Como una moneda, Yucatán tiene dos caras, sólo que una es bonita y otra poco agraciada. La primera, justamente es la que gusta a todos, porque muestra lo mejor de sí que son sus playas, las zonas arqueológicas que tienen millones de historias, las piscinas naturales que serían los cenotes y qué decir de su gastronomía que es muy rica y variada.
Con esta cara bonita de Yucatán, extraños se vislumbran y ven a la tierra del Mayab como un paraíso en el que todos quisieran vivir, porque es muy segura, al menos es lo que dejan ver en este lado de la cara. Sin dejar de lado que los diversos gobiernos se han encargado de que así vean al Estado, no por nada está en estos momentos el gobernador Joaquín Díaz Mena en España en la Feria Internacional de Turismo (FITUR2025).
Pero al voltear la moneda vemos su cara menos agraciada, nos encontramos con un Yucatán donde existen 59 mil 445 personas que son pobres, de acuerdo al Consejo Nacional de la Política de Desarrollo Social (Coneval) y el Censo de 2020.
Mismas personas que caminan en calles de terracería o en tiempos de lluvias entre lodo, porque justamente el gobierno no ha querido invertir en la mejora de las colonias populares y caso contrario lo hace en los lugares que le redituará como son las zonas turísticas.
“El camino está bien feo, lleno de baches. Le pedimos al gobierno que nos tomen en cuenta, que no se olviden que también contaron con nosotros ahora nosotros necesitamos de ellos”, dijo, a la par que señalaba las calles en mal estado, el señor Carlos Cahuich Pech, habitante de la colonia “Fraternidad Antorchista” ubicada en el municipio de Tizimín, al oriente del Estado.
El panorama no distinto en el centro de Yucatán, toda vez que es uno de los pueblos mágicos que se caracteriza por ser de color amarillo, Izamal, en su comisaría Sitilpech, a pesar de que sus vialidades están pavimentadas, estas se han ido deteriorando. Pero de Izamal sólo se habla de lo bonito que es el pueblo, su gran convento que guarda historia en sus muros, pero no del rezago en sus comisarías.
Doña Laura Yama tiene su tiendita en una de las colonias populares de Kanasín, llamada Nicté-ha, asentamiento que no ha podido ser pavimentado debido a que se señala que es irregular, lo cual desmiente la misma Yama, “fue adquirido legalmente, pero ahorita señalan que tiene ese carácter porque el Instituto de Vivienda del Estado de Yucatán (IVEY) nos desconoció nuestras escrituras, por ello no hemos podido tener unas vialidades dignas”, señaló.
Yucatán sobresale por sus haciendas que en su momento fueron henequeneras. Construcciones grandes, al estilo europeo, con un amplio espacio en el que podían caber más de diez familias, y muchas tienen hasta su propio cenote, pero estas solo existen en la zona norte, mientras que en Sur el panorama es distinto para Mérida.
En el Sur existe un hacinamiento donde en una casa de cuatro por cuatro, viven hasta tres familias o en caso de la carencia de una vivienda digna con material de concreto construyen una con materiales endebles sufriendo de las inclemencias del tiempo, sobre todo en calor que no hay a dónde voltear para tratar de refrescarse.
“Llevamos más de cinco años viviendo en esta situación, pedimos al gobierno del actual gobernador, Joaquín Díaz Mena, que nos voltee a ver y nos ayude con la regularización de nuestros predios. Ahorita estamos padeciendo las inclemencias del tiempo, con un frío que cala los huesos”, señaló Gabriela Cuxim, habitante del predio “La Palmeras”.
A la señora Cuxim como a decenas de familias que viven en asentamientos irregulares al sur de la capital, en la colonia Emiliano Zapata Sur III, les pasó que fueron víctimas del Covid-19 que, al pegar en la entidad, se quedaron sin un sustento, lo que las orilló a buscar y habitar un predio con carencias y con la incertidumbre de que sean desalojados por habitar sin permiso.
