La noche del 27 de marzo, 39 migrantes murieron intoxicados en un incendio en la estación migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua, mientras que otros 27 quedaron heridos. Todos tenían la esperanza de llegar a Estados Unidos para trabajar y ganar unos dólares para ayudar a sus familias.
En su mañanera del 28 de marzo, el presidente Andrés Manuel López Obrador sólo le dedicó dos minutos con 21 segundos para hablar de una de las mayores tragedias ocurridas en su sexenio contra los migrantes. Y les echó la culpa. La culpa de la muerte de los migrantes, dijo, es de los migrantes.
Y el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, de inmediato le echó la culpa a Marcelo Ebrard, el secretario de Relaciones Exteriores, quien también es precandidato a la presidencia. Adán Augusto lucra así con la muerte de los migrantes. Es lo que le aprendió a López Obrador.
La tarde del 29 de marzo, el Gobierno federal presentó a los implicados en la tragedia y prometió aplicarles la ley. A varios les darán varios años de prisión, porque son los chivos expiatorios. En las redes sociales se hizo viral el video en el que se ve cómo, ante el incendio al interior de la celda, varios trabajadores y guardias dejaron morir a los migrantes encerrados. Y la duda es: ¿es culpa solo de unos hombres desalmados o es consecuencia de una política del gobierno de México, ordenada por Estados Unidos? Se trata, sencillamente, de la segunda opción. Y lo demostraré con algunos hechos.
Primero. El gobierno de Morena se ha encargado de frenar la migración hacia Estados Unidos, deteniendo a los migrantes en centros que son verdaderas prisiones, o regresándolos a sus países de origen. El país ha registrado números récord de detenciones de migrantes: en 2021 fueron 228,115; y en 2022, detuvo a 444,439.
Segundo. El gobierno de Morena trata a los migrantes como delincuentes. Cuando piden dinero para comprar alimento en las calles, la policía los detiene y los encierra en prisiones, lo cual es un delito de Estado, porque ser migrante no es ser delincuente. En esas prisiones hay golpes, hacinamiento, poca comida, insalubridad y maltratos.
Tercero. La muerte de los migrantes se ha visto, en el gobierno, como algo normal. Desde 2014 hasta la fecha, más de seis mil 900 migrantes han muerto en el cruce entre México y Estados Unidos. Pero eso, al gobierno de López Obrador no le importa.
Esta tragedia se compara a otras recientes. El 20 de febrero de 2023, 17 personas murieron en Puebla al estrellarse el autobús en el que viajaban. El 27 de junio de 2022, 53 migrantes se asfixiaron en el camión cuando los dejaron abandonados en San Antonio, Texas. El 25 de mayo de ese año, seis murieron en un accidente en San Luis Potosí. El 9 de diciembre de 2021, 56 migrantes murieron cuando el remolque en el que viajaban chocó en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas. Y el 23 de agosto de 2010, 72 migrantes fueron ejecutados por un comando de Los Zetas, en San Fernando, Tamaulipas.
Con la tragedia de este lunes, en Ciudad Juárez, el gobierno de Morena ya no es testigo de los asesinatos, sino el autor material de su muerte. Es un crimen de Estado.
Los migrantes latinoamericanos son, como los pobres mexicanos, gente humilde que en sus países no tiene trabajo y vive en la miseria, por lo que buscan emplearse en Estados Unidos. Los migrantes son gente pobre, como nosotros, pero el gobierno los está matando. Razonemos eso y neguemos el voto a gente tan despreciable como los morenistas que hoy nos gobiernan.
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