Cada vez que vemos terminar un año, la inmensa mayoría de las familias se reúnen para pasar seguramente un rato agradable, tradición y costumbre que se nos ha inculcado desde hace varios siglos, esta tradición surgió en el siglo IV A.C. en la ciudad de Roma, en este tiempo los Romanos celebraban a Saturno Dios de la agricultura y la cosecha, periodo que iba del 17 al 23 de diciembre, era en este momento también cuando los campesinos y esclavos podían aplazar el trabajo cotidiano y gozaban del permiso de los amos para visitar a sus familias e intercambiar regalos, tradición que ha perdurado hasta nuestros días y al mismo tiempo se ha perfeccionado acorde con los tiempos del desarrollo del capital, cambiándole el sentido de convivencia familiar a convivencia puramente mercantilista.
Es triste ver ahora que lejos de realizar una sana convivencia familiar, muchas veces se reúnen solo para hacer gastos desorbitantes en artículos de consumo y regalos caros que muchas veces llevan el mensaje subliminal y oculto del puro interés personal o bien el pago de favores de otros tiempos, por eso creo que se debería rescatar lo bueno de esta tradición, es decir, que se convierta realmente en una convivencia familiar, pero no tan solo familiar, sino una convivencia de verdaderos seres humanos, donde éste último sea su propio actor, donde pueda reír, cantar, disfrutar el momento como lo hace un ave libre que no para de cantar cada amanecer, desgraciadamente esto ya no es así, los romanos en su tiempo realizaban fiestas donde todo mundo podía divertirse aunque claro con sus particularidades desde luego, pero como lo dije hace un momento, que debemos rescatar lo bueno de esta tradición, donde todos los seres humanos ya no nos veamos como enemigos, como fieras salvajes que al menor ademan desagradable terminamos perdiendo la vida en más de una ocasión, esto es lo que no debe suceder; es muy agradable convivir entre seres humanos, no nada más en familia de sangre, y si algo se tiene que festejar, que sea como en su tiempo los Romanos, por la agricultura y la cosecha, porque es de ahí donde dependemos todos, ya que nadie puede depender del dinero que posea, porque el dinero no se come, se come lo que se siembra y cosecha y esto lo da la madre tierra gracias al trabajo de los seres humanos que trabajan y extraen ese alimento, esto es decía yo, por lo que deberíamos de reunirnos y festejarnos a nosotros mismos, pero este sentido de las cosas, de las tradiciones, se ha perdido, hoy gracias al capitalismo explotador y a los que lo siguen reforzando, los fines de año se han convertido en pura mercadotecnia, donde todos los gobiernos que se dicen estar con el pueblo, lo siguen asfixiando incrementadores cotidianamente el valor de los productos alimenticios, como hoy nos estamos enterando que los precios de muchos productos básicos han subido ya de precio y nuestro gobierno de la 4T solamente se ha dedicado a decir que primero los pobres, los que menos tienen, pero desgraciadamente nada esto no real, porque los pobres somos más pobres y los ricos, más ricos, ¿dónde quedó la frase célebre?, se quedó en el bote de la basura, y nos sigue diciendo todavía que los bienes del país son de todos los mexicanos como el petróleo y la electricidad por ejemplo y que los está rescatando para que sigan siendo nuestros, pues que le crean los que no saben nada de historia de México, ya que en realidad esos bienes se los siguen robando los mismos y dejando al pueblo que sufra y pague las consecuencias de su mal gobierno y por haber creído en ellos.
Esta es la triste realidad de los mexicanos, tenemos un gobierno que dice ser del pueblo cuando ha resultado ser mas neoliberal que los neoliberales, y aun así dice que es diferente a sus antecesores cuando él mismo salió de ahí y es discípulo de los mismos; ¿cómo puede cambiar a todo un país cuando él se educó bajo las mismas siglas del neoliberalismo y la corrupción?
Para cambiar a todo un país y a la misma humanidad, hay que cambiar al ser humano primero cambiándole su modelo educativo, es decir su concepción del mundo y López Obrador no ha cambiado su concepción del mundo, por lo tanto, nada diferente podemos esperar de él.
Pues bien, hablaba yo de las fiestas decembrinas y que no para todos son convivencias familiares, sino solo gastos y mas gastos, quedando todavía más endeudados los humildes de éste país, luchemos pues por rescatar lo bueno de estas y desechemos lo negativo, hagamos de cada fin de año una fiesta sí, pero festejando al mismo ser humano y no para enriquecer a los que explotan el trabajo ajeno vendiéndonos todo caro para matarnos de hambre, ya que si la pandemia no lo ha logrado, lo está logrando la crisis económica que estamos padeciendo.
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