Es de destacar que para un trabajador con un ingreso de 10 mil pesos mensuales en promedio le es complicado pagar una casa que no sea de interés social. Toda vez que las mensualidades de una casa están arriba de los cinco mil pesos. Pero si se le suma que el Infonavit recupera el crédito con el cobro de interés del dinero en los primeros 10 años, vienen a pagar la casa que no es suya en otros 10 años.
Por ello, a las familias les es más accesible el ocupar terrenos, luchar para que les den facilidades de pago e irla pagando, que rentar o adquirir una casa, aunque le falten los servicios básicos, porque su ingreso no les alcanza ni para adquirir la canasta básica, aquella que está por los cielos.
Es paradójico como Yucatán es reconocido también por su gastronomía variada, desde un relleno negro con su pavo o pollo, una cochinita pibil con su habanero y cebolla morada, pero si se come en domingo es mejor, ya que es el día que se destina para comerlo, porque no puede haber un domingo que veas, como en México los puestos de tamales en cada esquina, así es en Yucatán pero los domingos, o si de iniciar la semana se trata, el frijol con puerco con su tomate, cilantro, rabanito y el habanero que no puede faltar, no por nada es la capital del habanero.
A pesar de los platillos variados que hay en la entidad, que incluso tiene municipios que se consideran capitales de las diversas comidas como Kanasín que es del panucho o Motul de los huevos motuleños, Yucatán es una de las entidades con la canasta básica más cara del país.
Yucatán ocupa el segundo lugar nacional en el incremento de precios de la Canasta Básica Alimentaria (CBA), con un alza del 7.16 por ciento, según un estudio de la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC). Este aumento lo sitúa sólo detrás de Aguascalientes, que registra un encarecimiento del 12.94 por ciento. El análisis incluyó los costos promedio de 44 productos esenciales, entre los que destacan galletas, jabón de lavandería, botanas, frijol y manzana, alcanzando un promedio nacional de mil 916.35 pesos en enero de este año.
Para Margeli Poot, dirigente social, en Chikindzonot se carece de una alimentación básica “una familia puede estar comiendo sólo frijoles con tortilla, porque a veces no hay para comprar carne y ese es su alimento, por ello los niños sufren de anemia, no tienen una buena alimentación”.
Sin duda Yucatán es uno de los estados más atractivos para mudarse por su gastronomía, seguridad, y tranquilidad. Pero los mismos yucatecos necesitan, para vivir en su tierra, más de 18 mil pesos, esto de acuerdo con los últimos datos de la última Encuesta Nacional sobre Salud Financiera (ENSAFI). Vendrían siendo 2 mil pesos más que el promedio nacional.
A la mayoría de los yucatecos no les alcanza, toda vez que el salario promedio es de siete mil 200 pesos al mes, no es ni la mitad de lo que se necesita para vivir dignamente, de acuerdo con la encuesta.
En los últimos años, el estado se convirtió en uno de los más caros para vivir, pues los servicios básicos, las rentas, el transporte y la canasta básica suben de precio más rápido de lo que aumentan los salarios, provocando que uno de cada tres yucatecos se quede sin dinero antes de la quincena.
El paraíso que muestran a México y al mundo es totalmente lo contrario para quienes viven, son oriundos y tienen un salario mínimo, pero sobre todo tienen menos oportunidades por su situación económica viviendo en la marginación y en el olvido.
Ante esta desigualdad evidente, donde no todos en Yucatán viven con las mismas oportunidades, el líder del Movimiento Antorchista en Mérida, Miguel Matos, llamó a sus paisanos a que se unan y organicen en las filas del antorchismo para ir abatiendo esa desigualdad.
“Antorcha tienen los objetivos claros y es sabedor, desde hace 50 años, que hay pobreza, desigualdad y que no todos tenemos las mismas oportunidades, es por ello que nuestra organización lucha para erradicar esta situación, por ello es necesario que nos unamos, organicemos, pero sobre todo que nos politicemos, porque para cambiar esta situación será el pueblo organizado y educado que el día de mañana tomará el poder político del país, porque sólo él, como conocedor de su precariedad, podrá hacerle frente a esta situación”, mencionó.
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