A casi ya mes y medio de haberse decretado la cuarentena en nuestro país por el coronavirus, en México se han reportado a 31 522 personas contagiadas por covid-19, y suman ya 3 160 los muertos.La situación social se torna desastrosa si consideramos el impacto económico en la población más vulnerable.De acuerdo con los datos presentados por El Economista el pasado 28 de abril, 8 de cada 10 mexicanos se han visto afectados en sus ingresos por la cuarentena y sólo 13 por ciento podrían pasar de uno a tres meses de encierro.Todo esto, aunado al desplome de los precios del petróleo y a la caída del PIB durante el trimestre; configuran los síntomas de una crisis económica y social de proporciones aún desconocidas.
Sin embargo, a medida que transcurren los días y la situación se torna más crítica resulta sorprendente la desidia y la indolencia de nuestras autoridades federales para tomar medidas que realmente funcionen, al menos como paliativo para contrarrestar los efectos más acusados de lo que amenaza en convertirse en un verdadero desastre humanitario, como se ha constatado por lo sucedido en otros países.Me refiero a las medidas que tienen que ver con dotación suficiente de equipo sanitario adecuado al personal médico y a los hospitales que atienden la emergencia sanitaria y; por otro lado, a las medidas que pudieran ayudar a la población más pobre a paliar el hambre que padece ante la falta de trabajo y la desastrosa situación económica en el país.
Por el contrario, lo que si hemos podido constatar, es el descontento generalizado ante la falta acciones contundentes por parte del gobierno de la 4T.El personal médico denuncia la desesperada situación en la que se encuentra y las precarias condiciones en las que tienen que afrontar la pandemia, sin equipo de protección adecuado, sin suficientes camas ni respiradores para los infectados y el criminal abandono del gobierno que ya ha cobrado la vida de muchos trabajadores de la salud.A miles de familias que se han visto afectadas por el hambre como los trabajadores del sector informal no se les escucha, las suplicas de la gente son menospreciadas por los gobernantes y en vez de eso se les reprime y se les deja a su suerte.Ríos de tinta se han escrito por muchos analistas para conminar a las autoridades a actuar, los argumentos, las críticas, las sugerencias se han dicho en todos los tonos posibles y la sordera gubernamental y el autismo presidencial parecen no tener límites.
La Cuarta Transformación se ha visto rebasada por esta crisis, que la mostrado al desnudo y en su verdadera estatura de pigmeos.Bajo el rasgado disfraz de nuevos próceres de la patria, se alcanza a ver ya al charlatán y al embaucador.La farsa se ha tornado grotesca pero la moraleja también se presenta al pueblo mexicano de manera descarnada y contundente.Si los mexicanos teníamos la esperanza de que bastaba un sólo hombre con las vestiduras del salvador, lleno de buenas intenciones y amor al pueblo para transformar nuestra patria y curarla de todos sus males, esto debe desvanecerse pues ha resultado un cruel engaño.Después de todo el cambio de hombre y de partido en el poder no es la solución mágica si nos sigue gobernando la misma clase que ha perpetuado estos males.Queda al pueblo la única alternativa viable: organizarse, educarse y luchar de manera resuelta para corregir los males de nuestra patria.Preparase para tomar en sus manos el poder político de esta nación y gobernarlo de manera sabia.Los antorchistas nos estamos preparando desde hace 46 años para este gran reto.
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