“Señores, no estén tan contentos de la derrota, porque, aunque el mundo se haya puesto de pie y haya detenido al bastardo, la puta que lo parió está caliente de nuevo”.
El Movimiento Antorchista ha venido denunciando, a través de sus voceros y propagandistas, no sólo la política entreguista del gobierno de López Obrador y Claudia, sino el ascenso del fascismo en México.
Esas fueron las palabras que el dramaturgo revolucionario alemán Bertolt Brecht pronunció el 6 de mayo de 1945, haciendo clara alusión a la derrota de Hitler, la cual no tardó en traerle problemas, ya que en aquella nota Brecht exponía abiertamente su idea de que el fascismo simplemente había sido una causa directa del capitalismo.
Después de terminada la Segunda Guerra Mundial, el país de las libertades no tardó en demostrar su verdadero rostro, ya que, a través del senador republicano Joseph McCarthy (1947-57), comenzó una persecución contra los comunistas casi por decreto.
Bajo la supuesta seguridad nacional (¿les suena?) y la preservación de unos valores determinados, aprobaron varias leyes de corte anticomunista que incluyeron intentos directos de ilegalización del Partido Comunista de los Estados Unidos de América.
Como es sabido, fueron varios los intelectuales, científicos y artistas que cayeron en la trampa, pues, viéndose obligados a exiliarse en “el país de la libertad” debido a la persecución nazi, no esperaban que caerían en las garras de lo que se perfilaba como algo igual o peor de lo que huían.
Esta cacería de brujas tuvo como consecuencia el arresto, el interrogatorio indiscriminado y la violación de los derechos fundamentales de cientos de personas, incluido Brecht, sin contar algunas ejecuciones, como la del famoso matrimonio de Ethel y Julius Rosenberg, ambos militantes del Partido Comunista y acusados de pasar la fórmula secreta de la bomba atómica a la URSS.
Es imposible no relacionar esta historia con lo que ha estado pasando en México con la 4T y en Estados Unidos con Donald Trump. El capitalismo ha querido disfrazar de cordero al lobo, pero por la situación decadente en que se encuentran, es imposible ocultar sus verdaderas intenciones.
En colaboraciones pasadas, puntualizaba que desde el 2020 un ala de la oligarquía mundial, a través del vocero del globalismo, Klaus Schwab, fundador y presidente ejecutivo del Foro Económico Mundial (FEM), se planteaba “el gran reinicio”, un nuevo intento por disfrazar al capitalismo con rostro de cordero.
La situación en la que se dieron las cosas en el terreno global impidió que se aplicara esta receta. La Oxfam, en el informe que presentó en el FEM de ese año, destacó:
“Más de dos millones de personas han perdido la vida, y cientos de millones se están viendo arrastradas a la pobreza, mientras que la mayoría de las personas y empresas más ricas del mundo sigue enriqueciéndose”.
“Desde 2020, la riqueza conjunta de los cinco hombres más ricos del mundo se ha duplicado. Durante el mismo periodo, la riqueza acumulada de cerca de cinco mil millones de personas a nivel global se ha reducido. Las penurias y el hambre son una realidad cotidiana para muchas personas alrededor del mundo. A este ritmo, se necesitarán 230 años para erradicar la pobreza; sin embargo, en tan solo diez años, podríamos tener nuestro primer billonario”, comienza diciendo el informe de Oxfam del año pasado titulado Desigualdad S. A.: el poder empresarial y la fractura global, la urgencia de una acción pública transformadora.
Recordará usted el papel vergonzoso que el neonazi Javier Milei hizo en el Foro de Davos 2024, que se llevó a cabo entre el 15 y 19 de enero, quien afirmó ante la élite mundial reunida que “Occidente está en peligro”, pues los valores están “cooptados con una visión del mundo que inexorablemente conduce al socialismo”, culminando con un elogio zalamero hacia los capitalistas: “Ustedes son benefactores sociales, héroes, creadores del período de prosperidad que jamás hemos vivido”.
Este año, el foro se ha visto eclipsado por la investidura de Donald Trump. ¿Y quiénes estuvieron en primera fila? Así es, los hombres más ricos del mundo.
