El inicio de año estuvo marcado por las consecuencias de la pandemia de Covid-19 que surgió en 2020. Muchas cosas aún se avizoraban, entre ellas la hambruna por los enormes costos de los productos. Y desde abril de 2021 la inflación se disparó en México, pero que no se le ve una tendencia a la baja. Incluso, superó las expectativas de la Junta de Gobierno del Banco de México que preveía que a finales de este mismo año llegaría al 6.6% o 6.8% anual. ¡Estamos en 7.5%, la más alta en 20 años!
Precisamente, el Banco de México es quien regula y mantiene a raya la inflación para que esté en 3% +/-1 la estabilidad y poder adquisitivo del dinero; o sea, como mínimo 2% anual y 4% como máximo. De lo contrario debe subir sus tasas de interés (Costo al que prestan dinero a otros bancos y costo que pagan a inversionistas que prestan dinero a México) para “controlarla”. Esto último afectó los créditos siendo más caros y como resultado fue el aumento de los precios, de lo contrario sería más accesible.
Noviembre llegó con un comportamiento de los precios bastante desfasado en comparación con los meses anteriores. Es correcto que la pandemia bloqueara el suministro de productos importados y que exporta México; sin embargo, también fue culpa del gobierno del presidente López Obrador el que no apostara por la productividad del campo mexicano al abandonarlo, dejándolo morir y sin apoyos a los campesinos al no encontrar una salida de venta de su producción.
Siendo el país que trabaja más horas de la OCDE, los salarios continúan siendo una miseria que no alcanza para siquiera cubrir las necesidades de un hogar y que adquirir la canasta básica con un costo promedio de entre mil 900 pesos semanales cuando un obrero gana 123 pesos diarios, que si los multiplicamos por 5 días hábiles, apenas y alcanzaría para una tercera parte de lo cuesta.
Y así, llegamos a la época navideña, donde muchas personas asalariadas y no asalariadas, formales e informales, hacen lo posible por ahorrar para convivir con su familia en la típica cena de navidad y fin de año. Desgraciadamente, el alza inflacionaria de los productos será más caro y la famosa “cuesta de enero”, será más dura y difícil de sobrevivir.
Según las proyecciones de varios economistas, nos dicen y aseguran que América Latina será la región con la inflación más alta de todo el planeta. Después de la reunión trilateral entre los líderes de América del Norte, los tres países que pasan por crisis de inflación, no apostaron por una resolución para frenarla.
México, tendrá otra pandemia, está vez será por hambruna. Los gobiernos inmutos como el de López Obrador pagará las consecuencias con una crisis económica sumiendo a más mexicanos en la pobreza y pobreza extrema. Es momento de que los mexicanos exijamos resultados y una verdadera política económica que beneficie a todos por igual. Urge una política fiscal progresiva, no palabras. Por el momento, querido lector, es todo.
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