"Decir la verdad es siempre revolucionario": Gramsci
Las conexiones entre la mentira y el carácter retrógrado del pensamiento, así como entre la verdad y el carácter progresista, están muy estudiadas; y se pudiera resumir en esta oposición fatal y políticamente insalvable. La justificación de la mentira política es la conveniencia de conservar el poder, de tal manera que el salto del ser al deber, no se da en el ámbito moral, sino en el de la utilidad y oportunidad, como afirmaba Maquiavelo, mientras que, por el otro lado, desde muy temprano, Carlos Marx y Federico Engels defendieron científicamente a la verdad y demostraron su carácter progresista y revolucionario; el político que miente es, sin excepción, un reaccionario e irracional, además de malintencionado y perverso, mientras que quienes repudian a la mentira y defienden la verdad son, solo por eso, no solo moralmente superiores, sino ideológica y políticamente progresistas y hasta revolucionarios.
Y esto es tan cierto como que el agua moja. Los ejemplos van más allá de las mentiras de Donald Trump que desembocaron en las acciones violentas en la Casa Blanca y que provocaron cinco víctimas fatales, o la tragedia que dejó el Coronavirus con los presidentes de Estados Unidos, Brasil y México, cuando aquel, Jair Bolsonaro y Andrés Manuel López Obrador (AMLO), por ejemplo, negaron la realidad de la pandemia de la covid-19, y calificaron al coronavirus de simple litle flue, gripezinha o gripita, restaron eficacia a las vacunas y a todas las medidas de higiene y prevención (como el cubre bocas), lo que contribuyó a que estos países se convirtieran en los tres con más muertes de coronavirus; fueron muertes innecesarias, que se pudieron evitar, provocadas, pues, por la irracionalidad y el reaccionarismo de esos políticos. Es aún más grave con los millones de muertos en las guerras imperialistas construidas con la mentira (guerra contra el terrorismo, contra la proliferación de armas de destrucción masiva o químico bacteriológicas), elevada a estrategia militar.
El ejemplo por antonomasia está en el infierno nazi que provocó millones de muertos en la carnicería de la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto que envenenó y cremó a todavía más, todo inducido por la mentira de la supremacía racial y la histeria colectiva que estimuló en el pueblo alemán. Son notables sus principios de propaganda, la propaganda nazi que defendía y puntualizaba Paul Joseph Goebbels: “si una mentira se repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”, “si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”, que, para no repetirlos todos, elevan a la mentira a principal instrumento de manipulación.
El nazismo y sus horrores no son sino la máxima expresión de la ideología capitalista e irracional. No olvidemos que este fenómeno no se reduce al nazismo alemán, sino que el ultranacionalismo es más viejo, más extenso, y hoy vuelve a amenazar al mundo con el apoyo de los potentados de Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea.
Pero no nos confiemos, igual de reaccionario, irracional y peligroso (igual de fascista) es el político que miente con aparentes simplezas tales como prometer un sistema de salud mejor que el de Dinamarca sin hacer nada para lograrlo, prometer comprar medicamentos “ahora sí”, asegurar que somos un pueblo feliz y tratar de convencer con malas artes (con mentiras) a sus connacionales que ya somos menos pobres y que estamos mejor.
El que miente, siempre, es reaccionario, conservador, malintencionado y deshonesto, por lo que no debes confiar en él, puedes estar seguro de que te va a traicionar.
Por el contrario, si encuentras a alguien que defienda la verdad bajo cualquier circunstancia, no lo pierdas, quédate con él porque te llevará por buen camino a buen puerto.
No por nada, Marx y Engels defendieron a la ciencia y a la verdad, porque no era (no es) solamente un asunto de cientificidad sino de moralidad y de principios. Y es, sin lugar a duda, el camino por el que se puede llevar a nuestra sociedad hacia un mejor destino; es esto (la verdad) o la degradación y el fin de la humanidad misma.
Visto a la luz de estos razonamientos, se puede comprender el verdadero carácter de las mentiras y calumnias, por ejemplo, de AMLO en contra de las organizaciones sociales, muy destacadamente en contra de Antorcha Campesina (la “Antorcha Mundial”), que no es diferente, es igual de perversa y reaccionaria, igual de fascista, que las de los viejos caciques poderosos y soberbios que han calumniado a Antorcha desde que nació; en todos los casos el objetivo es el mismo: justificar la represión, la agresión irracional y perversa en contra del pueblo en sus intentos por organizarse y educarse. Es la reacción en contra del progreso.
Así debe ser interpretada toda campaña mentirosa e irracional en contra de los movimientos sociales progresistas; la mentira es reaccionaria y la verdad siempre es revolucionaria.
Así también se puede interpretar, por ejemplo, aplicándolo a otro caso concreto y hasta aparentemente circunstancial, las mentiras y las agresiones de los grupos poderosos que están detrás de los grupúsculos de choque que en la colonia La Antorcha, municipio de Carmen, Campeche, agitan la mentira, la calumnia y los actos violentos y agresiones en contra de los inermes colonos organizados en el Movimiento Antorchista, que ya dejaron como saldo, lamentablemente aún parcial, de una mujer golpeada tumultuariamente por hombres y mujeres irracionales, perturbados y empujados por agitadores profesionales, que siguen siendo una amenaza de crecer y cobrar mayores y más graves víctimas, con la parsimonia y tal vez hasta beneplácito de las autoridades actuales, quienes se han prestado a la mentira y a la persecución.
Y es también, en este caso, que la verdad es progresista, y es la que puede defender y proteger a los colonos de La Antorcha en contra de los irracionales que hoy los amenazan (el historiador Federico Finchelstein aseguraba que “la mejor manera de luchar contra el fascismo es combatiendo sus falsedades”), por lo que urge también, en este caso, defender a la verdad, darla a conocer y en esta tarea el pueblo debe ser valiente y decidido, pues, por eso me detuve a explicar todo esto, es el único camino por el que se puede llevar a la sociedad hacia un mejor destino; es esto (la verdad) o la degradación y el fin de la humanidad misma.
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