Organización de las Naciones Unidas para la Educación (UNESCO), recomendó el uso de programas de aprendizaje a distancia, aplicaciones y plataformas educativas abiertas que las escuelas y en la que maestros pueden utilizar para llegar a los alumnos de forma remota y limitar la interrupción en la educación. Sin embargo, nuestro estado hace caso omiso a este llamado, pues ante inevitable cambio en la vida socioeducativa que trajo consigo la pandemia, en Chiapas se ha tenido una respuesta frívola de las instituciones gubernamentales, no hacen frente con premura a las necesidades y demandas de la población escolar porque no comprenden los obstáculos regionales en términos de niveles de pobreza. Como si no dimensionaran la pobreza en la que vivimos pues somos a nivel nacional el estado más pobre y con regazo educativo. Uno de los hallazgos más importantes muestra que los niveles más altos de pobreza y rezago en la educación, son el común denominador en tres regiones de Chiapas: los altos tsotsil- tseltal, los llanos y tulija tseltal-chol; las cuales, a su vez cuentan con menores accesos a bienes necesarios para una buena educación.
Amigos y compañeros, creo pertinente hacer un llamado a las autoridades, porque urge que busquen alternativas para enfrentar esta lamentable situación por la que estamos pasando, que se vea que tienen intención verdadera de un cambio para el pueblo mexicano, que se vea que sí les importa la educación de nuestros jóvenes y que se busque la manera de hacer llegar la educación hasta los pueblos marginados de Chiapas. Jóvenes estudiantes, no dejemos que la situación adversa nos detenga. Sigamos adelante, organicémonos y hagamos un frente estudiantil que verdaderamente represente nuestros intereses no solo en las aulas también en nuestros pueblos. ¡Adelante, ni un paso atrás!
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