Qué tanta atención le podrán estar prestando los gobiernos locales de todo México a los estudios que realiza el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), un organismo público descentralizado de la Administración Pública Federal, con autonomía y capacidad técnica para generar información objetiva sobre la situación de la política social y la medición de la pobreza en nuestro país, que permita mejorar la toma de decisiones en la materia.
La interrogativa surge, porque después de muchos años y recomendaciones, informes, estadísticas, nombres, pelos y señales, lo que el Coneval detalla sobre la pobreza, pues parece que ahí queda sobre el escritorio, a pesar de ser un organismo serio que, con sus mediciones, alerta sobre las condiciones, buenas o malas, en la que viven los mexicanos.
Es una verdadera lástima, que los gobiernos estatales, todos, incluido el de Quintana Roo, en lugar de aprovechar la información que el Coneval obtiene sobre las condiciones de pobreza que afectan a millones de mexicanos, ignoren y evadan su responsabilidad en la materia.
Para esos gobiernos, los estatales, les resulta incómodo revisar esas estadísticas, esos estudios, y encontrar que poco o nada han podido hacer para resolver las condiciones de miseria que padecen sus gobernados y que bien podría cuestionar dónde está tanto dinero que se les entrega a los gobernadores para emprender políticas sociales que ayuden a mejorar las condiciones de vida de esa gente.
En ese contexto, pongamos lo revelado por el Coneval en materia laboral en la Península de Yucatán, porque también sobre esa situación arroja luz, y encontraremos que en Quintana Roo el 25.6 por ciento de la población no les alcanza su sueldo para comprar los productos de la canasta básica o bien, en términos que maneja el estudio, tienen pobreza laboral.
La pobreza laboral en Quintana Roo continúa sin abatirse, puesto que un cuarto de su población su sueldo no les alcanza para comprar los productos de la canasta básica. Esa gente no tiene condiciones dignas y aunque sí largas jornadas laborales, no les alcanza para cubrir sus necesidades básicas.
“El porcentaje de la pobreza laboral a nivel nacional en el cuarto trimestre de 2022 es superior al observado en el primer trimestre de 2020, antes de la emergencia sanitaria, esto también se observa en 22 de las 32 Entidades”, detalla el Coneval.
Lo curioso del caso, es que ese mismo informe establece que en comparación con el tercer trimestre del mismo año hubo una disminución del 3.2 por ciento de pobreza laboral; sin embargo, de acuerdo con el Coneval, esto todavía no es suficiente para decir que hay una recuperación en el Estado.
Y hablamos de si los gobiernos estatales toman como referencia al Coneval para emprender acciones y abatir sus señalamientos, porque en el caso de pobreza laboral nuestros vecinos de Campeche están aún peor, con un 42 por ciento, mientras que Yucatán acumuló 34.6 por ciento, respectivamente.
Entre otros señalamientos, se especifica que “en el cuarto trimestre de 2022, el ingreso laboral real promedio de la población ocupada a nivel nacional fue de 6 mil 436.77 al mes. Los hombres ocupados reportaron un ingreso laboral real mensual de 7 mil 67.65 y las mujeres de 5 mil 522.43 pesos reales. En términos relativos, en el cuarto trimestre de 2022 el ingreso de los hombres ocupados fue aproximadamente 1.3 veces mayor al de las mujeres”.
De ahí, resulta más que interesante y habría que apoyar el llamado que el Coneval realiza a los Gobiernos estatales a atender a este sector poblacional, el cual está enfrentando carencias, lo que llevaría a tener rezago en otros sectores como educación y salud.
Es muy cierto cuando establecen que el problema de pobreza laboral y en general de pobreza y pobreza extrema que se padece en las entidades, es un problema que no debe tomarse a la ligera, de ahí que sea extremadamente urgente que esos gobiernos emprendan acciones tendientes a disminuir o atender la desigualdad social que los exhibe pero que lastima a millones de mexicanos.
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