A causa del calor extremo y la sequía que afecta a la mayoría de los estados y regiones de México, se ha despertado una preocupación creciente entre la ciudadanía que se manifiesta, principalmente, en las redes sociales, donde se hace el llamado a cuidar el agua, a no tirar basura y a sembrar árboles como medidas urgentes para remediar el problema que ya tenemos, lo malo de todo esto en que se trata de acciones de alcance doméstico, que no son despreciables pero resultan insuficientes.
Esta es la segunda manifestación masiva, la primera sucedió a raíz de la pandemia por la covid-19 que dejó más de cinco millones de muertes, pero lamentablemente deben pasar incendios forestales, sismos de gran magnitud, huracanes destructivos y sequías, es entonces que nos invade el sentimiento de culpa que propicia la reflexión por la destrucción del planeta ante la fragilidad de la vida humana y de la responsabilidad que cada uno de nosotros tiene ante las catástrofes.
La propaganda oficial hace responsables a todos por igual pero esto es un engaño, es una forma de repartir la responsabilidad de quienes han sobreexplotado los recursos naturales y esto es justo lo que quieren el gobierno y los hombres de la industria, que son quienes en conjunto se benefician de la explotación irracional de los recursos naturales obteniendo grandes ganancias económicas.
No hay duda de que la actividad humana ha contribuido a la modificación del entorno derivado de la necesidad de sobrevivencia, pero en los últimos tiempos se ha abusado de los mares para la navegación y tránsito de mercancías, se han desviado los ríos para canalizar el agua a sus tierras de cultivo; se ha modificado la genética de las especies vegetales y animales dotándolas de características específicas que le reditúen mayores beneficios; el hombre ha cavado grandes túneles en busca de oro y otros metales para convertirlos en mercancías y hacerse de dinero.
En el año 2021, los científicos dedicados al estudio del clima afirmaron que el aumento global de la temperatura promedio de la tierra se calculaba en 1.1 grados centígrados, según los especialistas el límite máximo es 1.5 grados centígrados. Esto quiere decir que si la temperatura de la tierra sigue aumentando al mismo o mayor ritmo, esos desastres también se harán más frecuentes y más destructivos, habrá sequías, tormentas y ciclones que, actuando alternativamente, arrasarán con siembras y cosechas y desencadenarán hambrunas y pestes más mortíferas y masivas que la covid-19, de lo que ya fuimos testigos.
Pero volvamos al tema de lo doméstico. En Zacatecas por años se han reforestado el cerro de San Simón y La Bufa, por ejemplo, pero hay muy pocos árboles vivos, el problema no es emprender esas campañas sino garantizar que crezcan en un clima seco.
¿Y qué se puede hacer? Emprender estas acciones con plantas de la región, como el pirú, el mezquite o los huizaches, que se adaptan a los cerros y garantizar que el primer año cada ejemplar tenga el agua necesaria para enraizar y eso implica que los ayuntamientos destinen pipas con agua y personal para que una vez por semana se garanticen 20 litros de agua por árbol.
En el caso de la siembra de árboles en áreas verdes de colonias y comunidades se debe involucrar a la gente para que participe de forma voluntaria, porque es por su bien, porque le conviene, de lo contrario pasa que unos siembran mientras otros queman y destruyen lo poco logrado ante el clima seco de nuestro estado.
Para el caso de la siembra en domicilios está más fácil, aunque se debe tomar en cuenta que se requiere de preocupación y vocación por el tema ecológico dado que ahora no es una moda el cuidado medio ambiental, sino que es una obligación social para que los integrantes de la familia adopten un árbol o una flor, como luego se hace con las mascotas. De lograrse esto, la familia reciclará el agua y usará la mínima indispensable para los quehaceres.
Es un hecho que con esto no se va a lograr un cambio sustantivo, porque el problema es que las empresas son las verdaderas responsables del uso desmedido de los recursos de todos, de todas formas podemos ayudar antes de que llegue el día en que ya no se pueda revertir el fenómeno.
Estamos de acuerdo que proteger al planeta es tarea de todos, pero principalmente del gobierno de los ricos que debe proponer las medidas científicas, con recursos económicos y humanos, de tal forma que los ciudadanos contribuyan con todo lo que esté a su alcance por su derecho a un mundo mejor antes que la catástrofe se vuelva inevitable e irreversible, cuando todo lo que hagamos después de cruzar esa raya roja sea absolutamente inútil.
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