Desde que conocimos el Proyecto del Presupuesto de Egresos de la Federación (PPEF) para el ejercicio fiscal 2025, nos enteramos de cómo el gobierno federal propone recaudar y gastar el dinero de los mexicanos el próximo año. Un gran número de especialistas han criticado que, en términos generales, es un plan débil, con retroceso en inversión en educación, salud, construcción y arreglo de las vías de comunicación y en las asignaciones para estados y municipios; por ejemplo, en el caso de Oaxaca se hará un recorte del 4.5%, lo que significa un duro golpe a la tercera entidad más pobre en el país. Pero no es este el tema que busco abordar por ahora, quiero centrar mi opinión en el déficit de un billón, 170 mil millones de pesos que tendrá el PEF, es decir, el 3.9 % del Producto Interno Bruto (PIB).
Este dinero que no va a recaudar el gobierno mexicano, pero que sí gastará, no es solo una cuestión de cifras, sino un indicio de que nuestra economía está en graves problemas, porque… ¿De dónde saldrá este dinero? ¿De nuevo se invertirá menos de lo que se proyecta, como hizo en el gobierno de Obrador? Es posible, pero según los conocedores del tema, por la disminución del gasto público de 1.9% del PIB -de las más altas en 8 años-, lo ajustado del presupuesto no admite más recortes. Mi opinión es que cuando el gobierno de la doctora Claudia Sheinbaum plantea, al igual que lo hizo López Obrador, endeudar al país, no debe preocuparnos sólo la deuda que se propone contraer, sino que al final, ésta terminará siendo más grande.
Según el periódico El Economista del 31 de octubre: “la deuda pública cerró el sexenio de AMLO en 49.3% del PIB, mayor al 48.6% proyectado”, es decir, el gobierno planteó contraer cierta deuda, pero al final nos endeudó más. Pero esto no fue un hecho ocasional y fortuito, sino que estuvo planeado por los secretarios de hacienda y por los asesores económicos del gobierno de la 4T. La misma fuente citada dice que: “en el año 2018, la deuda representó el 43. 6% y ahora alcanza el 49.3% del PIB”, lo que demuestra que el problema de fondo es que no hay suficientes ingresos y, ante ello, los que prometieron acabar con el neoliberalismo, acentúan más las medidas neoliberales, negándose a poner impuestos a las grandes fortunas, ayudándoles a seguir creciendo, pero, además, endeudan el país favoreciendo a los grandes inversores mundiales. Todo esto, en claro detrimento de la ya precaria situación económica de las clases trabajadoras.
El endeudamiento y el recorte en inversión de los gobiernos morenistas, es la confesión de que en realidad los políticos de la 4T, los “transformadores de la vida pública” no se atreven a cobrarles más impuestos a los concentradores de la riqueza
Es decir, a las cosas llamémosles por su nombre, estos datos de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público demuestran que con AMLO se endeudó más al país que en sexenios anteriores y, a estas alturas, “el segundo piso de la 4T” no tiene otra salida que contraer nueva deuda para 2025. Así lo confirmó el diario El Financiero, con fecha 04 de diciembre que dice: “La Ley de Ingresos de la Federación 2025 (LIF2025) autoriza al ejecutivo a incurrir en un endeudamiento interno neto por un billón 580 mil millones de pesos”. Pero nuestra preocupación no debiera quedar ahí nada más, pues ante la optimista proyección de la tasa de crecimiento de 2.3% que proyecta el gobierno, los especialistas mencionan que, en promedio será de 1.3%. Esto significa que, si no se cumple con el crecimiento proyectado, la deuda será mucho mayor todavía, o se reducirá el gasto público o, peor aún, las dos cosas a la vez.
No puede haber dudas al respecto, el endeudamiento y el recorte en inversión de los gobiernos morenistas, es la confesión de que en realidad los políticos de la 4T, los “transformadores de la vida pública” no se atreven a cobrarles más impuestos a los concentradores de la riqueza social producida por todos los mexicanos. Y no lo quieren hacer, desde mi punto de vista, porque viven en un compadrazgo político y económico con los magnates de México y del extranjero y porque quienes realmente llevan la batuta en política económica son los ricos neoliberales, a quienes tanto criticaba López Obrador. Por eso, el Consejo Asesor Empresarial, que rodeaba al expresidente, estaba formado por Ricardo Salinas Pliego, presidente de Grupo Salinas; Bernardo Gómez, Copresidente ejecutivo de Televisa; Olegario Vázquez Aldir, director general de Grupo Empresarial Ángeles, el cual tiene negocios como los Hospitales Ángeles, hoteles Camino Real, Grupo Financiero Multiva y Grupo Multimedia Imagen; Olegario Vázquez Raña; Carlos Hank González, presidente de Grupo Financiero Banorte e hijo de Carlos Hank Rohn, por mencionar sólo algunos de los más visibles, sin dejar de ver la cercanía de AMLO con Carlos Slim, un magnate a nivel mundial, que curiosamente recibió los grandes proyectos de la 4T.
Queda claro, pues, que no tocarán los intereses de los personajes enunciados, por el contrario, seguirán endeudando al pueblo de México y recortando el ya reducido gasto social. Por lo tanto, no hay otra salida que luchar con más decisión y arrojo, para pugnar por llevar al poder político de la nación a un gobierno comprometido verdaderamente con las clases trabajadoras, que se decida a cobrar la deuda histórica que los poderosos tienen con el pueblo pobre, es decir, exigir que cumplan con su obligación de pagar impuestos como corresponde a sus ganancias, porque ahora pagan los mismos impuestos que nosotros los pobres, lo cual es inequitativo porque sus ingresos no vienen de la venta de su fuerza de trabajo, sino de la explotación de la fuerza de trabajo de millones de trabajadores.
Sólo de esta manera se podrá incrementar la inversión pública. Pero es claro que eso no lo hará Morena y sus asesores, le corresponde, por tanto, al pueblo pobre organizado y educado que pugna por formar Antorcha Revolucionaria.
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