Para los que gracias a un estudio científico de la sociedad pudimos darnos cuenta que el principal problema en México es la pobreza a causa de la injusta distribución de la riqueza que producimos entre todos los mexicanos y consecuentes con nuestro punto de vista, hemos venido luchando para erradicar este flagelo social de nuestra patria, somos testigos de que aparte de los defensores gratuitos de los poderosos, los gobernantes en turno siempre han intentado ocultar la pobreza, pero ésta sigue ahí, cada vez más terrible, dolorosa, y amenazante.
Por ejemplo, en 2015 el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) publicó el Módulo de Condiciones Socioeconómicas (MCS), donde se reportó la variación en el ingreso de los hogares, una metodología usada para medir la pobreza que modificó las variables de medición de los ingresos de los hogares, de donde se desprendió el sorprendente resultado de que el ingreso corriente del 10% de los hogares más pobres aumentó en 33.6%, con lo cual se vio que en México ya no había 53 millones en pobreza, sino 48 millones. Cabe mencionar que el Coneval, usuario de esos datos, y desde 2008 encargado de medir la pobreza, se deslindó.
De acuerdo con especialistas en temas económicos y sociales, el chasco del Inegi no fue casual, es una consecuencia lógica necesaria, producto de una concepción del gobierno en turno obstinada en negar e ignorar la pobreza; una actitud de indiferencia cuya aplicación práctica es difamar y perseguir a quienes vienen advirtiendo insistentemente sobre el crecimiento de la pobreza y los riesgos políticos y sociales que conlleva una política de Estado que tozudamente niega atención a la pobreza, acusando a quienes la denuncian y demandan atención de inventar, chantajear y desestabilizar por puro gusto o por intereses inconfesables a gobiernos populares, sensibles y pacíficos.
De esta manera, no nos extraña que en las respuestas o en los desgastados informes que ofrece el presidente Andrés Manuel López Obrador desde Palacio Nacional o desde su púlpito mañanero, no mencione los informes del Coneval, aunque resulte de gran importancia para saber cómo va con su política social, quien afirma que las políticas neoliberales llevaron al país a una grave crisis y la pobreza predominó, pero los datos del organismo muestran lo contrario en lo que va el gobierno de la “Cuarta Transformación”.
De acuerdo con un reciente informe del Coneval, los datos muestran que, a partir del 2020, la carencia de acceso a servicios de salud aumentó, es decir, ya con los cambios en las políticas de salud de AMLO y su autoproclamada “Cuarta Transformación”, la población con carencia de los servicios de salud incrementó al 21.5%, casi 6 millones de mexicanos perdieron el acceso a la salud. La debacle en el sector se puede explicar, entre otros factores, por el cambio del Seguro Popular al Insabi, el tema de la escasez de medicamentos y la falta de atención a hospitales públicos. Lo grave es que el cambio radical promovido por la actual administración se ha encargado de destruir lo que se había construido en los pasados 30 años.
El Coneval informó que para el mes de febrero el cálculo de personas en pobreza es de 70.9 millones, que representan un 56.7% de la población. Cabe señalar que, en 2018, cuando tomó posesión AMLO, el porcentaje era del 41.9%. El presidente, en lugar de atender las causas de la pobreza y mantener una política social institucional, regresó a políticas sociales electoreras, a dar efectivo a cambio de votos y alimentar día tras día un debate estéril y polarizante sobre clases medias, fifís y “aspiracionistas”, llegando al absurdo de generar rencores hacia quienes tienen un título universitario. Con lo cual, agravado por la pandemia, convirtió a su gobierno en una máquina generadora de pobreza.
Pero lo peor, basta mencionar que en el terreno educativo, no nos estamos preparando ni poco ni mucho para un próximo y rápido retorno a las aulas como necesita y exige el estudiantado del país, que también es el interés nacional. Es un hecho probado de la total insuficiencia de la Educación a Distancia y de su carácter discriminatorio para los hijos de las familias marginadas y de bajos ingresos, en este sentido la inactividad del Gobierno en la materia significa, en el fondo, el abandono abierto de la educación pública a su cargo, y que en el mediano plazo será un golpe demoledor para las nuevas generaciones sin educación suficiente para sus familias y para el aparato productivo del país, que requiere de mano de obra calificada para el manejo de las nuevas tecnologías, y al final de todo esto acabarán pagando las grandes masas populares y de trabajadores. Como consecuencia tendremos menos crecimiento económico, menos empleos, salarios más bajos y habrá más desigualdad y pobreza.
Voces autorizadas advierten, de que si las cosas siguen por dónde van, muy pronto el Gobierno no tendrá suficiente dinero para pagar las Pensiones de Ancianos, Discapacitados, Jóvenes Construyendo el Futuro, campesinos del programa Sembrando Vida, etcétera. Por lo que, se hace indispensable señalar que existen medidas que pueden suplir con eficacia y rapidez la ausencia de una política integral del Gobierno de la Cuarta Transformación, una de ellas es la que exigen los jóvenes de la Federación Nacional de Estudiantes Revolucionarios “Rafael Ramírez” (FNERRR), la vacunación de todo el país contra la covid-19.
En este sentido, los jóvenes estudiantes de todo el país y no sólo los de la FNERRR deben salir a las calles a exigir una política sanitaria integral de los espacios escolares y la vacunación rápida y masiva de todos ellos para un pronto y seguro retorno a las clases presenciales. Todos los mexicanos de conciencia limpia, debemos respaldar la justa lucha de los estudiantes porque a través de ellos se expresan los más profundos y genuinos intereses nacionales, en particular los de las clases marginadas y de menores ingresos. Todos a la lucha del estudiantado nacional, el futuro de México lo demanda.
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