MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

Intereses caciquiles buscan crear clima de terror en Huitzilan

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El desarrollo incesante y muy acelerado en las últimas décadas del capitalismo (con el neoliberalismo y la globalización) ha conducido a los mayores niveles de riqueza y pobreza en el mundo y en los países. La primitiva competencia de los productores (emprendedores, según los ideólogos de la burguesía) ha dado paso al dominio de los monopolios industriales y financieros, cuya rapacidad ha desembocado en una desigualdad social nunca antes vista. La división cada vez mayor entre las grandes potencias y los países pobres, sólo es un reflejo de la brecha, cada vez mayor, entre los grandes potentados y el sector de los depauperados en el mundo y en cada país. La pandemia sólo ha venido a agravar esta situación. 

El Informe de la OXFAM de enero de 2021, titulado “El virus de la desigualdad”, señala: “La crisis de la covid-19 se ha propagado por un mundo que ya era extremadamente desigual. Un mundo en el que una pequeña élite de tan solo 2 mil millonarios poseía más riqueza de la que podrían gastar aunque vivieran mil vidas. Un mundo en el que casi la mitad de la humanidad tiene que sobrevivir con menos de 5,50 dólares al día. Un mundo en el que, durante 40 años, el 1% más rico de la población ha duplicado los ingresos de la mitad más pobre de la población mundial. Un mundo en el que, en el último cuarto de siglo, el 1% más rico de la población ha generado el doble de emisiones de carbono que el 50% más pobre, agravando la destrucción provocada por el cambio climático”. Y agrega: “En México, una de las pocas economías emergentes que aún no ha puesto en marcha programas adicionales específicos para apoyar a las personas en situación de pobreza frente a la pandemia, el 21% de las mujeres que trabajaban en el sector informal había perdido su empleo en mayo de 2020, frente al 15% de los hombres en el mismo sector… En México, se estima que el porcentaje de personas indígenas que viven con menos de 5,50 dólares al día podría incrementarse en entre 5,4 y 5,7 puntos porcentuales, hasta llegar al 71%” (www.oxfam.org).

Y es que la pobreza (producto del desempleo, principalmente, por la falta de ingresos suficientes) es el caldo de cultivo para todos los males sociales; así lo señala Fernando Villarán, exministro de Trabajo y Promoción del Empleo (del Perú) y exfuncionario del BID (Banco Interamericano de Desarrollo): “En un estudio realizado en el Reino Unido (en 2012), de la Universidad de Cambridge, encuentran que el 67% de los presos en el país han estado desempleados durante las cuatro semanas previas a su crimen, comparado con el porcentaje de desempleados en la población en general que solo alcanzó el 5%. Concluyen que los crímenes en los que hay ganancia económica están fuertemente asociados al desempleo y a la desigualdad en los ingresos… El estudio realizado por Buonanno, Drago y Galbiati (2013) para quince países de la Unión Europea, Canadá y Estados Unidos concluye que los aumentos de las tasas de desempleo tienen “un efecto sustancial” en el aumento del crimen. De acuerdo con sus estimados, el incremento del 4% en la tasa de desempleo promedio observado en el período de 2008 al 2012, luego de la grave crisis financiera mundial, generó un incremento promedio de 5.2% en la tasa de crimen.” (https://rpp.pe/columnistas, 25/07/19).

Con respecto a nuestro país, para el estudio del periodo 2005-2014, en el mismo sentido se refiere el documento del Inegi titulado México: Incidencia del desempleo en el robo, 2005Q1-2014Q3: “La relativa disminución de los robos se explica, en parte, por la recuperación de los mercados laborales a mediados del 2011 en comparación con su máximo registrado en la crisis, y por la falta de existencia de nuevos shocks que alimenten este fenómeno (tal como crisis económicas y cambios en la estrategia de seguridad)… La crisis económica (de 2008) que tuvo efectos devastadores sobre la economía mexicana, contrajo el empleo y alentó el robo. México experimentó una crisis de seguridad…”. (http://www.cdeunodc.inegi.org.mx/unodc/articulos).

