MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

¿Hay esperanzas para un pueblo oprimido?

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Lo que en antaño habría sido esperanza, se ha transformado en desesperación para el pueblo mexicano, ya que siempre que éste ha salido a votar lo ha hecho con la esperanza y el sueño de que por quien emite su voto en ese momento es la mejor opción para combatir los males sociales que aquejan a toda una sociedad.

Así ha pasado con todos los gobiernos que han dirigido el destino de nuestro país cada seis años y sigue ocurriendo lo mismo con el actual gobierno morenista y con Andrés Manuel López Obrador, quien en sus 18 años de campaña siempre estuvo repitiendo lo que todo candidato tiene como receta para convencer al pueblo de sus atributos y cualidades o capacidades para llevarlo a mejor puerto, pero ahora seguimos viendo que las promesas y esperanzas siguen siendo las mismas, porque no hay cambios radicales para que nuestro país avance hacia un estado de prosperidad.

Seguimos viendo con López Obrador lo que ya otros nos han demostrado también, incapacidad para combatir o por lo menos aminorar los efectos de los males sociales que se siguen agudizando sin que haya una verdadera estrategia para detener su embate.

El presidente, que siempre presumió en campaña ser la esperanza de México, hoy se ha vuelto la pesadilla para el pueblo mexicano, de ejemplo están todos los gobernantes salidos de sus filas y todo lo que sigue sucediendo en la vida cotidiana como la carestía de la canasta básica, no se ve que esté aplicando nuevas estrategias para demostrar que sabe lo que está haciendo.

Desgraciadamente, el gobierno de López obrador no sabe qué hacer, solo sabe culpar al pasado. Ojalá las próximas elecciones de 2024 el pueblo sepa decidir mejor y no siga votando por quienes solo, con puras promesas y esperanzas, quieren seguir dirigiendo el destino de este país, cuando lo que hace falta es un verdadero estratega político armado con un gabinete o equipo con la capacidad de ver más allá de los rencores y venganzas, que sepa realmente unir a su pueblo y demostrarle que los males sociales se pueden erradicar organizando y educando a ese pueblo que los está padeciendo.

Pero esto, López Obrador no lo va a hacer porque es el representante del capital y del neoliberalismo, modelo económico que solo busca seguir acumulando más riqueza y protegiendo a los empresarios para seguir fortaleciendo y consolidando este mismo modelo, a costa de empobrecer más al trabajador y esto es lo que está haciendo precisamente, de ahí su fraseología de la pobreza franciscana que el pueblo no lo alcanza a entender ni a ver todavía, y se vuelve vulnerable ante tanta verborrea del mandatario; ¿Qué pasará entonces?, ¿Qué tendrá que suceder para que esta situación cambie?

Son precisamente estas condiciones políticas y sociales las que tiene que analizar el pueblo a través de sus líderes más lúcidos, porque son estas las que debe aprovechar la sociedad en su conjunto encabezada por el mismo pueblo trabajador, y decida, en un momento dado, el rumbo de un país cuando un gobernante carece de preparación y ya no es capaz de dar más de lo que está demostrando. Y López Obrador sólo está demostrando que hasta ahí puede llegar, que no tiene las suficientes bases científicas para seguir dirigiendo al país y estas lamentables condiciones, generadas por él, son las que el pueblo tendrá que aprovechar para hacerlo a un lado y no dejar que siga aplicando su pobreza franciscana; de lo contrario, en vez de progresar como país, seguiremos caminando pero en reversa.

Decía yo que esto solo lo puede lograr un pueblo organizado y dispuesto a dar ese paso decisivo, pero ahora agrego que para ello necesitamos también que ese mismo pueblo esté armado con conocimiento sólido y científico y con la suficiente claridad política para que, una vez organizado y decidido, avance en ese sentido, es decir, que escriba su propia historia.

El pueblo tiene que escribir su propia historia porque es una historia de lucha y sacrificio como ha pasado con la guerra de independencia de 1810 y la revolución mexicana de 1910, guerras que se han escrito con sangre del pueblo verdadero y no de un demagogo que solo sabe gritar y culpar a sus antecesores, pero que nada de sus obligaciones ha sabido ni podido cumplir.

Empobrecer al pueblo, como lo ha hecho Andrés Manuel López Obrador, no es un mérito, es una calamidad. Dejarlo morir en una pandemia, no es de un gobierno que ama a su pueblo, es la actitud que asumen los que odian al pueblo, y la mejor forma de acabar con él, sin aparecer como culpable, es dejarlo morir de esta manera.

Así que los morenistas no deben cantar victoria, su trabajo refleja pobreza intelectual, que no saben a dónde van ni ellos mismos, y si ahora presumen que son el mejor gobierno, veremos qué pasa en 2024. Sus prospectos a candidatos para la presidencia de la república de 2024 no deben presumir que merecen ganar porque sus campañas desde ahora las está pagando el pueblo, ese pueblo que han dejado morir durante la pandemia, y ahora, con la crisis económica, el tiempo corre y va de prisa y a los morenistas ya se les acabó. Es hora de que rindan cuentas para que se vayan a su casa y darles las gracias por empobrecer más a nuestro pueblo.

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