Hace seis años, México vivió una de las tragedias más desgarradoras en su historia reciente: el sismo de magnitud 7.1 que sacudió a la nación el 19 de septiembre de 2017. Aquel fatídico día, cientos de vidas se perdieron y un sin número de viviendas quedaron dañadas parcial o totalmente y, a pesar del tiempo transcurrido y los pocos recursos destinados, la herida que provocó aquel sismo a nuestro país aún no ha cicatrizado por completo para los miles de personas afectadas.
Según datos de la Secretaría de Desarrollo Agrario Territorial y Urbano (SEDATU), el saldo de la tragedia fue abrumador: 369 personas perdieron la vida y más de 29 mil viviendas resultaron afectadas. Dentro de estas cifras, encontramos un desolador panorama: 21,270 viviendas particulares, 4,480 viviendas de interés social y 4,240 viviendas de uso mixto, fueron de las más afectadas. Detrás de cada número, hay una historia de sufrimiento.
En respuesta a esta catástrofe, el gobierno federal anunció un compromiso financiero significativo, destinando más de 40 mil millones de pesos para la reconstrucción de viviendas para apoyar a los damnificados, en teoría esto debió haber brindado el alivio necesario para que las comunidades y ciudades afectadas comenzaran a reconstruir no solamente sus viviendas sino también sus vidas.
Sin embargo, la realidad es que aún existen miles de personas que no han recibido la ayuda que se les prometió, con la llegada de Morena al poder, las cosas se han empeorado, no solamente por el sismo, sino que después de esa tragedia, llegó otra más, que fue la pandemia, donde millones de personas, perdieron sus empleos, y familias, por el mal manejo de la misma, ahora se sabe y los mexicanos vivimos en carne propia las malas decisiones de esta administración, el problema, ya no es solo de vivienda, sino que se suma, la inseguridad, la insalubridad, la falta de apoyos a la educación, y los recortes presupuestales que han afectado de manera significativa a las familias mexicanas, la eliminación de guarderías infantiles, el apoyo a madres solteras, las escuelas de
tiempo completo solo por mencionar algunas.
Los afectados directos por este fenómeno natural intentaron reconstruir sus hogares, pero la gran mayoría todavía viven en albergues temporales, con familiares o amigos. La idea de un hogar seguro y estable sigue siendo un sueño inalcanzable para ellos. Los fondos destinados por el gobierno han demostrado ser insuficientes para cubrir las necesidades básicas de los mexicanos, que ahora ya no solamente se habla de reconstrucción de sus viviendas, sino también la necesidad de mantener a sus familias y subsistir en medio de la adversidad.
La falta de atención médica fue y sigue siendo otro aspecto alarmante de en la actualidad, Multitud de personas resultaron heridas durante el sismo y, hasta el día de hoy, no han recibido la atención médica necesaria. Sus lesiones físicas y emocionales siguen sin tratamiento adecuado, lo que agrava su sufrimiento.
No obstante, en junio de 2021 la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) informó que elimina el Fondo de Desastres Naturales y Fondo para la Prevención de Desastres Naturales, con lo cual se oficializó su desaparición, esto directriz del gobierno que encabeza el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, recurso que se requiere ante estos desastres naturales.
Este acontecimiento del 19 de septiembre de 2017, se convirtió en un episodio trágico que dejó una cicatriz profunda en el tejido de México. A 6 años de esta tragedia recuerdo sigue vivo en la memoria de quienes lo vivimos. Sin embargo, también se hace necesario por justeza, recordar que quien salió a las calles a solidarizarse con todos los afectados, fue el mismo pueblo, los estudiantes, obreros, amas de casa, no olvidamos que sumaron esfuerzos humanos y de víveres para ayudar al prójimo, la pregunta obligada, ¿los que debieron estar todo el tiempo destinando apoyos humanos y materiales para cumplir si función, en donde se encontraban?
Aquí hay una muestra más, que la solidaridad, la ayuda llegó, de los mismos que sufren los estragos de la pobreza en carne propia, que los únicos que pueden hacer algo por la sociedad y corregir sus males, son esos mismos que la padecen , estamos convencido que organizarse es la única salida que tiene el pueblo de México, que ya ha demostrado lo poderoso que es, cuando se colectivizan las necesidades, sigamos trabajando juntos, pero ya no solo por reconstruir hogares sino, para reconstruir esta sociedad por una más justa y equitativa para todos, esa es tarea y responsabilidad de todos, “unidad, fraternidad y lucha”.
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