Se le atribuye al científico Albert Einstein la frase aquella que dice: “Creer es más fácil que pensar, he ahí la razón de que haya más creyentes…” Como no puedo atenerme con certeza a la autoría del pensamiento aquí referido, me acogeré entonces sin remedio a la esencia del pensamiento mismo en sí, como argumento a la opinión que hoy quiero compartir.
Para nadie es desconocido ya, que el partido Morena y sus aliados se llevaron casi “carro completo” (usando un término electorero), en el reciente proceso electoral del pasado 2 de junio. Y, dejando a un lado las terribles y evidentes condiciones en materia de salarios insuficientes y desempleo; falta de vivienda popular, de personal médico, estructuras de salud y medicinas; falta de infraestructura educativa y mejores salarios para los maestros; falta de obra pública social, entre otras muchas carencias que hacen hoy más difícil y precaria la vida de los mexicanos, llama la atención que Morena haya ganado electoralmente también, aquellos estados y municipios donde el generalizado clamor desgarrador diario de todos los ciudadanos, es la falta de seguridad y el aumento de la violencia homicida de todo tipo.
Morena es el partido más favorecido en las elecciones del pasado 2 de junio en los lugares donde hay mayor violencia. De acuerdo con análisis de incidencia delictiva, de los 15 municipios más violentos, 11 fueron ganados por el partido oficialista.
Pareciera que el 2 de junio, hubiera ocurrido un fenómeno sobrenatural singular en el cual, como por encantamiento, la memoria ciudadana hubiese sido borrada de las mentes de los electores, que los llevó en gigantesco tumulto a colmar las casillas con votos para Morena, como premio al bondadoso y humano gobierno que les quitó con su insensibilidad trágica, con la muerte violenta, su tranquilidad y sus queridos familiares, amigos y conocidos. El 7 de junio pasado, en el Grupo Radiofórmula me enteré de algo que verdaderamente sorprende: “Morena es el partido más favorecido en las elecciones del pasado 2 de junio en los lugares donde hay mayor violencia. De acuerdo con análisis de incidencia delictiva, de los 15 municipios más violentos, 11 fueron ganados por el partido oficialista. El reporte de Humberto Padgett”.
Aquí, al carecer de mayor información detallada, solo nos queda aventurar dos legítimas hipótesis: o los mexicanos hemos caído en tal grado de apatía y deshumanización que ya no nos importa ni la vida ni la seguridad ni el verdadero bienestar de nuestras familias, y por eso optamos por votar para recibir más de los mismo en los próximos seis años; o, la inmensa mayoría de los mexicanos, sin otro remedio, acudieron coaccionados, amenazados o manipulados a depositar su voto a favor de Morena.
Es cierto que, una vez oficiales los resultados de la elección consumada, ya nada más podemos esperar; pagaremos justos por pecadores. Pero, dado que la historia sigue siempre fatalmente su curso, haríamos bien en indagar, cuando menos a manera de suposición, qué fue lo que realmente sucedió con la conciencia ciudadana.
En su obra “El futuro es un país extraño”, Josep Fontana documenta “Una reflexión sobre la crisis social de comienzos del siglo XXI”, donde, luego de realizar en su prefacio un apretado análisis sobre los métodos de coacción, sometimiento, amenaza y manipulación que generan las condiciones económicas y sociales de miseria de gran parte de la humanidad, a manos del modo de producción llamado capitalismo, afirma también algo que debemos considerar para entender un poco la reacción que adoptaron la mayoría de los electores en los pasados comicios del día 2 de junio. Veamos.
Se lee así en la obra que cito: “A lo que hay que añadir el enigma aparente de que los votantes den su apoyo a políticos conservadores [o a sus servidores embozados] que defienden unos programas contrarios a los intereses de las mayorías”. Y luego cita al sociólogo filipino Walden Bello: “La conducta del votante no siempre está determinada por la racionalidad, sino que, sobre todo en tiempos de crisis, está con frecuencia motivada por miedos y esperanzas irracionales”. ¿fue esta la conducta de la mayoría de los mexicanos el 2 de junio?
Abunda Fontana: “Daniel Kahneman [psicólogo isrraelí-estadounidense] y George Lakoff [estadounidense fundador de la lingüística cognitiva] han puesto de relieve la importancia que tiene lo irracional en nuestra toma de decisiones”. Y luego cita a Lakoff: “Las ciencias cognitivas y del cerebro han mostrado que la mayor parte de nuestro pensamiento – tanto como el 98 por ciento – es inconsciente. Hay mucho de lo que sucede en nuestro cerebro a lo que no tenemos acceso directo, pero esto que queda escondido es precisamente lo que determina una gran parte de lo que para nosotros tiene sentido y forma en que razonamos”.
Luego concluye: “La mayoría de los políticos, sobre todo los de izquierdas, creen que la gente piensa siempre conscientemente y que `si se le dan los hechos, la mayoría razonará las conclusiones correctas´. En realidad, el votante se alimenta de las noticias y los análisis que recibe de los medios de comunicación – periódicos, radios y televisiones – afines a su modo de pensar y de sentir [recordemos las Mañaneras]. Comienza evaluando los hechos políticos emocionalmente, de acuerdo con un trasfondo de ideas morales que está firmemente asentado en su interior – la idea instintiva que todos tenemos de lo que es bueno y lo que es malo – y a partir de aquí la mente opera hacia atrás, llenando – o inventando – `hechos´ que están de acuerdo con este trasfondo interior”.
Y el autor dice también, “que podría suponerse que este mecanismo actúa tanto para favorecer el voto a la derecha como a la izquierda; pero la izquierda no dispone del bagaje de medios de comunicación que puedan alimentar un modo crítico de pensar”. Y esto es totalmente cierto.dicho hasta aquí, va sólo como una argumentación más, sólo una más, para entender un poco la trágica manera de proceder de muchos mexicanos en el reciente proceso electoral. Así, y sólo así, se entendería que humildes familias excesivamente diezmadas por la pobreza y la muerte violenta, hayan acudido a votar por Morena para recibir más de lo mismo.
Pero hay otro modo de actuar que debemos enseñar al pueblo; como dijo Fontana: “alimentar un modo crítico de pensar”. Sólo que para conseguir esto, es fundamental impulsar todos juntos y con todas nuestras fuerzas disponibles, la organización y la educación de los más desamparados de México. A esta tarea es que hemos empeñado nuestra existencia todos cuantos trabajamos en el Movimiento Antorchista Nacional; y, dados los resultados, hoy más que nunca, no amainaremos el plumaje. La tarea sigue pendiente.
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