Las flores de agua por lo general son hermosas, bellas y fascinantes y en ocasiones quisiéramos ser como Ulia de “La joven guardia” de Alexander Fadeiev, de meternos al agua para conseguirla, o en la historia, tomar el bello nenúfar. En Yucatán existe una flor de agua o, como se le conoce en maya, Nicté-ha, que es la más bella, con flores blancas que relucen cada mes de mayo y cautivan a quien las mira.
Pero no todo nenúfar o Nicté-ha puede ser admirado y bello, a pesar de que sean llamadas de tal forma. Pues si bien no es una flor, surgió como la historia de la princesa Nicté-ha pero en el municipio de Kanasín, una colonia que adoptó dicho nombre. Pero quién diría que años más tarde, después de 14 para ser exactos, le haría honor a su nombre y ahora son una flor de agua no sólo de nombre, sino en los hechos, pues está entre el agua y no por gusto propio, sino por la indiferencia de las autoridades que no han querido reparar sus calles.
La colonia Nicté-ha se ubica a 10 kilómetros de la capital yucateca, al oriente del estado y ha tenido la infortuna de no solo vivir entre calles sin pavimentar que se vuelven intransitables cuando llueve porque se inundan, sino también por la indiferencia de gobiernos que no la han ayudado y la han dejado a su suerte; convirtiéndola en esa flor de agua y andando entre aguas verdes que pueden ser mortales para la salud de las familias.
Dicha colonia tiene poco más de catorce años de haber sido fundada y durante ese periodo, diferentes administraciones, de distintos colores han pasado, tanto federal, estatal y municipal, sin que, hasta el momento, le hayan dado atención a las necesidades de los habitantes para que puedan vivir en un entorno plausible.
Si bien creían que lo más complicado que eran las escrituras de su patrimonio, ya estaba superado, se vieron obligados a retornar al volvieron al punto de partida, pues éstas les fueron desconocidas por la administración del ex gobernador, Mauricio Vila Dosal, a pesar de que estuvieron certificadas por el mismo Instituto de Vivienda del Estado de Yucatán (Ivey).
Con semblante serio y enérgico, la señora Laura Esther Yamá Santiago, señaló que desde hace 14 años vive en la colonia Nicté-ha; “desde hace tiempo me entregaron mi documentación de propiedad, pero resulta que me dicen que no es legal el documento que me vendió el Ivey y que mi propiedad no tiene documentación; no sé qué es lo que está pasando, queremos averiguar y saber por medio del Gobierno del Estado qué es lo que está sucediendo con el Ivey”.
Agregó que hasta el momento ninguna autoridad le ha hecho caso, esto, a pesar de que se han manifestado; “hasta ahorita no tenemos una solución por parte de ningún gobierno; podría haber una solución para llegar a un acuerdo y ver de qué manera podemos hacer para que sean legales nuestros terrenos”.
Con este problema, se encadenan otros como es la falta de servicios: pavimentación, luz eléctrica, agua potable, el acceso de transporte público, así como el de recolección de basura, entre otros.
La situación de las familias se agrava sobre todo en la temporada de lluvias, pues son sus calles de terracería las que más sufren al quedar inundadas y ser después criadero de moscos portador del virus del dengue, afectando así también a su salud.
En medio de calles húmedas y de terracería, la señora María del Carmen García denunció que son una colonia que se encuentra completamente abandonada por parte de las autoridades; “prometieron que iban a arreglar nuestras calles, pero en lugar de eso las tenemos completamente inundadas y llenas de moscos; con Antorcha hemos logrado mejorarlas un poco, pues todos los vecinos nos reunimos y quitamos escombros, tratando de irlas reparando dentro de nuestras posibilidades”, señaló.
Y es así que una colonia se convierte en la flor de agua por la indiferencia de las autoridades, pero al mismo tiempo, han hecho que se unan para ir mejorando su calidad de vida, pues a decir de la líder del Movimiento Antorchista en la región, Eva Bautista Baro, “el pueblo tiene que unirse y luchar por mejorar su infraestructura pública y lograr el acceso a los servicios básicos a los que cualquier mexicano tiene derecho, y si las autoridades ignoran estas peticiones y demandas tan elementales, está en las manos del pueblo tomar el poder político del país para cambiar esta situación”, enfatizó.
Así, una colonia que es de nombre la “Flor de agua” y en cada temporada de lluvia le hace honor, se convirtió en fuego viviente que arde con su antorcha para transformar su realidad por una más justa y menos desigual para todos.
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