Todo mexicano que piense, se preocupe e intente resolver los problemas del país, de su estado, municipio, pueblo o colonia, no es bien visto por los radicales de la Cuarta Transformación, empezando por el presidente, Andrés Manuel López Obrador. Hay que callarlos con un manotazo en el pódium mañanero y llamarlos hipócritas, clasistas, racistas, neoliberales y todos los calificativos que se le vengan a su cabeza en ese momento, abusando del poder que le dieron quienes votaron por él en la elección de 2018.
Tramposamente calla los problemas que afectan a la población, los minimiza y los oculta, desviando la atención con el tema que le interesa a él y los que gozan del poder político. Esa es la razón por la que a nadie, y menos a Morena, le preocupa la inseguridad que crece en la medida que avanza el sexenio de AMLO. La delincuencia gobierna y controla todas las zonas en que cometen ilícitos muchas veces inimaginables. Así es el panorama de inseguridad que se presenta en todas las carreteras de México, y la carretera 57 no es la excepción.
Esta carretera federal 57 que recorre gran parte del país, desde la frontera con los Estados Unidos en Piedras Negras Coahuila hasta la ciudad de México, es una de las más importantes. Cubre 1,302 kilómetros, atraviesa seis entidades, desde Coahuila, Nuevo León, San Luis Potosí, Querétaro, Estado de México Hidalgo y Ciudad de México. Su conectividad comercial e industrial la coloca como una de las vías terrestres de mayor importancia del territorio nacional.
Dependiendo del estado que cruza, la peligrosidad se incrementa en esta carretera, que se ha convertido en un punto rojo por los altos índices de delincuencia que presenta. A finales del 2019 se contabilizaron 34 mil 298 rescates de migrantes en Coahuila, todos sobre la carretera 57, en los municipios de Monclova, Saltillo, Piedras Negras, Arteaga y Nueva Rosita, según datos proporcionados por el Instituto Nacional de Migración (INM). La Alianza Mexicana, Organización de Transportistas reportó el incremento de asaltos en todas las unidades de transporte y denunció que, en Matehuala, San Luis Potosí y Santa María del Río, policías locales y Guardia Nacional extorsionan con tres mil a cinco mil pesos a los operadores de transporte.
Son plenamente identificados los tramos más conflictivos. El primer punto es de la Ciudad de México a Tepotzotlán donde se suscita el 64 por ciento de casos registrados, el segundo punto es de Santa María del Río y Matehuala con 2,285 casos que representan el 23 por ciento del total de los robos al autotransporte. El siguiente es de San Juan del Río a Querétaro con el 5 por ciento de incidencia, San Juan del Río el 4 por ciento. En estos tramos operan criminales bien equipados porque circulan mercancías de alto valor, y aprovechan el tráfico de la zona urbana, circulan en vehículos particulares y realizan retenes falsos, según datos proporcionados por la empresa SensiGuard.
Y el pasado 2 de junio industriales de Querétaro, AMIQRO denunciaron asaltos en la misma carretera 57. De acuerdo con el presidente de esta organización, Luís Cámara Gil, llamó a la Guardia Nacional a mantener la vigilancia en la zona, principalmente en el tramo de San Juan del Río. Si los industriales que cuentan con recursos económicos para pagar seguridad privada y recursos tecnológicos, son afectados por la delincuencia, provocando el cierre de empresas e industrias para llevar sus capitales a lugares más seguros con la consecuente falta de empleos, la ciudadanía común está completamente a merced de las bandas criminales, además de la interminable “reparación de la carretera”, que es un cuello de botella para detener el tráfico, incrementándose los accidentes con la pérdida de miles de vidas.
Si con la misma enjundia con que López Obrador ataca a sus opositores políticos, trabajara en el mejoramiento de las carreteras y con esa misma actitud atacara a los grupos del crimen organizado con quienes parece ponerse de acuerdo, otra cosa sería para los mexicanos.
Durante el gobierno morenista en todas las carreteras de México no paran los asaltos de tráileres y vehículos particulares. Los comandos de delincuentes, con armas de alto poder, toman por asalto a sus víctimas, en carreteras de León, Puebla, Toluca, etcétera. Si este ambiente de inseguridad es el significado de la continuidad de la transformación, los mexicanos estamos condenados a ser víctimas en cualquier momento. Por ello, debemos levantar la voz y exigir a López Obrador que cumpla como establece la Constitución, de brindarnos seguridad de todos los mexicanos.
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