Este año, Oxfam afirma en su informe titulado El saqueo continúa: pobreza y desigualdad extrema, la herencia del colonialismo, que “la riqueza de los milmillonarios se incrementó en dos billones de dólares en 2024, tres veces más rápido que el año anterior, mientras que el número de personas que viven en la pobreza apenas ha variado desde 1990”.
Considero, querido lector, que debemos esforzarnos para no caer en las aseveraciones tramposas que lanzan los enemigos de la clase trabajadora sobre lo que le espera a México y lo que tenemos que hacer como país.
Aquel trato autoritario que la 4T ha tenido con los mexicanos que osan manifestarse se ha trasladado al propio gobierno, que se encuentra entre la espada y la pared: por un lado, se quiere sostener con la narrativa nacionalista que a estas alturas es más que evidente que no le basta, pues los mexicanos han contrastado que sólo es retórica para ganarse adeptos mientras ellos se enriquecen; por el otro lado, tienen un gobierno que, a su llegada, ha dado el manotazo con órdenes ejecutivas que ponen en serios aprietos a nuestro país.
Es en este sentido que el Movimiento Antorchista ha venido denunciando, a través de sus voceros y propagandistas, no sólo la política entreguista del gobierno de López Obrador y Claudia, sino el ascenso del fascismo en México, haciendo un llamado a todos los mexicanos a que se unan en una sola voz, antes de que sea demasiado tarde. Todavía no lo es.
En su canal, el doctor Alfredo Jalife-Rahme, conocido geopolítico y simpatizante del lopezobradorismo, aunque no de Claudia, lamentó mucho “que México haya perdido el rumbo porque no hay formación geopolítica, las únicas dos instituciones que tienen formación geopolítica son las fuerzas armadas y la Iglesia católica, pues lleva en esto 2024 años, entienden muy bien la geopolítica a partir de México y el resto no tienen ni idea”.
Sin embargo, debo decir, en honor a la verdad y para orgullo de los antorchistas, que nosotros no sólo hemos venido haciendo un análisis geopolítico de la realidad, encabezado por el maestro Aquiles Córdova desde hace cinco décadas, sino que (lo más importante) nos hemos venido preparando, uniendo y organizando, con todas las limitantes, esclareciendo entre el pueblo mexicano la verdadera situación por la que atraviesa nuestro país en el terreno global.
Hoy más que nunca, Antorcha demuestra que sus planteamientos han sido correctos. El pueblo mexicano debe organizarse, unirse y luchar por tomar el poder del país y llevar por mejor rumbo este barco llamado patria.
No quiero terminar sin antes recordar al gran revolucionario italiano Antonio Francesco Gramsci, quien nació el 22 de enero de 1891; 33 años antes (con solo un día de diferencia) de que muriera Lenin, en el pueblo de Ales, en la isla de Cerdeña.
Aunque la mentira como instrumento de la política está a la orden del día, y a pesar de que el mundo se vuelva más incomprensible y pantanoso, “la verdad siempre es revolucionaria” (apotegma que algunos le atribuyen a R. Rolland y otros a Ferdinand Lassalle). Es una pérdida de tiempo buscar entendimiento a través de argumentos con un gobierno que se construyó a base de mentiras.
La tarea es de todos aquellos que observamos la verdad de los hechos, lo evidente. Debemos unirnos y organizarnos para lo que se avecina.
Y ahí radica la gran diferencia entre los que se dicen revolucionarios, de izquierda y hasta marxistas-leninistas vía post facebookeros, sin hablar del amplio abanico de seudoideologías que abarca la autoproclamada 4T. Ahora es cuando se verá quién es quién. Es algo de lo positivo que puede existir en este proceso. ¡Fuera máscaras!
Marx estaba convencido de que una idea demuestra su superioridad en la práctica. Es por ello que cabe preguntarse: ¿nos quedaremos esperando cómo resurge el fascismo que amenaza al mundo entero o nos dispondremos de una vez y para siempre a trabajar en la construcción de un mundo mejor para todos? Que nadie se quede indiferente.
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