La Constitución Mexicana en su Artículo 4º nos dice que “Toda familia tiene derecho a disfrutar de una vivienda digna y decorosa. La ley establecerá los instrumentos y apoyos necesarios a fin de alcanzar tal objetivo”.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) nos dice: “La vivienda constituye la base de la estabilidad y la seguridad de los individuos y las familias. Es el centro de nuestra vida social, emocional y a veces económica y debería ser un santuario donde vivir en paz, con seguridad y dignidad. Considerada cada vez más como una mercancía, la vivienda es sobre todo un derecho humano”.
Y por si fuera poco, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval) dice: “El derecho a la vivienda digna implica que los ciudadanos de todos los perfiles económicos y socioculturales tengan la posibilidad de acceder a una vivienda de calidad, bien ubicada, con servicios básicos, con seguridad en su tenencia y que, como asentamiento, atienda estándares éticos de calidad”.
Pero basta con darse una vuelta por la periferia, zonas marginadas y pueblos y nos vamos a encontrar con que existen miles de familias que no cuentan ni con un pedazo de tierra o, como dirían por ahí, con un pedazo de patria, vemos que en una sola casa de renta viven hacinadas cuatro o cinco familias, familias que viven con la suegra, con la mama, o viven “de arrimados”, como dirían en mi pueblo. Miles de familias pagan renta pero otras de plano viven debajo de los puentes, en alcantarillas, tapias deshabitadas o casas invadidas. Y viven así, no porque quieran o les guste, sino porque no les alcanza para pagar una renta o para comprar un terreno y construir una vivienda.
Para colmo de los males, según el Presupuesto de Egresos para el 2024 (PEF 2024), a la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu) se le va a asignar menos presupuesto. En el “PEF 2023 se le asignaron 15 mil 997 millones de pesos y ahora para el PEF 2024 se le asignarán 12 mil 880 millones de pesos”, según el Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
La “cuarta transformación” de AMLO no llegó a las personas que viven hacinadas, que viven de renta, que viven al día.
Sin embargo, para sus obras faraónicas, como el Tren Maya, el corredor interoceánico, el aeropuerto Felipe Ángeles, la Refinería de Dos Bocas y las Becas Bienestar se les está asignando y aumentando recursos mayores que en el PEF 2023. Veamos: a Turismo en el PEF 2023 el presupuesto asignado para operar fue de 145 mil 565 millones y en el PEF 2024 será de mil 974 millones; una reducción en el presupuesto.
Recordemos que este recorte al presupuesto se debe a que ahora el Ejército va a manejar el Tren Maya; a Bienestar en el PEF 2023 se le asignaron 434 mil 535 millones y en el PEF 2024 se le asignan 543 mil 933 millones. Ahora para la Sedena en el PEF 2023 fueron 117 mil 283 millones y en el PEF 2024 serán 259 mil 434 millones. Para la Secretaría de Energía (Sener) en el PEF 2023 fueron 51 mil 773 millones y en el PEF 2024 es de 193 mil 179 millones.
De acuerdo con el Coneval, para que se materialice el derecho a la vivienda, los medios deben estar a su alcance de los mexicanos como son: accesibilidad económica, accesibilidad jurídica y accesibilidad física, espacial y territorial; también que haya disponibilidad territorial, calidad técnica, constructiva y calidad en los materiales de construcción.
Dice el Coneval en su estudio titulado “Principales retos en el ejercicio del Derecho a la Vivienda digna y Decorosa”, que: “Existe rezago en más de 14 millones de viviendas en el país, es decir, 44.7 % de las viviendas. En la mayoría de los casos el ingreso es uno de los principales factores asociados: 57.9 % de los hogares que se ubican en los primeros cuatro deciles económicos (mismos que en su totalidad cuentan con ingresos por debajo de la línea de pobreza por ingresos); la población indígena, ya que 79.1 % de las viviendas de ese grupo de población presenta algún tipo de rezago; tres de cada cuatro viviendas en zonas rurales presentan rezago de vivienda, en contraste con uno de cada tres en zonas urbanas (78.3 % rural vs. 35.4 % urbanas), significando una brecha urbana-rural de 43%; El rezago en vivienda está más marcado en entidades del sur-sureste como Chiapas (78.2 %), Oaxaca (77.8 %), Guerrero (72 %), Veracruz (63.9 %) y Campeche (61.2 %)”.
No cabe duda de que la “cuarta transformación” de AMLO no llegó a las personas que viven hacinadas, que viven de renta, que viven al día y que igual que todos los mexicanos tienen el derecho a una vivienda digna y decorosa. Si piensa que con las becas que reciben algunos cuantos mexicanos se va acabar con la pobreza, la pobreza extrema y, por tanto, la falta de viviendas, se equivoca. Por esa razón y otras, el Movimiento Antorchista Nacional te hace el llamado a que te organices y luches por una patria más justa y equitativa para todos.
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