Han comenzado las lluvias. Anteriormente, en casi todo el país, esto era motivo de alegría en los campesinos, pues según el conocimiento empírico, en la mayoría de los casos, se trata de la hora de trabajar los campos para sembrar y obtener las cosechas que tanto ayudan a hacerle frente a la vida diaria, que es cada vez más complicada.
Ya sea una fracción pequeña de terreno, o grandes extensiones de éste, pero se ve a los campesinos trabajando entre los campos, haciendo valer la sentencia de John Stuart Mill, “la tierra es la madre de la riqueza, pero el trabajo, el padre”.
La región de la mixteca de Oaxaca representa 14 por ciento del territorio estatal y se caracteriza, en su mayoría, por ser ejido o comunal, la forma de propiedad, lo cual provoca que el minifundio sea una constante; aunado a ello, la región está rodeada de montañas con profundidades, peñascos, barrancos y laderas, formando así, una orografía difícil, pero a pesar de ello, los campesinos toman su arado, sus yuntas y coa para preparar el terreno, para arar y sembrar, de forma artesanal la mayoría, y uno que otro, que cuenta con los recursos económicos, arrenda tractores agrícolas pagando algunas horas al día para cumplir el mismo cometido, sembrar su tierra.
Pero lo agreste del terreno, así como la composición del mismo, ha exigido, durante mucho tiempo, que la siembra deba de nutrirse no solo de la lluvia o del suelo, sino de usar insumos agrícolas, como el fertilizante químico, para obtener cosechas adecuadas, dichos insumos siempre habían sido caros, pero de un año a la fecha su costo se ha triplicado, por ejemplo, la Urea se adquiría en 500 pesos, ahora hasta en mil 600 pesos, el sulfato pasó de 280 a 850 pesos, en promedio. La inflación afecta a los campesinos pobres.
Por eso, desde 2018, año en que llegó Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación con Morena, al poder de la nación, la vida de los campesinos y demás sectores sociales ha ido empeorando drásticamente, pues eliminaron muchos programas que ayudaban de alguna manera a sobrevivir, por ejemplo, año con año, antes de 2018, los campesinos mixtecos preparaban sus documentos para inscribirse al extinto programa PIMAF (Programa de Apoyos para Productores de Maíz y Frijol), que manejaba la SAGARPA, ahora Secretaría de Desarrollo Rural (SADER), el cual dotaba de hasta tres bultos de fertilizante por hectárea a producir, sin embargo, sin dar otra alternativa, los morenistas eliminaron dicho programa y con la inflación constante, a pesar de las lluvias, los campesinos están decaídos porque hace falta este importante insumo para producir mejor.
Aunque el Gobierno federal maneja ahora el programa “Fertilizantes para el Bienestar”, a través de la SADER, el cual, tiene como objetivo entregar fertilizantes en “zonas de atención estratégicas”-dice la página oficial de la dependencia-, para la producción de alimentos, lo cierto es que la cobertura solo es para Chiapas, Guerrero, Morelos, Puebla y Tlaxcala, como si sólo en esos estados los campesinos siembran.
Con la situación así, los campesinos y demás sectores sociales más pobres, deben abrir los ojos y entender que la única y urgente tarea que se tiene que hacer es organizarse, hacer una fuerza poderosa y formar el partido de los pobres de México para tomar el poder político de la nación, de lo contrario, las futuras generaciones serán las que paguen las consecuencias. El Movimiento Antorchista Nacional los convoca para esta tarea, ojalá se haga conciencia.
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