Nuestro país, hoy, con un gobierno sin una política social clara, más preocupado por entronizar una tiranía que por el bienestar el pueblo, a pesar de la demagogia sobre el tema, ha propiciado un aumento desmedido de la inseguridad. El mismo Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) en su “Informe de incidencia delictiva del fuero común” del 20 de marzo pasado, señala que de enero a febrero de 2021 pasamos de 147,641 a 150,780 delitos registrados (https://www.gob.mx/sesnsp). Obviamente, aquí habría que añadir los delitos del fuero federal (delincuencia organizada, narcotráfico, etc.) y los cientos de miles de delitos que los ciudadanos no denuncian, por temor o por considerar inútil hacerlo ante el desprestigio generalizado de la justicia mexicana. En ese mismo documento, Puebla se ubica en el octavo lugar del índice delictivo del país, sólo como para confirmar ese hecho en enero de 2021 La Jornada de Oriente (medio pro-gubernamental) reportó que: “de acuerdo con los última Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU), correspondiente al cierre del año pasado, de 78.2 a 82.2 puntos porcentuales, creció el porcentaje de personas que dijo sentirse inseguro en la ciudad de Puebla, entre septiembre y diciembre de 2020. (https://www.lajornadadeoriente.com.mx).

Como excepción están los municipios de Tecomatlán, “Atenas de la Mixteca Baja” y Huitzilan de Serdán, “Rubí de la Sierra Norte”, ambos destacan por el desarrollo educativo, su infraestructura y niveles de seguridad, que los convierte en referentes regionales de bienestar. Tecomatlán no tiene cárcel, por la ausencia de delitos y Huitzilan de Serdán, ha sido reconocido constantemente por la Reunión Itinerante para la Construcción y la Paz (coordinación que agrupa autoridades ejecutivas, judiciales y policiales federales, estatales y municipales), como ejemplo de capacitación policial y manejo de la seguridad pública. Y varios medios de comunicación regional han destacado la formación y profesionalización de la policía municipal huizilteca, no sólo en el acondicionamiento físico y manejo de la seguridad, sino también en la formación académica, jurídica y humanista, que los convierte en una policía verdaderamente protectora para la ciudadanía.

Por eso resulta extraño el manejo que algunos medios (locales y regionales) y personeros políticos están utilizando para culpar al gobierno municipal de algunos hechos recientes tratando de armar un escándalo para desprestigiar al Ayuntamiento en funciones.

Como lo vimos, la delincuencia nace de la pobreza y de la desigualdad social, crece con la pandemia en un ambiente de aumento generalizado de los índices delictivos y se agudiza con la falta de medidas para paliar la miseria por parte de los gobiernos morenistas, federal y estatal, que se han dedicado a recortar permanentemente el presupuesto de los Ayuntamientos (y de manera muy evidente en el caso de Huitzilan), por tanto, son ellos los principales culpables de la inseguridad, por acción y omisión. Pero hay dos cuestiones “curiosas” más que destacar: 1) que los sucesos delictivos casi siempre ocurren en meses o semanas previas a las elecciones locales y, 2) que “casualmente” las víctimas nunca son los caciques (los del dinero), bien conocidos en el municipio y en la región. Lo cual parece decirnos, de quién es la mano que mece la cuna para tratar de inducir al terror, generar un clima de inseguridad y explotarlo mediática y electoralmente.

Carlos Marx, el máximo defensor de la clase trabajadora en la historia, señaló en 1952 cómo se comportan los poderosos para conservar o recuperar el poder, en alusión a Luis Bonaparte, dijo: “… se organizó al lumpemproletariado de París en secciones secretas, cada una de ellas dirigida por agentes bonapartistas… Junto a roués arruinados… a vástagos degenerados y aventureros de la burguesía, vagabundos, licenciados de tropa, licenciados de presidio, huidos de galeras, timadores, saltimbanquis, lazzaroni, carteristas y rateros, jugadores, alcahuetes, dueños de burdeles, mozos de cuerda, escritorzuelos, organilleros, traperos, afiladores, caldereros, mendigos… con estos elementos, tan afines a él, formó Bonaparte la solera de la Sociedad del 10 de Diciembre, «Sociedad de beneficencia» en cuanto que todos sus componentes sentían, al igual que Bonaparte, la necesidad de beneficiarse a costa de la nación trabajadora” (El 18 Brumario de Luis Bonaparte). Lo mismo intenta el cacicazgo que hace décadas perdió el poder. En estas elecciones vendrán los lobos vestidos con piel de oveja, quizá se vistan de guinda y se dirán “defensores” del pueblo, pero los huitziltecos mayores deben recordar su historia y los jóvenes deben conocerla para no repetirla nunca más: los caciques provocan la violencia y siembran los muertos, ellos fueron y siguen siendo los jefes del crimen del municipio y de la región, sin lugar a dudas.

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