MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La cultura, el trabajo de Antorcha y el futuro de México

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Pues bien, siguiendo con la dinámica de tratar asuntos de importancia que nos interesa que se conozcan sobre nuestra organización, hablaré de una actividad que se ha convertido en esencial para el antorchismo en las cinco décadas que llevamos de existencia. Me refiero a la actividad cultural, como una herramienta educativa que, mediante el cultivo de las emociones y los sentimientos más sublimes que puede albergar el individuo, intenta transformar la forma de sentir, de percibir y de vivir la vida de millones de mexicanos que sufren una ancestral carencia de los servicios y las obras de infraestructura mínimos, necesarios para llevar una existencia humanamente aceptable.

El poeta es el hombre que guía a los que serán; convierte a los individuos en personas completas, valientes, capaces y sensibles a los problemas sociales.

En este caso concreto, se trata de la XXI Espartaqueada Cultural Nacional, concurso en el que participaron antorchistas y amigos en las categorías infantil, juvenil, libre y campesino-popular, con lo que se busca la inclusión de todos los sectores para colocarlos en igualdad de condiciones para competir. Con la característica de que sólo se pide como requisito las ganas de participar ajustándose a las bases y a los veredictos del jurado, sin costo monetario o límite de participantes.

Pero voy a profundizar un poco sobre la importancia del cultivo de las artes en nuestra organización. Las artes son, por su naturaleza, revolucionarias, pues enseñan a las personas a apreciar lo bello, lo limpio, lo pulcro; imprimen sentimientos como la solidaridad, la humildad, el amor al prójimo, y, por qué no decirlo, infunden sentimientos de rebeldía ante la crueldad y la injusticia. En el caso de la poesía, el poeta, con su capacidad de sensibilidad superior, es capaz de apreciar el contraste de esos sentimientos a que me refiero con la vida de carencias, de pobreza, de ignorancia y de injusticia que se vive en países como el nuestro; y, con su manejo superior y magistral de las palabras, es capaz de transmitir a la sociedad, en sus poemas, el sentimiento de rebeldía, de inconformidad ante esa terrible vida que llevan millones de pobres, y poco a poco los va convenciendo a que actúen al respecto, a que salgan de su indiferencia y se decidan a luchar por cambiar su difícil forma de vida.

Por eso es revolucionaria la poesía: porque cambia la forma de ver y vivir la vida. Además, el hecho de pasar a participar, de vencer el miedo al micrófono, de expresarse con soltura y fluidez y, sobre todo, de sentir con el alma lo que el poeta siente, nos ayuda a transmitirlo a los espectadores, con lo que nos vamos convirtiendo cada vez en mejores oradores, en mejores líderes de masas.

Por eso el poeta es, dicen algunos, el hombre que guía a los que serán; es decir, el que convierte a los individuos, mujeres y hombres, en personas completas, valientes, capaces y sensibles a los problemas sociales, decidiéndolos a convertirse en los libertadores de los pobres y oprimidos.

A través de ellas, nos educamos y educamos a los demás en estos tiempos en que nuestro país se sume cada vez más en la crisis de violencia, económica, política y social, que exige, por tanto, cada vez con más urgencia, el surgimiento de más y mejores líderes. Los antorchistas estamos llamados a cumplir esta tarea con la historia de nuestro país.

Por otra parte, ante el nulo apoyo del gobierno morenista en el estado, como se les ha estado mencionando desde hace tiempo la necesidad de que se prepararan para asistir a plantear sus demandas en caso de que la nueva administración estatal no comprendiera la naturaleza de nuestra lucha o se dejara llevar por las declaraciones infundadas que, desde inicios del gobierno federal de la 4T, se han vertido sobre las organizaciones y, en concreto, sobre el Movimiento Antorchista Nacional, acusándonos de intermediarios, clientelares y demás señalamientos que no se han probado, está llegando el día en que tendremos que concentrarnos en la capital del estado para mostrar nuestra unidad y decisión de lucha.

Los hechos recientes, como el desalojo por porros a estudiantes en Villas de Monte Albán y el despojo a jovencitos, también estudiantes, de la casa del estudiante “Juan Manuel Celis Ponce”, dan pie a que se torne un clima de caza en contra de los estudiantes, hijos de campesinos y colonos, que el antorchismo no permitirá y no nos quedaremos de brazos cruzados. Por ello decimos que invitamos a la reflexión sobre el peligro de que se recurra en Oaxaca a la polarización que ha privado en el país, pues el clima de violencia, de pobreza creciente, de inconformidad social y de escasez de inversiones y empleos en nuestra entidad no necesita más polarización.

La dirigencia del antorchismo reitera, pues, la necesidad de seguir con las actividades cotidianas que han hecho de nuestra organización la fuerza política más consolidada en el país, que, a pesar de estas y otras dificultades, ha crecido a medida que aumentan los pobres y, con ello, el número de quienes buscan incorporarse a nuestras filas. Por ello, es importante continuar con las reuniones de comités y de grupos, las actividades deportivas y culturales como la Espartaqueada Cultural Nacional a que me referí, porque cada día crece la urgencia de formar más líderes. Por lo demás, las complicaciones en las gestiones y demandas se resolverán y aclararán con la realidad y los hechos concretos, que son la única y última prueba de verdad.

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