MOVIMIENTO ANTORCHISTA NACIONAL

La palabra convence

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Todos, todos, hemos conocido a alguien que habla rápida y desordenadamente, con falta de claridad. Vaya, pues, hay quienes atropellan el lenguaje, tal vez porque en su infancia estuvieron rodeados de personas que hablaban de esa manera y, para una mente infantil e inmadura, parecía algo normal.

Desde la llegada de la globalización y el desarrollo de las redes sociales, escribimos sin importar lo que escribimos ni cómo lo hacemos.

Si además no tuvieron quien los corrigiera o educara en ese sentido, terminaron por adoptar esa forma de expresarse. Así, en cada conversación, atropellan el lenguaje, que es el nuestro, aunque este fenómeno se repite en otras latitudes del mundo.

Pese a que la culpa de ese atropello del lenguaje no recae del todo en quien habla de esa forma, su manera de expresarse resulta molesta para quienes no reciben los mensajes con claridad y se ven obligados a preguntar, una y otra vez, qué es lo que les están diciendo.

Sin embargo, por más respuestas que obtienen, muchas veces no logran entender con certeza el mensaje, lo que genera confusiones y malentendidos que, en ocasiones, derivan en grandes problemas.

Por eso es fundamental que todos nos esforcemos por conocer bien la lengua que nos identifica como nación y, por supuesto, articularla de la mejor manera posible para evitar confusiones. No obstante, en estos tiempos tan calamitosos –como dijo el gran Miguel de Cervantes Saavedra en su obra cumbre–, en los que los mexicanos vivimos día a día eventos sangrientos que parecen no tener fin, poco importa la destrucción del lenguaje.

Y, sin embargo, esta herramienta es la que nos permite comunicarnos no solo en la familia y en el trabajo, sino también para expresar los más profundos sentimientos humanos hacia la pareja, los hijos, los padres, los amigos, la tierra donde nacimos, nuestras creencias religiosas o nuestro anhelo de construir y vivir en un México mejor.

Pensaríamos que las cosas serían distintas cuando nos comunicamos a través del lenguaje escrito, pero en esta área los problemas son aún mayores que en el lenguaje verbal.

Las clases de español que recibimos en la primaria y la secundaria no siempre son buenas ni dejan huella en la mente de los estudiantes. Muchas veces los maestros otorgan calificaciones aprobatorias sólo para salir del paso. No obstante, algo aprendemos.

El problema más grave ha surgido con la llegada de la globalización y el desarrollo de las redes sociales, donde escribimos sin importar el contenido ni la forma. Ahora, como si todos supiéramos inglés, usamos palabras extranjeras de moda, además de repeticiones excesivas generadas por la inteligencia artificial.

Esto ha resultado en frases con sintaxis deficiente y un abuso de abreviaturas. En esta época, estamos viviendo la destrucción de la lengua castellana en su máxima expresión.

Es cierto que las lenguas evolucionan junto con las sociedades, pero parece que ahora el objetivo es hacer involucionar el español.

Y eso es un craso error, porque, como recordaremos, el habla y el lenguaje han sido herramientas fundamentales para la comunicación y el fortalecimiento de los lazos fraternos, tanto en las antiguas gens y tribus como en la conformación de las naciones.

“Hablando se entiende la gente”, dice uno de los refranes más populares de nuestro país. Es decir, la lengua hablada y bien dicha es esencial para que los seres humanos entablemos pláticas cordiales con vecinos, compañeros de trabajo y cualquier persona con quien intercambiemos palabras.

Pero la palabra correctamente hilvanada es capaz de construir argumentos contundentes sobre temas trascendentes que afectan a toda la sociedad –para bien o para mal– y convencer a individuos, pequeños grupos o multitudes para que tomen partido y actúen en consecuencia.

Los argumentos son la columna vertebral de cualquier discurso destinado a convencer a la gente. A diferencia de la tendencia que enfatiza la emotividad y los aspectos psicológicos para lograr este objetivo, los discursos exitosos demuestran que lo que realmente conduce al éxito son los argumentos inteligentes, expuestos con palabras precisas, bien estructuradas y, sobre todo, con sinceridad.

A ese tipo de discurso inteligente y sincero apuesta el Movimiento Antorchista Nacional (MAN). Por ello, desde hace varios años promueve concursos de oratoria en instituciones educativas, comunidades campesinas y colonias populares, con el fin de que la gente se entrene en la exposición de ideas benéficas para la sociedad, envueltas en argumentos honestos, reales y convincentes.

En consecuencia, el próximo sábado 22 de febrero, el MAN llevará a cabo la V Jornada Nacional de Oratoria, que se realizará en las 32 entidades federativas del país. En el Estado de México, los oradores se medirán en el Centro de Convenciones Ágora del municipio de Ixtapaluca.

Todos estamos invitados a presenciar la calidad de los oradores convocados por el antorchismo nacional. Estos eventos seguramente nos demostrarán que la palabra convence.

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