MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Inseguridad alimentaria en México

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El 59.1% de los hogares mexicanos se encuentra con algún tipo de inseguridad alimentaria; el 20.6 % de estos aparecen en el grado de moderada y severa, esto de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, Ensanut.

La abundancia de alimentos ultra procesados, altos en calorías y bajos en nutrientes, combinados con la variada publicidad y comercialización inapropiada de los mismos, crean ambientes obesogénicos que constituyen una constante amenaza a la salud y el futuro de la infancia y adolescencia en México.

El aumento del número de personas que sufren altos niveles de inseguridad alimentaria aguda confirma la enormidad del desafío que supone alcanzar el objetivo de acabar con el hambre en poco tiempo.

La pobreza, urbanización, cambio climático y decisiones alimentarias mal informadas están resultando en dietas perjudiciales: 1 de cada 3 niños menores de 5 años padece desnutrición, y 2 de cada 3 menores de 2 años están mal alimentados; un número alarmante de niñas, niños y adolescentes a nivel global sufre las consecuencias de la mala alimentación de un sistema alimentario que ignora sus necesidades, advierte el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia, UNICEF. Señala además que, a pesar de los avances tecnológicos, culturales y sociales de las últimas décadas, se ha perdido de vista un hecho fundamental: si los niños comen mal, viven mal.

A nivel mundial en 2023, 281.6 millones de personas, equivalentes al 21.5% de la población analizada padecen altos niveles de inseguridad alimentaria aguda en 59 países/territorios en crisis alimentaria

El aumento del número de personas que sufren altos niveles de inseguridad alimentaria aguda confirma la enormidad del desafío que supone alcanzar el objetivo de acabar con el hambre en poco tiempo. En los países con datos comparables entre 2022 y 2023, la inseguridad alimentaria aguda empeoró en 12 de ellos, donde 13.5 millones de personas más necesitaron urgentemente asistencia alimentaria y de subsistencia. En este lapso, la seguridad alimentaria mejoró solamente en 17 países, con lo que 7.2 millones de personas menos se enfrentaron a altos niveles de inseguridad alimentaria aguda.

El Informe mundial sobre las crisis mundiales GRFC, ha identificado 36 crisis alimentarias prolongadas; diecinueve de ellas fueron crisis alimentarias mayores que han representado hasta el 80 por ciento de la población total que se ha enfrentado a altos niveles de inseguridad alimentaria aguda en cada edición. En estos 19 países, la proporción de la población analizada que experimentó altos niveles de inseguridad alimentaria aguda aumentó del 17% en 2016 al 25% en 2021 y se ha mantenido en el mismo nivel desde entonces.

La producción de granos básicos es fundamental para la alimentación humana y animal, a la que se dedican la mayoría de campesinos y agricultores en el mundo y en nuestro país.

En 1994, nuestro país entró al Tratado de Libre Comercio de América del Norte TLCAN con pocas posibilidades de competencia ante Estados Unidos y Canadá sin que México estuviera lo suficientemente preparado, a la par de que “cambió las políticas agrícolas y destruyó las instituciones y servicios públicos que apoyaban la agricultura”.

La autosuficiencia alimentaria como objetivo, se transformó en seguridad alimentaria, que consiste en tener recursos para comprar comida en la aldea global, sin importar que el país la produzca.

Por el tratado la balanza comercial agropecuaria fue deficitaria durante casi 20 años, en los que las importaciones de granos básicos ocuparon el centro, hasta que a partir de 2015 las exportaciones de aguacate, hortalizas y moras lograron un superávit.

La competencia con las importaciones destruyó la producción nacional de granos básicos. En Campeche y Morelos la producción disminuyó drásticamente y los molinos sólo compraban el grano para pulirlo. La soya casi desapareció y la recuperación de su producción a partir de 2007 se mudó a la península de Yucatán, con semillas y transgénicas y arrasando la selva. El trigo, a pesar de su alta productividad, estuvo sometido a bajos precios y dificultades de comercialización.

Los resultados en la producción de los granos básicos –arroz, frijol, maíz, sorgo, soya y trigo- muestran una reducción del volumen de producción en un 10 por ciento, al pasar de 36.4 millones de toneladas entre 2018 y 2023.

El frijol tuvo una fuerte caída de producción de 40 por ciento entre 2018 y 2023 y sólo alcanzó 724 mil toneladas. La producción de maíz, se redujo 14 por ciento, y registró únicamente 23.3 millones de toneladas en 2023”. La Jornada, 2 de septiembre de 2024.

Para evitar desabasto de alimentos el gobierno federal debe apoyar al campo mexicano con programas acordes a cada región agrícola de nuestro país y dejar de hacer obras faraónicas que poco ayudan a la autosuficiencia alimentaria.

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